/ jueves 25 de enero de 2024

Punto Gélido | Las olas de la vida

Dice por ahí algún refrán, “los buenos piratas no se forman en agua dulce”. Y efectivamente, si lo trasladamos a nuestra vida cotidiana y hacemos la analogía con lo que acontece en los inmensos mares, nos daremos cuenta de que en nuestra vida siempre hay olas, o si usted lo quiere les podemos llamar problemas, pruebas, retos, en fin, simplemente cosas por superar. Con una constante; las olas no respetan edades, color de piel, sexo, posición social, condición física o circunstancia, simplemente se puede decir que son democráticas, agarran y afectan parejo, o le preguntaría; ¿usted conoce a una persona que no tenga algún problema?, ¿una vida que no haya experimentado un dolor?, ¿que no haya sido sorprendida y abatida por las olas?

Con frecuencia se asegura que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Es ahí donde la filosofía de vida cobra importancia, a pesar de las olas fuertes, moderadas o débiles el barco debe permanecer flotando, es decir, más allá de los problemas, de los dolores, de las malas noticias, de una pérdida, de escenarios adversos donde la vida se vuelve gris, oscura, a pesar de todo ello la barca, la vida, se puede mantener a flote. En otras palabras, no es lo que te sucede, sino, cómo afrontas eso que te sucede, es decir, se hace preciso seguir navegando, seguir dando pasos hacia adelante.

Las pruebas son para superarse, pero también son lecciones que examinan un estado actual, ¿cómo es que se encuentra tu barco?, ¿cuáles fueron las fallas que presentó durante la tormenta? ¿por cuál o por cuáles agujeros se metió el agua? ¿cuáles son tus debilidades? y ¿cuáles son tus fortalezas?. Aquí lo interesante es identificar aquellos puntos débiles que se hicieron visibles durante la tormenta, y no sólo identificarlos sino trabajar en ellos para fortalecerlos o solucionarlos. Una tormenta es una lección que debemos saber valorar, porque si las aguas siempre estuvieran tranquilas, tal vez jamás nos daríamos cuenta de cuántos agujeros tiene nuestra barca.

“Lo que no te mata te fortalece”, dice otro refrán, los problemas, las adversidades nos vuelven más fuertes, más capaces para poder soportar incluso retos más grandes, la experiencia se vuelve un tesoro invaluable que debemos saber aquilatar. ¿Pero qué importancia reviste el solo permanecer a flote con nuestra barca después de resistir y superar las olas más bravas?, lo interesante no es mantenerse a flote, sino cual es el destino, el puerto al que deseamos llegar, de nada sirve mantenerse a flote si permanecemos a la deriva dejando que el vaivén de las olas nos lleven a donde ellas quieran, algo que suele pasar más a menudo de lo que pensamos con nuestra vida.

Lo importante es pues, no solo flotar, sino navegar, que nuestra vida tenga un sentido, un puerto a donde llegar, mantenerse en movimiento es el objetivo de acuerdo con la edad, con el momento o las circunstancias, pero mantenerse en movimiento, porque, si nos dejamos caer puede ser el principio del fin. Aquí la pregunta es, ¿cuál es, o cuáles son los motivos que nos mantienen en movimiento? Quizás la pareja, los hijos, la familia, el trabajo, un viaje, un festejo, la misma salud, en fin, cualquiera que sea el motivo, aquí lo importante es, en medio de la tormenta de olas, mantener la barca a flote. Una vez que pase la tormenta hacer una evaluación de las debilidades y fortalezas, luego continuar navegando para llegar al puerto que deseamos, sin importar la edad, el color de piel, el sexo, la condición física, social, y tal y tal…

¡Que las olas de la vida no te tumben; al contrario, que te fortalezcan!

Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial

Dice por ahí algún refrán, “los buenos piratas no se forman en agua dulce”. Y efectivamente, si lo trasladamos a nuestra vida cotidiana y hacemos la analogía con lo que acontece en los inmensos mares, nos daremos cuenta de que en nuestra vida siempre hay olas, o si usted lo quiere les podemos llamar problemas, pruebas, retos, en fin, simplemente cosas por superar. Con una constante; las olas no respetan edades, color de piel, sexo, posición social, condición física o circunstancia, simplemente se puede decir que son democráticas, agarran y afectan parejo, o le preguntaría; ¿usted conoce a una persona que no tenga algún problema?, ¿una vida que no haya experimentado un dolor?, ¿que no haya sido sorprendida y abatida por las olas?

Con frecuencia se asegura que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Es ahí donde la filosofía de vida cobra importancia, a pesar de las olas fuertes, moderadas o débiles el barco debe permanecer flotando, es decir, más allá de los problemas, de los dolores, de las malas noticias, de una pérdida, de escenarios adversos donde la vida se vuelve gris, oscura, a pesar de todo ello la barca, la vida, se puede mantener a flote. En otras palabras, no es lo que te sucede, sino, cómo afrontas eso que te sucede, es decir, se hace preciso seguir navegando, seguir dando pasos hacia adelante.

Las pruebas son para superarse, pero también son lecciones que examinan un estado actual, ¿cómo es que se encuentra tu barco?, ¿cuáles fueron las fallas que presentó durante la tormenta? ¿por cuál o por cuáles agujeros se metió el agua? ¿cuáles son tus debilidades? y ¿cuáles son tus fortalezas?. Aquí lo interesante es identificar aquellos puntos débiles que se hicieron visibles durante la tormenta, y no sólo identificarlos sino trabajar en ellos para fortalecerlos o solucionarlos. Una tormenta es una lección que debemos saber valorar, porque si las aguas siempre estuvieran tranquilas, tal vez jamás nos daríamos cuenta de cuántos agujeros tiene nuestra barca.

“Lo que no te mata te fortalece”, dice otro refrán, los problemas, las adversidades nos vuelven más fuertes, más capaces para poder soportar incluso retos más grandes, la experiencia se vuelve un tesoro invaluable que debemos saber aquilatar. ¿Pero qué importancia reviste el solo permanecer a flote con nuestra barca después de resistir y superar las olas más bravas?, lo interesante no es mantenerse a flote, sino cual es el destino, el puerto al que deseamos llegar, de nada sirve mantenerse a flote si permanecemos a la deriva dejando que el vaivén de las olas nos lleven a donde ellas quieran, algo que suele pasar más a menudo de lo que pensamos con nuestra vida.

Lo importante es pues, no solo flotar, sino navegar, que nuestra vida tenga un sentido, un puerto a donde llegar, mantenerse en movimiento es el objetivo de acuerdo con la edad, con el momento o las circunstancias, pero mantenerse en movimiento, porque, si nos dejamos caer puede ser el principio del fin. Aquí la pregunta es, ¿cuál es, o cuáles son los motivos que nos mantienen en movimiento? Quizás la pareja, los hijos, la familia, el trabajo, un viaje, un festejo, la misma salud, en fin, cualquiera que sea el motivo, aquí lo importante es, en medio de la tormenta de olas, mantener la barca a flote. Una vez que pase la tormenta hacer una evaluación de las debilidades y fortalezas, luego continuar navegando para llegar al puerto que deseamos, sin importar la edad, el color de piel, el sexo, la condición física, social, y tal y tal…

¡Que las olas de la vida no te tumben; al contrario, que te fortalezcan!

Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial