/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Tres años ¡Gracias!

La vida es un juego de lotería, un juego al que un buen día eres invitado y simplemente tomas la decisión de escoger una carta, enfocas tu atención y tu energía para ir viviendo aquellos pasajes que la fortuna de la suerte va cantando, hasta que un día simplemente gritas ¡buenas, buenas!, es entonces cuando te das cuenta que quizá el destino o algo que no comprendes alineó e hizo coincidir el tiempo, el espacio, algunos elementos y es posible que hasta la voluntad, para que puedas esbozar una sonrisa que se convierte en el testimonio de satisfacción.

La paciencia, la atención y el esfuerzo son ingredientes que no deben faltar en todo buen jugador, la paciencia es una ruleta que con frecuencia recibe el agudo filo del dardo salpicado de una tentación impropia, la menor distracción hace que te pierdas en el túnel obscuro y sin retorno de la iracunda duda, la pereza es una compañera silenciosa que invita sin remordimiento alguno a dejar pasar las oportunidades por el falso placer de soñar despierto.

Tres años es un espejismo en el océano inmenso de la eternidad o un faro incandescente en el callejón donde reinan las tinieblas. Las circunstancias y un ápice de suerte pusieron sobre mi mesa, la oportunidad para publicar por primera vez un artículo en esta Casa Editora, que sin algún pero, amablemente me abrió sus puertas y aquello que era un artículo de ocasión (Se Apagó una Estrella, 8 sep. 2016), hoy me ha permitido cumplir 3 años ininterrumpidos haciendo la publicación de un artículo por semana.

Los artículos han desarrollado muy diversos tópicos, circunstancias y momentos, en ocasiones la musa simplemente no se hace presente y es necesario acudir a algún tema histórico, a un tema que está de moda o que es del interés general. La redacción, la ortografía y todas las herramientas para hacer un buen artículo, suelen ser ingredientes que no he aprendido a mezclar de la mejor manera y que por consecuencia llegan a dejar un sabor agridulce en el paladar intelectual del amable lector.

Son tres años de estar jugando las cartas de esta lotería que genera una adicción, un pasatiempo que se practica por gusto, que se convierte en una distracción predilecta y que a la vez permite interactuar con un lector que no conoces o que quizás si conoces y que se convierte en un juez que califica, que critica, que retroalimenta y en algunas ocasiones esboza amablemente un gesto de aprobación. Es por ello que vale la pena seguir intentando la práctica de este hobby, que genera adrenalina y un esfuerzo constante por vencer los propios miedos que se ocultan en las sombras del confort.

Gracias a esta Casa Editora, El Sol de Parral, por brindarme de forma desinteresada este espacio de expresión, gracias a los amables lectores que dedican un momento de su tiempo para leer alguno de los artículos y sobre todo gracias al todo poderoso por darme la gracia de poder expresarme modestamente a través de este espacio y de estas líneas.

Son tres años y si la circunstancias, los tiempos, los espacios y las voluntades así lo permiten, continuaremos jugando en esta lotería, esperando que algún día podamos decir ¡buenas, buenas, carta llena!

Mi agradecimiento permanente para ustedes…

POR LEONCIO DURÁN GARIBAY

leon7dg@hotmail.com









La vida es un juego de lotería, un juego al que un buen día eres invitado y simplemente tomas la decisión de escoger una carta, enfocas tu atención y tu energía para ir viviendo aquellos pasajes que la fortuna de la suerte va cantando, hasta que un día simplemente gritas ¡buenas, buenas!, es entonces cuando te das cuenta que quizá el destino o algo que no comprendes alineó e hizo coincidir el tiempo, el espacio, algunos elementos y es posible que hasta la voluntad, para que puedas esbozar una sonrisa que se convierte en el testimonio de satisfacción.

La paciencia, la atención y el esfuerzo son ingredientes que no deben faltar en todo buen jugador, la paciencia es una ruleta que con frecuencia recibe el agudo filo del dardo salpicado de una tentación impropia, la menor distracción hace que te pierdas en el túnel obscuro y sin retorno de la iracunda duda, la pereza es una compañera silenciosa que invita sin remordimiento alguno a dejar pasar las oportunidades por el falso placer de soñar despierto.

Tres años es un espejismo en el océano inmenso de la eternidad o un faro incandescente en el callejón donde reinan las tinieblas. Las circunstancias y un ápice de suerte pusieron sobre mi mesa, la oportunidad para publicar por primera vez un artículo en esta Casa Editora, que sin algún pero, amablemente me abrió sus puertas y aquello que era un artículo de ocasión (Se Apagó una Estrella, 8 sep. 2016), hoy me ha permitido cumplir 3 años ininterrumpidos haciendo la publicación de un artículo por semana.

Los artículos han desarrollado muy diversos tópicos, circunstancias y momentos, en ocasiones la musa simplemente no se hace presente y es necesario acudir a algún tema histórico, a un tema que está de moda o que es del interés general. La redacción, la ortografía y todas las herramientas para hacer un buen artículo, suelen ser ingredientes que no he aprendido a mezclar de la mejor manera y que por consecuencia llegan a dejar un sabor agridulce en el paladar intelectual del amable lector.

Son tres años de estar jugando las cartas de esta lotería que genera una adicción, un pasatiempo que se practica por gusto, que se convierte en una distracción predilecta y que a la vez permite interactuar con un lector que no conoces o que quizás si conoces y que se convierte en un juez que califica, que critica, que retroalimenta y en algunas ocasiones esboza amablemente un gesto de aprobación. Es por ello que vale la pena seguir intentando la práctica de este hobby, que genera adrenalina y un esfuerzo constante por vencer los propios miedos que se ocultan en las sombras del confort.

Gracias a esta Casa Editora, El Sol de Parral, por brindarme de forma desinteresada este espacio de expresión, gracias a los amables lectores que dedican un momento de su tiempo para leer alguno de los artículos y sobre todo gracias al todo poderoso por darme la gracia de poder expresarme modestamente a través de este espacio y de estas líneas.

Son tres años y si la circunstancias, los tiempos, los espacios y las voluntades así lo permiten, continuaremos jugando en esta lotería, esperando que algún día podamos decir ¡buenas, buenas, carta llena!

Mi agradecimiento permanente para ustedes…

POR LEONCIO DURÁN GARIBAY

leon7dg@hotmail.com