/ jueves 31 de diciembre de 2020

Punto gélido | Las sillas vacías

Al iniciar este viaje llamado año 2020, nos subimos a este tren que habría de llevarnos de paseo haciendo un recorrido por 12 estaciones, lo hicimos con la esperanza de llegar todos a salvo y con la satisfacción de haber disfrutado cada momento, al empezar el viaje todos los asientos estaban ocupados, con alegría y entusiasmo nos abrochamos los cinturones, no sin antes haber preparado las maletas con un equipaje ligero, pero importante, sin embargo, nadie imaginó que en el camino varias sillas se irían quedando vacías.

La algarabía inicial duró poco, de pronto la expectativa se empezó a posesionar de nuestra atención, se escuchaba que a gran distancia se presentaban problemas, pero debido a eso, a la distancia, pocos dimos crédito a esa señal de alerta, preferimos seguir disfrutando del momento, hasta que al final de la segunda estación las señales de alerta fueron ya más cercanas y a partir de la tercera estación el entusiasmo y la alegría se comenzó a convertir en una pesadilla, el tren súbitamente tuvo que detener su velocidad, para continuar a un ritmo inestable y con muchas incertidumbres.

Así, poco a poco los diferentes vagones comenzaron a ser abandonados, los primeros en ser desalojados fueron aquellos donde se impartían las clases, llamados escuelas, de pronto los salones fueron simples elefantes blancos, los alumnos y maestros, buscaron refugio en sus propios y pequeños vagones, las sillas en las escuelas se habían quedado vacías, la educación mutó a una realidad virtual, a una realidad incierta.

Los vagones donde tenía lugar el entretenimiento masivo, también se fueron quedando solos, el deporte, la cultura, los eventos artísticos y más, fueron impactados en todas sus expresiones, las circunstancias obligaban a ser solidarios y congruentes, antes que cualquier diversión, era prioritario primero tener vida, también las sillas se quedaron vacías, no más aficionados presenciales, las pantallas en cambio cobraron más vida que nunca.

Otro ejemplo, son los vagones donde se producen todos los objetos y bienes, que el ser humano utiliza a diario para solventar sus necesidades; las empresas, industrias y comercios no fueron la excepción, uno a uno cerró sus puertas, salvo aquellos que se consideraron muy esenciales, la gran mayoría de las sillas en estos vagones también se quedaron vacías.

Hace unos cuantos días celebramos la navidad, desafortunadamente aun y cuando no nos reunimos con toda la familia, en la intimidad de nuestros vagones al momento de compartir los sagrados alimentos, observamos que algunas sillas en torno a la mesa se encontraban vacías, varios de nuestros seres queridos partieron a compartir la mesa con el creador.

Hoy estamos a punto de terminar este viaje llamado año 2020, con tristeza vemos que la gran mayoría de los vagones continúan con sus sillas vacías, sin embargo, hay un par de vagones que rompen la regla, uno lleva por nombre hospital y otro panteón.

Por ello, el llamado es a la reflexión, para que iniciemos este viaje del año 2021, con energías renovadas, con una conciencia solidaria para cuidarnos todos y así, despacio, pero con constancia, poco a poco volvamos a ocupar nuestro lugar en la silla que nos corresponda, en este viaje llamado vida y no, en un hospital o peor aún, en un panteón.

¡Feliz y bendecido año nuevo!

leon7dg@hotmail.com

Al iniciar este viaje llamado año 2020, nos subimos a este tren que habría de llevarnos de paseo haciendo un recorrido por 12 estaciones, lo hicimos con la esperanza de llegar todos a salvo y con la satisfacción de haber disfrutado cada momento, al empezar el viaje todos los asientos estaban ocupados, con alegría y entusiasmo nos abrochamos los cinturones, no sin antes haber preparado las maletas con un equipaje ligero, pero importante, sin embargo, nadie imaginó que en el camino varias sillas se irían quedando vacías.

La algarabía inicial duró poco, de pronto la expectativa se empezó a posesionar de nuestra atención, se escuchaba que a gran distancia se presentaban problemas, pero debido a eso, a la distancia, pocos dimos crédito a esa señal de alerta, preferimos seguir disfrutando del momento, hasta que al final de la segunda estación las señales de alerta fueron ya más cercanas y a partir de la tercera estación el entusiasmo y la alegría se comenzó a convertir en una pesadilla, el tren súbitamente tuvo que detener su velocidad, para continuar a un ritmo inestable y con muchas incertidumbres.

Así, poco a poco los diferentes vagones comenzaron a ser abandonados, los primeros en ser desalojados fueron aquellos donde se impartían las clases, llamados escuelas, de pronto los salones fueron simples elefantes blancos, los alumnos y maestros, buscaron refugio en sus propios y pequeños vagones, las sillas en las escuelas se habían quedado vacías, la educación mutó a una realidad virtual, a una realidad incierta.

Los vagones donde tenía lugar el entretenimiento masivo, también se fueron quedando solos, el deporte, la cultura, los eventos artísticos y más, fueron impactados en todas sus expresiones, las circunstancias obligaban a ser solidarios y congruentes, antes que cualquier diversión, era prioritario primero tener vida, también las sillas se quedaron vacías, no más aficionados presenciales, las pantallas en cambio cobraron más vida que nunca.

Otro ejemplo, son los vagones donde se producen todos los objetos y bienes, que el ser humano utiliza a diario para solventar sus necesidades; las empresas, industrias y comercios no fueron la excepción, uno a uno cerró sus puertas, salvo aquellos que se consideraron muy esenciales, la gran mayoría de las sillas en estos vagones también se quedaron vacías.

Hace unos cuantos días celebramos la navidad, desafortunadamente aun y cuando no nos reunimos con toda la familia, en la intimidad de nuestros vagones al momento de compartir los sagrados alimentos, observamos que algunas sillas en torno a la mesa se encontraban vacías, varios de nuestros seres queridos partieron a compartir la mesa con el creador.

Hoy estamos a punto de terminar este viaje llamado año 2020, con tristeza vemos que la gran mayoría de los vagones continúan con sus sillas vacías, sin embargo, hay un par de vagones que rompen la regla, uno lleva por nombre hospital y otro panteón.

Por ello, el llamado es a la reflexión, para que iniciemos este viaje del año 2021, con energías renovadas, con una conciencia solidaria para cuidarnos todos y así, despacio, pero con constancia, poco a poco volvamos a ocupar nuestro lugar en la silla que nos corresponda, en este viaje llamado vida y no, en un hospital o peor aún, en un panteón.

¡Feliz y bendecido año nuevo!

leon7dg@hotmail.com