/ jueves 4 de abril de 2024

Punto Gélido / La plata que no gané

Por estas o aquellas cosas de la vida hoy puedo voltear al pasado y reflexionar sobre esa plata que no gané, circunstancias muchas, momentos incontables, pretextos todos, cuántas oportunidades, no sé. Y me pregunto, ¿qué sería hoy de mí, si el centro del interés hubiera sido solo ganar plata?, las respuestas giran en torno a varias aristas; es probable que hoy las bolsas del pantalón fueran insuficientes, que la casa o el hogar ocuparía un espacio amplio y con algunos pequeños grandes lujos, que en la cochera estaría uno o varios vehículos tal vez del año, que las amistades principales, al menos en apariencia, fueran de un nivel socioeconómico alto, la oportunidad de viajar probablemente alrededor del mundo hoy no sería un sueño, sino una realidad, los objetos y las cosas deseadas estarían al alcance de la mano bajo la única condición del efectivo, y por qué no, hoy sería el patrón, el dueño de un negocio, de un próspero rancho o de una gran empresa.

Con ello la óptica del mundo probablemente se apreciaría con un cristal diferente, y tal vez desde un lugar muy exclusivo, los valores, la ética, y la dignidad, estarían en ese maletín de instrumentos donde el ego ocupa el mayor espacio, y la verdad se convierte solo en un juguete que tiene precio y está la venta del mejor postor. El poder se transforma en una golosina, que en su mayoría guarda un dulce veneno, que se convierte en vicio, y donde los límites son tan invisibles como peligrosos. Y en medio de toda esa abundancia es probable que el vacío, la soledad y hasta la admiración fingida, fueran la única realidad que estuviera presente. Las envidias son una constante, el estrés un hongo que invade silenciosamente el organismo, y la familia tal vez y solo tal vez, sería un grupo de simples maniquís que coinciden en un aparador de esa famosa tienda llamada sociedad.

Hoy es probable que en algún momento, un remordimiento pasajero perturbe mi realidad y deseé tener la plata que no gané, pero el viento es buen amigo y suele llevarse esos vagos anhelos, entonces el contexto del presente quita de un jalón la venda de mis ojos y me muestra en todo su esplendor la riqueza que está a mi lado, y entiendo que soy fruto del tiempo y del mundo, que no ha sido el conformismo sino el poner en la balanza no solo la plata, sino todos esos pequeños tesoros que a diario disfruto, y que en su conjunto tienen un peso específico más grande, trascendente y digno, como sencillos ejemplos puedo mencionar; tengo vida, pruebas que superar en salud, una familia que es única y que amo, personas que me aceptan y valoran con mis virtudes y defectos, un modesto hogar donde la fachada y el tamaño no es lo más importante, sino el calor, la tranquilidad y el amor que se respira al interior de esas sencillas paredes, un pequeño jardín que no solo me da flores, también me transporta al paraíso con sus aromas, un auto medio carcacha que me permite llegar a comer a donde otros llegan a desayunar, un ingreso modesto pero suficiente, pero lo más importante es que tengo una armonía en mi vida, tranquilidad, alegrías que disfrutar, tristezas que superar, amores que compartir y un corazón que late lento, pero que en cada latido me dice que soy importante, que soy único y que en medio de este mundo donde todo se compra y todo se vende, existe algo más preciado que la plata que no gané, y es esa dicha de pensar, de hacer y de ser feliz valorando la riqueza que todos los días está al alcance de mis manos por el solo hecho de estar vivo, de poder ver, escuchar, caminar, reír, sentir, respirar, volar en medio de esta libertad que me doy el pequeño lujo de regalarme.

Leoncio Durán Garibay / Ingeniero Agrónomo

Por estas o aquellas cosas de la vida hoy puedo voltear al pasado y reflexionar sobre esa plata que no gané, circunstancias muchas, momentos incontables, pretextos todos, cuántas oportunidades, no sé. Y me pregunto, ¿qué sería hoy de mí, si el centro del interés hubiera sido solo ganar plata?, las respuestas giran en torno a varias aristas; es probable que hoy las bolsas del pantalón fueran insuficientes, que la casa o el hogar ocuparía un espacio amplio y con algunos pequeños grandes lujos, que en la cochera estaría uno o varios vehículos tal vez del año, que las amistades principales, al menos en apariencia, fueran de un nivel socioeconómico alto, la oportunidad de viajar probablemente alrededor del mundo hoy no sería un sueño, sino una realidad, los objetos y las cosas deseadas estarían al alcance de la mano bajo la única condición del efectivo, y por qué no, hoy sería el patrón, el dueño de un negocio, de un próspero rancho o de una gran empresa.

Con ello la óptica del mundo probablemente se apreciaría con un cristal diferente, y tal vez desde un lugar muy exclusivo, los valores, la ética, y la dignidad, estarían en ese maletín de instrumentos donde el ego ocupa el mayor espacio, y la verdad se convierte solo en un juguete que tiene precio y está la venta del mejor postor. El poder se transforma en una golosina, que en su mayoría guarda un dulce veneno, que se convierte en vicio, y donde los límites son tan invisibles como peligrosos. Y en medio de toda esa abundancia es probable que el vacío, la soledad y hasta la admiración fingida, fueran la única realidad que estuviera presente. Las envidias son una constante, el estrés un hongo que invade silenciosamente el organismo, y la familia tal vez y solo tal vez, sería un grupo de simples maniquís que coinciden en un aparador de esa famosa tienda llamada sociedad.

Hoy es probable que en algún momento, un remordimiento pasajero perturbe mi realidad y deseé tener la plata que no gané, pero el viento es buen amigo y suele llevarse esos vagos anhelos, entonces el contexto del presente quita de un jalón la venda de mis ojos y me muestra en todo su esplendor la riqueza que está a mi lado, y entiendo que soy fruto del tiempo y del mundo, que no ha sido el conformismo sino el poner en la balanza no solo la plata, sino todos esos pequeños tesoros que a diario disfruto, y que en su conjunto tienen un peso específico más grande, trascendente y digno, como sencillos ejemplos puedo mencionar; tengo vida, pruebas que superar en salud, una familia que es única y que amo, personas que me aceptan y valoran con mis virtudes y defectos, un modesto hogar donde la fachada y el tamaño no es lo más importante, sino el calor, la tranquilidad y el amor que se respira al interior de esas sencillas paredes, un pequeño jardín que no solo me da flores, también me transporta al paraíso con sus aromas, un auto medio carcacha que me permite llegar a comer a donde otros llegan a desayunar, un ingreso modesto pero suficiente, pero lo más importante es que tengo una armonía en mi vida, tranquilidad, alegrías que disfrutar, tristezas que superar, amores que compartir y un corazón que late lento, pero que en cada latido me dice que soy importante, que soy único y que en medio de este mundo donde todo se compra y todo se vende, existe algo más preciado que la plata que no gané, y es esa dicha de pensar, de hacer y de ser feliz valorando la riqueza que todos los días está al alcance de mis manos por el solo hecho de estar vivo, de poder ver, escuchar, caminar, reír, sentir, respirar, volar en medio de esta libertad que me doy el pequeño lujo de regalarme.

Leoncio Durán Garibay / Ingeniero Agrónomo