/ miércoles 18 de diciembre de 2019

Un juguete para José

El cierre de un ciclo está presente, es fin de año y con ello la llegada de la navidad, la mayoría de las y los niños esperan con ansia esta época para que se cumpla la tradición de recibir un regalo, como premio al buen comportamiento que tuvieron a lo largo del año, la mercadotecnia alimenta vorazmente esta actividad y aunque la inocencia se pierde cada vez más pronto, la tradición aún persiste.

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José es un pequeño que a su corta edad aun no entiende mucho de esta época, sin embargo, se deja llevar y espera con ilusión que al menos un juguete llegue a sus manos, su inocencia no le permite distinguir entre la situación económica de su familia o la bondad de algunas personas, el no entiende de clases sociales o de las oportunidades tan diferentes para cada ser, él solo desea que el espíritu de la navidad se haga presente en su vida, su ilusión y su esperanza contrastan con su cara triste, con su mirada sumisa y con sus labios resecos que difícilmente se riegan con la gracia de una sonrisa.

Pero no solo el pequeño José espera recibir un regalo esta navidad, como él muchos de nosotros anhelamos con ansia la llegada de esta época, la diferencia es que los regalos que esperamos son muy diferentes.

José el joven, necesita de ese juguete que tiene como características principales la aceptación, la comprensión, el buen ejemplo, el buen consejo y la oportunidad de crecer en su ser, en su pensamiento, en su fuerza física e intelectual por medio de las oportunidades, quizá su rebeldía, su energía desbordada necesita el juguete llamado amor, amor de su familia, de sus amigos, de su entorno, que lo abracen en su soledad y lo acompañen en su alegría, siempre con la firmeza de la buena dirección.

José el adulto joven, camina de prisa en busca de la autorrealización, sus características principales son la energía, el conocimiento, el ímpetu, la fuerza y más; él desea tal vez un juguete muy diferente llamado experiencia, que le permita encausar su vida, cristalizar sus objetivos, aprovechar sus momentos más plenos y con ellos sentar las bases para trascender.

El adulto mayor se refleja en José con el peso de algunos años a cuesta, la vida lo ha llevado por diversos caminos, algunos buenos y deseados, otros quizá malos y no deseados, en fin de alguna manera caminos ya transitados, él espera un juguete muy especial se llama jubilación, que lo libere de una larga rutina de trabajo, esfuerzo y dedicación, sus sueños se encuentran sentido en la libertad económica y en la libertad de disponer a placer de su valioso tiempo, para realizar todas aquellas aventuras que las obligaciones laborales le impidieron.

Y finalmente José el anciano espera un juguete que a lo largo de su vida no valoro tanto como hoy, él espera que la vida le regale simplemente salud.

¿Y usted mi estimado lector que tipo de juguete está esperando esta navidad, con cuál José se identifica?

POR LEONCIO DURÁN GARIBAY

El cierre de un ciclo está presente, es fin de año y con ello la llegada de la navidad, la mayoría de las y los niños esperan con ansia esta época para que se cumpla la tradición de recibir un regalo, como premio al buen comportamiento que tuvieron a lo largo del año, la mercadotecnia alimenta vorazmente esta actividad y aunque la inocencia se pierde cada vez más pronto, la tradición aún persiste.

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José es un pequeño que a su corta edad aun no entiende mucho de esta época, sin embargo, se deja llevar y espera con ilusión que al menos un juguete llegue a sus manos, su inocencia no le permite distinguir entre la situación económica de su familia o la bondad de algunas personas, el no entiende de clases sociales o de las oportunidades tan diferentes para cada ser, él solo desea que el espíritu de la navidad se haga presente en su vida, su ilusión y su esperanza contrastan con su cara triste, con su mirada sumisa y con sus labios resecos que difícilmente se riegan con la gracia de una sonrisa.

Pero no solo el pequeño José espera recibir un regalo esta navidad, como él muchos de nosotros anhelamos con ansia la llegada de esta época, la diferencia es que los regalos que esperamos son muy diferentes.

José el joven, necesita de ese juguete que tiene como características principales la aceptación, la comprensión, el buen ejemplo, el buen consejo y la oportunidad de crecer en su ser, en su pensamiento, en su fuerza física e intelectual por medio de las oportunidades, quizá su rebeldía, su energía desbordada necesita el juguete llamado amor, amor de su familia, de sus amigos, de su entorno, que lo abracen en su soledad y lo acompañen en su alegría, siempre con la firmeza de la buena dirección.

José el adulto joven, camina de prisa en busca de la autorrealización, sus características principales son la energía, el conocimiento, el ímpetu, la fuerza y más; él desea tal vez un juguete muy diferente llamado experiencia, que le permita encausar su vida, cristalizar sus objetivos, aprovechar sus momentos más plenos y con ellos sentar las bases para trascender.

El adulto mayor se refleja en José con el peso de algunos años a cuesta, la vida lo ha llevado por diversos caminos, algunos buenos y deseados, otros quizá malos y no deseados, en fin de alguna manera caminos ya transitados, él espera un juguete muy especial se llama jubilación, que lo libere de una larga rutina de trabajo, esfuerzo y dedicación, sus sueños se encuentran sentido en la libertad económica y en la libertad de disponer a placer de su valioso tiempo, para realizar todas aquellas aventuras que las obligaciones laborales le impidieron.

Y finalmente José el anciano espera un juguete que a lo largo de su vida no valoro tanto como hoy, él espera que la vida le regale simplemente salud.

¿Y usted mi estimado lector que tipo de juguete está esperando esta navidad, con cuál José se identifica?

POR LEONCIO DURÁN GARIBAY