/ miércoles 19 de diciembre de 2018

Ánimo 

La enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte, son aristas ineludibles, en la vida de cualquier persona, su presencia no tiene palabra de honor, ni tiempo preciso, lo único seguro es que se harán presentes y es muy posible que en el momento menos esperado.

Hoy, que esa arista de tu vida se ha hecho presente, es él la ocasión para fortalecer los lazos de autoestima, de reflexión y de comunión interna. La vida es una cadena de momentos, buenos y malos, cada quien tiene la libertad de poner la etiqueta, que mejor considere a cada acontecimiento.

Nuestro cuerpo es una estructura maravillosa y pudiéramos decir perfecta, pero que sin embargo es finita, frágil y sujeta a los embates del cansancio, la agresión y el deterioro. La capacidad de auto regenerarse en algunas circunstancias es una posibilidad factible, en otras es necesario entrar en el escabroso terreno de la resignación y comprender que la pérdida es definitiva.

Cuando la enfermedad nos toma entre sus brazos y nos abraza apasionadamente por un periodo de tiempo, es la ocasión para encontrarse a sí mismo, pero también para encontrar a la familia y a los amigos. Eres tú y son ellos quienes se esmeran en fortalecer, un estado anímico que se encuentra en conflicto, son esas frases de esperanza, de ánimo y de compañía, las que enriquecen y ayudan al pronto restablecimiento, de un estado físico que se encuentra afectado.

El dolor físico puede convertirse en un suceso que asfixia, pero que sin embargo, brinda la oportunidad de aprovechar el tiempo de una forma diferente a lo cotidiano. La virtud radica en utilizar ese tiempo para pensar, para reflexionar, es necesario hacer correr la película de toda tu vida, observando cuidadosamente cada uno de tus logros y fracasos, ello brindará la oportunidad de replantear y volver a intentar aquello que es objeto de un sano deseo y por otro lado de atesorar como una valiosa experiencia, aquello que ha resultado adverso.

Son momentos únicos para fortalecer los principios, los ideales, la belleza del corazón. Para darle un respiro al ajetreado cuerpo y para encontrar en la añoranza de una cotidianidad, un aliciente de pronta sanación. Lo ideal siempre será encontrar los elementos que borren las huellas de esas cicatrices, que el dolor se consuma y simplemente desaparezca como el humo en el ambiente. Para ello el ánimo propio y recibir una palabra de aliento en forma de un sentido deseo, son combustibles que aviva la esperanza de superar el inevitable momento.

¡Ánimo!, recuerda que hasta los malos momentos, hay que vivirlos al máximo.

leon7dg@hotmail.com

La enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte, son aristas ineludibles, en la vida de cualquier persona, su presencia no tiene palabra de honor, ni tiempo preciso, lo único seguro es que se harán presentes y es muy posible que en el momento menos esperado.

Hoy, que esa arista de tu vida se ha hecho presente, es él la ocasión para fortalecer los lazos de autoestima, de reflexión y de comunión interna. La vida es una cadena de momentos, buenos y malos, cada quien tiene la libertad de poner la etiqueta, que mejor considere a cada acontecimiento.

Nuestro cuerpo es una estructura maravillosa y pudiéramos decir perfecta, pero que sin embargo es finita, frágil y sujeta a los embates del cansancio, la agresión y el deterioro. La capacidad de auto regenerarse en algunas circunstancias es una posibilidad factible, en otras es necesario entrar en el escabroso terreno de la resignación y comprender que la pérdida es definitiva.

Cuando la enfermedad nos toma entre sus brazos y nos abraza apasionadamente por un periodo de tiempo, es la ocasión para encontrarse a sí mismo, pero también para encontrar a la familia y a los amigos. Eres tú y son ellos quienes se esmeran en fortalecer, un estado anímico que se encuentra en conflicto, son esas frases de esperanza, de ánimo y de compañía, las que enriquecen y ayudan al pronto restablecimiento, de un estado físico que se encuentra afectado.

El dolor físico puede convertirse en un suceso que asfixia, pero que sin embargo, brinda la oportunidad de aprovechar el tiempo de una forma diferente a lo cotidiano. La virtud radica en utilizar ese tiempo para pensar, para reflexionar, es necesario hacer correr la película de toda tu vida, observando cuidadosamente cada uno de tus logros y fracasos, ello brindará la oportunidad de replantear y volver a intentar aquello que es objeto de un sano deseo y por otro lado de atesorar como una valiosa experiencia, aquello que ha resultado adverso.

Son momentos únicos para fortalecer los principios, los ideales, la belleza del corazón. Para darle un respiro al ajetreado cuerpo y para encontrar en la añoranza de una cotidianidad, un aliciente de pronta sanación. Lo ideal siempre será encontrar los elementos que borren las huellas de esas cicatrices, que el dolor se consuma y simplemente desaparezca como el humo en el ambiente. Para ello el ánimo propio y recibir una palabra de aliento en forma de un sentido deseo, son combustibles que aviva la esperanza de superar el inevitable momento.

¡Ánimo!, recuerda que hasta los malos momentos, hay que vivirlos al máximo.

leon7dg@hotmail.com