/ viernes 31 de mayo de 2019

Pipo El Sordo 1 Junio 2019

Pipo El Sordo va alegre camino a encuentro con Valentina, la mayoría de las materias de su carrera en línea ya están aprobadas, ve en la perspectiva pocos semestres para que obtenga la licenciatura en periodismo, sabe que en la época actual no es una carrera que de la noche a la mañana vaya a conseguir trabajo, pero el orgullo de sacar buenas calificaciones enaltece su espíritu, son ya las siete de la tarde y su amada esposa esta por salir, camina por la Maclovio Herrera o Mercaderes como quiera llamarla, se entretiene con los puestos de vendedores ambulantes, se le antoja un elote al pasar por el Callejón San Gines, pero se detiene quisiera compartirlo con Valentina.

Luego de cansarse recargándose en una pared, por fin ve salir a su esposa:” Ya tenias mucho?”, inquieta pregunta, para relajarla Pipo miente: “Poco… ven te invito un elote”, sin oposición van al callejón y piden dos vasos de elotes con los mil condimentos que se acostumbran hoy y que son una bomba para el estómago, ¿“Vamos a la Guillermo Baca a sentarnos?”, los devoran no sin antes limpiarse los labios, “Te tengo una noticia…”, Valentina ve fijamente a Pipo no quiere perderse el iris de sus ojos, cuando sepa lo que le va a decir, Pipo sin prisas invita: “Que paso?”, las palabras quieren ser medidas, no hay espacio para decir una mas o una menos, cuando la espera es suficiente para que Pipo centre su atención, Valentina avisa: “ Vas a ser Papa!”.

Pipo no sabe como reaccionar se queda pasmado, no acierta a contestar, se queda mudo, Valentina no interpreta su silencio y angustiada pregunta: “Estas enojado?”, Pipo ahora si reacciona: “No, No… cuando lo supiste?”, “Hoy en la mañana, ya van tres veces en tres semanas que me hago la prueba y en todas he salido positivo, no había querido decirte porque quería estar segura”, la respuesta de Valentina le da tiempo de poner todos sus pensamientos en orden y su reacción es abrazarla, levantarla en peso, besarla al mismo tiempo, los transuentes que pasan a su lado, los ven con curiosidad, son ajenos a la alegría del joven matrimonio, dan vueltas como si fueran un rehilete que alegra su vida.

Cuando se cansan y se dan cuenta que llamaron la atención de todos los que en esos momentos están descansado en la antigua Plaza Porfirio Diaz, se vuelven a sentar y Pipo la vuelve a besar; “Porque no me dijiste desde un principio?”, “Pues no quería hasta no estar segura”, “Y cuantos tienes de embarazo?, ya fuiste con el doctor?, si te has cuidado?”, una metralleta de preguntas salen de la boca de Pipo que quiere saber todo lo que en las ultimas tres semanas se perdió, “Tengo ocho semanas de embarazo… no he ido con el Doctor, me he sentido bien, al rato pido cita en el Seguro no te preocupes”, “Quien mas lo sabe?”, Pipo inquieto pregunta, “ Tu eres el primero, a nadie le he dicho, ni a mi Mama… cuando quieres que les digamos?”, “Ya y a mi Papa también”.

Como dos chiquillos que tratan de hacer una travesura llegan a la casa, la Mama de Valentina acostumbrada a las visitas inesperadas de su hija invita: “Pasenle”, Pipo y Valentina se voltean a ver, al entrar a la cocina el Papa en una cabecera de la mesa encabeza la merienda, después de la cortesias, Valentina muy solemne inicia: “Les tenemos un anuncio, Padre y Madre se voltean a ver, su hija no les habla así salvo en casos graves, “ Vamos a tener un bebe”, llorando la Mama de Valentina la abraza, su Padre jala con la mano a su yerno y le agita el cabello, “Esto merece una cena… apaga la estufa, nos vamos a cenar”, “No Mama, otro día, nomas venimos a avisarles, tenemos que ir con Don Lupe”, comprensivos los dos, se dan cuenta que para Pipo la figura de su Padre es primordial y aceptan para luego ser llevados a su casa en el auto del suegro, al despedirse van tras Don Lupe, no le dicen nada, lo encuentran sentado viendo la tele, “Hola… como les fue en el trabajo”, “Bien Papa… ven queremos darte una noticia que te va alegrar el corazón”, inquieto Don Lupe se levanta, su soledad diaria es motivo suficiente para no rechazar la invitación, “Que paso Hijo?”, “Pues que vas a ser Abuelo!”, el rictus en la expresión de Don Lupe cambia totalmente, un llanto lo inunda, Valentina y Pipo se preocupan, es demasiado, “Papa, Papa estas bien?”, Don Lupe pide las manos de los dos y juntos los voltea a ver para decirles: “Gracias!”


Pipo El Sordo va alegre camino a encuentro con Valentina, la mayoría de las materias de su carrera en línea ya están aprobadas, ve en la perspectiva pocos semestres para que obtenga la licenciatura en periodismo, sabe que en la época actual no es una carrera que de la noche a la mañana vaya a conseguir trabajo, pero el orgullo de sacar buenas calificaciones enaltece su espíritu, son ya las siete de la tarde y su amada esposa esta por salir, camina por la Maclovio Herrera o Mercaderes como quiera llamarla, se entretiene con los puestos de vendedores ambulantes, se le antoja un elote al pasar por el Callejón San Gines, pero se detiene quisiera compartirlo con Valentina.

Luego de cansarse recargándose en una pared, por fin ve salir a su esposa:” Ya tenias mucho?”, inquieta pregunta, para relajarla Pipo miente: “Poco… ven te invito un elote”, sin oposición van al callejón y piden dos vasos de elotes con los mil condimentos que se acostumbran hoy y que son una bomba para el estómago, ¿“Vamos a la Guillermo Baca a sentarnos?”, los devoran no sin antes limpiarse los labios, “Te tengo una noticia…”, Valentina ve fijamente a Pipo no quiere perderse el iris de sus ojos, cuando sepa lo que le va a decir, Pipo sin prisas invita: “Que paso?”, las palabras quieren ser medidas, no hay espacio para decir una mas o una menos, cuando la espera es suficiente para que Pipo centre su atención, Valentina avisa: “ Vas a ser Papa!”.

Pipo no sabe como reaccionar se queda pasmado, no acierta a contestar, se queda mudo, Valentina no interpreta su silencio y angustiada pregunta: “Estas enojado?”, Pipo ahora si reacciona: “No, No… cuando lo supiste?”, “Hoy en la mañana, ya van tres veces en tres semanas que me hago la prueba y en todas he salido positivo, no había querido decirte porque quería estar segura”, la respuesta de Valentina le da tiempo de poner todos sus pensamientos en orden y su reacción es abrazarla, levantarla en peso, besarla al mismo tiempo, los transuentes que pasan a su lado, los ven con curiosidad, son ajenos a la alegría del joven matrimonio, dan vueltas como si fueran un rehilete que alegra su vida.

Cuando se cansan y se dan cuenta que llamaron la atención de todos los que en esos momentos están descansado en la antigua Plaza Porfirio Diaz, se vuelven a sentar y Pipo la vuelve a besar; “Porque no me dijiste desde un principio?”, “Pues no quería hasta no estar segura”, “Y cuantos tienes de embarazo?, ya fuiste con el doctor?, si te has cuidado?”, una metralleta de preguntas salen de la boca de Pipo que quiere saber todo lo que en las ultimas tres semanas se perdió, “Tengo ocho semanas de embarazo… no he ido con el Doctor, me he sentido bien, al rato pido cita en el Seguro no te preocupes”, “Quien mas lo sabe?”, Pipo inquieto pregunta, “ Tu eres el primero, a nadie le he dicho, ni a mi Mama… cuando quieres que les digamos?”, “Ya y a mi Papa también”.

Como dos chiquillos que tratan de hacer una travesura llegan a la casa, la Mama de Valentina acostumbrada a las visitas inesperadas de su hija invita: “Pasenle”, Pipo y Valentina se voltean a ver, al entrar a la cocina el Papa en una cabecera de la mesa encabeza la merienda, después de la cortesias, Valentina muy solemne inicia: “Les tenemos un anuncio, Padre y Madre se voltean a ver, su hija no les habla así salvo en casos graves, “ Vamos a tener un bebe”, llorando la Mama de Valentina la abraza, su Padre jala con la mano a su yerno y le agita el cabello, “Esto merece una cena… apaga la estufa, nos vamos a cenar”, “No Mama, otro día, nomas venimos a avisarles, tenemos que ir con Don Lupe”, comprensivos los dos, se dan cuenta que para Pipo la figura de su Padre es primordial y aceptan para luego ser llevados a su casa en el auto del suegro, al despedirse van tras Don Lupe, no le dicen nada, lo encuentran sentado viendo la tele, “Hola… como les fue en el trabajo”, “Bien Papa… ven queremos darte una noticia que te va alegrar el corazón”, inquieto Don Lupe se levanta, su soledad diaria es motivo suficiente para no rechazar la invitación, “Que paso Hijo?”, “Pues que vas a ser Abuelo!”, el rictus en la expresión de Don Lupe cambia totalmente, un llanto lo inunda, Valentina y Pipo se preocupan, es demasiado, “Papa, Papa estas bien?”, Don Lupe pide las manos de los dos y juntos los voltea a ver para decirles: “Gracias!”


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