/ viernes 26 de abril de 2024

Espejos de vida / Maestro

La palabra “Maestro” proviene del latín “Magister”, significa que quien antepone ese título a su nombre, ha desarrollado y adquirido la destreza de enseñar. Este breve escrito va dedicado al maestro Hugo Esparza Ogaz, actualmente es un docente jubilado en educación primaria, nivel donde se desempeñó impartiendo la disciplina de Educación Física.

Además de ser una persona que ha destacado con su participación en varios deportes, aún después de haber cumplido su ciclo de trabajo, sigue prodigando esas experiencias adquiridas en su formación y ejercitación docente con un despliegue de estrategias didácticas dignas de reconocer.

Desde hace un tiempo, cada semana ha apoyado en el entrenamiento a los equipos de cachibol femenil y varonil, llevando escrito en un pequeño papel, planeación y guía de la secuencia de ejercicios a seguir, explicando en cada uno de estos, el por qué de la importancia de su ejecución y los beneficios obtenidos al implementarlos dentro de la cancha de juego.

Hay un refrán que dice: “Nadie da lo que no tiene”, siendo así, como hemos sido testigos de ese desprendimiento y entrega de saberes y experiencias, entrelazadas con el desempeño mostrado. Dentro de sus muchas virtudes se encuentra un gran comunicador, que por medio de la palabra que recae en la acción, invita y convence sobre la importancia del autoconocimiento, la aceptación y el estar conscientes de las posibilidades que tenemos para crecer y mejorar nuestra competitividad deportiva, unida principalmente, por esos valores internos que han de desplegarse hasta llegar a la otredad.

Durante estos encuentros semanales, he tenido la oportunidad de observar y ser destinataria de su entrenamiento, observando con beneplácito a un maestro dinámico, con amplia capacidad para la adaptación y organización de actividades, que, aun trabajando con personas mayores de cincuenta años, utiliza acertadamente actividades lúdicas, promoviendo la conciencia y expresión corporal, técnicas y estrategias deportivas, enfatizando en los consejos de vida, para recrear y motivar nuestro ser y hacer.

El maestro en cuestión, acentúa, sobremanera, que la unicidad se fortalece con la otredad, con esa colaboración y conjunción de lo que somos y sabemos hacer cuando apuntalamos nuestra mirada hacia un mismo objetivo.

Premisa aseverada por Aristóteles y después retomado por la escuela de la Gestalt, que dice: “el todo es más que la suma de sus partes”. Afirmación que nos lleva a comprender la importancia de la combinación de cada uno de los elementos que integramos un equipo.

Esas lecciones me hicieron reflexionar sobre el valor de la función docente, su influencia directa sobre el aprendiz, reconociendo que cuando una persona ama su profesión, sigue con la antorcha encendida, aunque ya haya concluido un ciclo laboral, permitiendo que ese resplandor, muestre y guíe hacia otros senderos posibles.

Me encuentro sumamente agradecida, por la coincidencia de tiempos y espacios con personas que llegan a ser parte de nuestra vida; aún y cuando no sean por periodos prolongados y continuos, llegan a dejar una huella sembrada en corazón y pensamiento.

Gracias maestro Hugo por sus palabras de aliento, por ayudarnos a descubrir y desarrollar nuestras habilidades y a superar las limitaciones que la edad y tiempo han dejado en salud y cuerpo.

Gracias mil a nuestro entrenador Juan Carlos Ibarra García, quien atinadamente dirige y coordina al equipo femenil de Mineras, a todas las integrantes y a los varones que acuden a nuestros entrenamientos, contribuyendo con las prácticas y ejercitación del deporte.

Maestra Cuquis Sandoval Olivas

La palabra “Maestro” proviene del latín “Magister”, significa que quien antepone ese título a su nombre, ha desarrollado y adquirido la destreza de enseñar. Este breve escrito va dedicado al maestro Hugo Esparza Ogaz, actualmente es un docente jubilado en educación primaria, nivel donde se desempeñó impartiendo la disciplina de Educación Física.

Además de ser una persona que ha destacado con su participación en varios deportes, aún después de haber cumplido su ciclo de trabajo, sigue prodigando esas experiencias adquiridas en su formación y ejercitación docente con un despliegue de estrategias didácticas dignas de reconocer.

Desde hace un tiempo, cada semana ha apoyado en el entrenamiento a los equipos de cachibol femenil y varonil, llevando escrito en un pequeño papel, planeación y guía de la secuencia de ejercicios a seguir, explicando en cada uno de estos, el por qué de la importancia de su ejecución y los beneficios obtenidos al implementarlos dentro de la cancha de juego.

Hay un refrán que dice: “Nadie da lo que no tiene”, siendo así, como hemos sido testigos de ese desprendimiento y entrega de saberes y experiencias, entrelazadas con el desempeño mostrado. Dentro de sus muchas virtudes se encuentra un gran comunicador, que por medio de la palabra que recae en la acción, invita y convence sobre la importancia del autoconocimiento, la aceptación y el estar conscientes de las posibilidades que tenemos para crecer y mejorar nuestra competitividad deportiva, unida principalmente, por esos valores internos que han de desplegarse hasta llegar a la otredad.

Durante estos encuentros semanales, he tenido la oportunidad de observar y ser destinataria de su entrenamiento, observando con beneplácito a un maestro dinámico, con amplia capacidad para la adaptación y organización de actividades, que, aun trabajando con personas mayores de cincuenta años, utiliza acertadamente actividades lúdicas, promoviendo la conciencia y expresión corporal, técnicas y estrategias deportivas, enfatizando en los consejos de vida, para recrear y motivar nuestro ser y hacer.

El maestro en cuestión, acentúa, sobremanera, que la unicidad se fortalece con la otredad, con esa colaboración y conjunción de lo que somos y sabemos hacer cuando apuntalamos nuestra mirada hacia un mismo objetivo.

Premisa aseverada por Aristóteles y después retomado por la escuela de la Gestalt, que dice: “el todo es más que la suma de sus partes”. Afirmación que nos lleva a comprender la importancia de la combinación de cada uno de los elementos que integramos un equipo.

Esas lecciones me hicieron reflexionar sobre el valor de la función docente, su influencia directa sobre el aprendiz, reconociendo que cuando una persona ama su profesión, sigue con la antorcha encendida, aunque ya haya concluido un ciclo laboral, permitiendo que ese resplandor, muestre y guíe hacia otros senderos posibles.

Me encuentro sumamente agradecida, por la coincidencia de tiempos y espacios con personas que llegan a ser parte de nuestra vida; aún y cuando no sean por periodos prolongados y continuos, llegan a dejar una huella sembrada en corazón y pensamiento.

Gracias maestro Hugo por sus palabras de aliento, por ayudarnos a descubrir y desarrollar nuestras habilidades y a superar las limitaciones que la edad y tiempo han dejado en salud y cuerpo.

Gracias mil a nuestro entrenador Juan Carlos Ibarra García, quien atinadamente dirige y coordina al equipo femenil de Mineras, a todas las integrantes y a los varones que acuden a nuestros entrenamientos, contribuyendo con las prácticas y ejercitación del deporte.

Maestra Cuquis Sandoval Olivas