/ miércoles 9 de enero de 2019

Enfermera por 25 años

La vocación es una raíz profunda que le permite florecer al ser humano y dar fruto abundante al elegir una profesión o un oficio. Para elegir ser enfermera, debe correr por la sangre esa bella sensación de consagrarse al servicio, de aquellos que sufren porque se encuentran sumergidos en ese pozo obscuro y profundo llamado dolor.

Así un buen día, con apenas 15 años de vida, había que tomar una decisión. La juventud, en ocasiones no es muy buena consejera, sin embargo, cuando la vocación llama, elegir estudiar la carrera de enfermera se convirtió en un paso natural, que se fue fortaleciendo con el conocimiento, la práctica y el apasionamiento por servir al prójimo.

Los días, los meses y los años pasaron muy de prisa, así es cuando se disfruta lo que se hace; un buen día el título de Enfermera General estaba ya en las manos. La juventud aún se dibujaba como una bella flor en el rostro, era tiempo de asumir la responsabilidad, de desempeñar de manera profesional el apostolado de enfermera.

Con 20 años de vida, las puertas de una institución pública de salud estaban abiertas, era el momento de dejar a un lado los libros, las tareas, los exámenes escritos y someterse al examen más importante, la práctica; vencer el pánico escénico, atender al primer paciente, seguir las instrucciones de los médicos, poner la primer inyección, el primer suero, incluso cumplir con un horario de trabajo, sin importar el turno y menos el día.

Pero la vocación se convierte en la mejor acompañante y en la mejor maestra, es ella quien da la fortaleza para levantarse cuando los tropiezos propios de una principiante se presentan, es la vocación la que da las fuerzas suficientes para sobreponerse a una desvelada, a un regaño, incluso a un maltrato del paciente aquel al que se le sirvió con esmero y pasión.

El devenir de los días, de las jornadas de trabajo y de los distintos roles que la profesión de enfermera demanda, desde psicóloga, trabajadora social, abogada, confesora, motivadora, así como trabajos de intendente, de aseo personal, cuidadora, comunicadora, líder y todos aquellos que son necesarios en el cuidado de la vida humana, fueron fortaleciendo el espíritu y el carácter de una enfermera capaz, eficiente y comprometida con su labor.

La experiencia sólo se puede obtener con el esfuerzo, la dedicación y el trabajo de todos días, el aprendizaje es permanente, no hay espacio para relajarse porque cambian los equipos, los procedimientos, los medicamentos, las enfermedades e incluso los pacientes, es el tiempo el vehículo que lleva a la enfermera a acumular la experiencia que le da la posibilidad de ser mejor.

Consagrarse a una profesión implica en ocasiones sacrificar otros aspectos de la vida, desde el ámbito social, personal y con frecuencia el familiar. Sin embargo, esos sacrificios se ven recompensados sólo cuando se tiene la virtud de disfrutar y de amar la sagrada vocación. La mejor recompensa no está en una remuneración económica, sino en esa sencilla palabra que expresan las personas, cuando son bien atendidas y simplemente dicen “Gracias”.

Hoy han transcurrido 25 años de servicio, al observar por el retrovisor, resulta imposible distinguir la vasta fila de personas a las cuales se ha servido, los sinsabores han quedado borrados con el frondoso ramillete de satisfacciones, que han embellecido no sólo su vida, sino también su corazón, pero la vida continúa, el compromiso de seguir sirviendo, honrando y disfrutando la vocación aún no ha terminado, porque se es enfermera hasta el último día que el Creador conceda un aliento de vida, e incluso más allá.

Gracias a quien ha encontrado la forma de trascender desempeñando su vocación de enfermera, una felicitación vigorosa para ti, que has hecho de esta actividad tu gran pasión. El éxito, dicen los que saben ,no se encuentra en la cima, sino en cada paso que da. Deseamos que en cada paciente, en cada turno, en cada día te acompañe la bendición del Creador y fortalezca tu capacidad de seguir siendo una enfermera con una vocación inquebrantable, que disfruta y dignifica su profesión.

¡Enfermera por 25 años y aún hay más!

leon7dg@hotmail.com

La vocación es una raíz profunda que le permite florecer al ser humano y dar fruto abundante al elegir una profesión o un oficio. Para elegir ser enfermera, debe correr por la sangre esa bella sensación de consagrarse al servicio, de aquellos que sufren porque se encuentran sumergidos en ese pozo obscuro y profundo llamado dolor.

Así un buen día, con apenas 15 años de vida, había que tomar una decisión. La juventud, en ocasiones no es muy buena consejera, sin embargo, cuando la vocación llama, elegir estudiar la carrera de enfermera se convirtió en un paso natural, que se fue fortaleciendo con el conocimiento, la práctica y el apasionamiento por servir al prójimo.

Los días, los meses y los años pasaron muy de prisa, así es cuando se disfruta lo que se hace; un buen día el título de Enfermera General estaba ya en las manos. La juventud aún se dibujaba como una bella flor en el rostro, era tiempo de asumir la responsabilidad, de desempeñar de manera profesional el apostolado de enfermera.

Con 20 años de vida, las puertas de una institución pública de salud estaban abiertas, era el momento de dejar a un lado los libros, las tareas, los exámenes escritos y someterse al examen más importante, la práctica; vencer el pánico escénico, atender al primer paciente, seguir las instrucciones de los médicos, poner la primer inyección, el primer suero, incluso cumplir con un horario de trabajo, sin importar el turno y menos el día.

Pero la vocación se convierte en la mejor acompañante y en la mejor maestra, es ella quien da la fortaleza para levantarse cuando los tropiezos propios de una principiante se presentan, es la vocación la que da las fuerzas suficientes para sobreponerse a una desvelada, a un regaño, incluso a un maltrato del paciente aquel al que se le sirvió con esmero y pasión.

El devenir de los días, de las jornadas de trabajo y de los distintos roles que la profesión de enfermera demanda, desde psicóloga, trabajadora social, abogada, confesora, motivadora, así como trabajos de intendente, de aseo personal, cuidadora, comunicadora, líder y todos aquellos que son necesarios en el cuidado de la vida humana, fueron fortaleciendo el espíritu y el carácter de una enfermera capaz, eficiente y comprometida con su labor.

La experiencia sólo se puede obtener con el esfuerzo, la dedicación y el trabajo de todos días, el aprendizaje es permanente, no hay espacio para relajarse porque cambian los equipos, los procedimientos, los medicamentos, las enfermedades e incluso los pacientes, es el tiempo el vehículo que lleva a la enfermera a acumular la experiencia que le da la posibilidad de ser mejor.

Consagrarse a una profesión implica en ocasiones sacrificar otros aspectos de la vida, desde el ámbito social, personal y con frecuencia el familiar. Sin embargo, esos sacrificios se ven recompensados sólo cuando se tiene la virtud de disfrutar y de amar la sagrada vocación. La mejor recompensa no está en una remuneración económica, sino en esa sencilla palabra que expresan las personas, cuando son bien atendidas y simplemente dicen “Gracias”.

Hoy han transcurrido 25 años de servicio, al observar por el retrovisor, resulta imposible distinguir la vasta fila de personas a las cuales se ha servido, los sinsabores han quedado borrados con el frondoso ramillete de satisfacciones, que han embellecido no sólo su vida, sino también su corazón, pero la vida continúa, el compromiso de seguir sirviendo, honrando y disfrutando la vocación aún no ha terminado, porque se es enfermera hasta el último día que el Creador conceda un aliento de vida, e incluso más allá.

Gracias a quien ha encontrado la forma de trascender desempeñando su vocación de enfermera, una felicitación vigorosa para ti, que has hecho de esta actividad tu gran pasión. El éxito, dicen los que saben ,no se encuentra en la cima, sino en cada paso que da. Deseamos que en cada paciente, en cada turno, en cada día te acompañe la bendición del Creador y fortalezca tu capacidad de seguir siendo una enfermera con una vocación inquebrantable, que disfruta y dignifica su profesión.

¡Enfermera por 25 años y aún hay más!

leon7dg@hotmail.com