/ miércoles 25 de enero de 2023

En Sobremesa con Maxi | Tesoros escondidos

Cuando era pequeño me gustaba entrar a una habitación la cual estaba llena de discos de pasta negros, seguramente te ha tocado verlos o escuchado hablar de ellos en algún lugar, a mi corta edad ver las portadas hechas de cartón y en leer su contenido fácilmente se me iba toda la tarde de lo fascinante que me parecía.

Al adentrarme iba encontrando curiosidades dentro la gran cantidad de objetos, escritos hechos en tinta negra dando forma cursiva a las oraciones resultando ser un gran reto de lectura para un niño ya que muchos de esos escritos tenían las marcas del tiempo en cada una de sus hojas.

Plumas de distintas aves sobrepuestas en los objetos como si estuviéramos armando el escenario para la fotografía perfecta para estado de Instagram, la luz tenue y cálida alumbraba poco, pero haciéndolo más desafiante, el polvo se había adueñado de cada rincón del espacio.

Sin pensarlo al llegar a esa casa dejaba mis cosas y corría de prisa hasta “el lugar de los tesoros escondidos”, nombre que yo le había puesto, a pesar de que estábamos en un lugar demasiado céntrico dentro de la habitación al momento de cerrar sus puertas viejas de madera provocaba un silencio y muy a la distancia el canto de las palomas.

Sin recordar exactamente ya han pasado más de quince años desde que entre por última vez, algo de lo que si estoy seguro es que el paso del tiempo ha marcado su huella en sus paredes y marcos de madera, mientras al exterior estaban sucediendo acontecimientos mundiales como: inundaciones, pandemias, guerras y muertes, por dentro todo permanecía en su lugar tal y como lo había dejado esa última vez que pude entrar.

Reflexionando en eso quiero hacerte ver algo estimable lector, en nuestros cuerpos poco a poco se ha estado notando que han pasado los años, por la mañana al despertar nos alistamos con premura para irnos a trabajar ya sea de ama de casa o en una empresa muy importante, al medio al comer pudiéramos estar en la oficina o si se tiene suerte en la mesa con la familia a los costados y ya por ultimo al caer la noche es momento de recostarse para volver a cerrar los ojos.

Si pudiéramos estar como espectadores y no como los actores nuestra vida veríamos nuestros gestos, enojos, frustraciones, alegrías, sonrisas, llantos y muchas cosas más que suceden durante el día, la mayor parte de ese tiempo siempre estamos haciendo las mismas cosas, con las mismas personas y en los mismos lugares.

Han pasado 30, 40, 50 o más años dando pisadas por distintos caminos, tal vez has tenido la dicha de recorrer otras ciudades, estados, países y/o continentes, si fue así que bien porque descubriste que la vida se va en un instante, mejor dicho, los que nos vamos en tan solo un instante somos los seres vivos, las cosas materiales que pudieran estar muertas al final logran colarse muchísimos más años que nosotros mismos.

Si has entendido la referencia de este pensamiento te abras dado cuenta que tu historia terminara en cualquier instante y no has dicho las palabras suficientes que demuestren lo que sientes por los demás, discusiones absurdas que te alejaron de lugares o personas a los cuales al morir no podrás volver a ver el brillo de sus ojos y su sonrisa reluciente en vivo y a todo color.

Déjame decir por ultimo algo, no esperes ser solo un recuerdo dentro de una habitación como mueble viejo que se ha empolvado con los años, si lo has olvidado estas vivo y aún tienes tiempo.

Maxi Joel Nevárez | Licenciado en Administración Gubernamental

Cuando era pequeño me gustaba entrar a una habitación la cual estaba llena de discos de pasta negros, seguramente te ha tocado verlos o escuchado hablar de ellos en algún lugar, a mi corta edad ver las portadas hechas de cartón y en leer su contenido fácilmente se me iba toda la tarde de lo fascinante que me parecía.

Al adentrarme iba encontrando curiosidades dentro la gran cantidad de objetos, escritos hechos en tinta negra dando forma cursiva a las oraciones resultando ser un gran reto de lectura para un niño ya que muchos de esos escritos tenían las marcas del tiempo en cada una de sus hojas.

Plumas de distintas aves sobrepuestas en los objetos como si estuviéramos armando el escenario para la fotografía perfecta para estado de Instagram, la luz tenue y cálida alumbraba poco, pero haciéndolo más desafiante, el polvo se había adueñado de cada rincón del espacio.

Sin pensarlo al llegar a esa casa dejaba mis cosas y corría de prisa hasta “el lugar de los tesoros escondidos”, nombre que yo le había puesto, a pesar de que estábamos en un lugar demasiado céntrico dentro de la habitación al momento de cerrar sus puertas viejas de madera provocaba un silencio y muy a la distancia el canto de las palomas.

Sin recordar exactamente ya han pasado más de quince años desde que entre por última vez, algo de lo que si estoy seguro es que el paso del tiempo ha marcado su huella en sus paredes y marcos de madera, mientras al exterior estaban sucediendo acontecimientos mundiales como: inundaciones, pandemias, guerras y muertes, por dentro todo permanecía en su lugar tal y como lo había dejado esa última vez que pude entrar.

Reflexionando en eso quiero hacerte ver algo estimable lector, en nuestros cuerpos poco a poco se ha estado notando que han pasado los años, por la mañana al despertar nos alistamos con premura para irnos a trabajar ya sea de ama de casa o en una empresa muy importante, al medio al comer pudiéramos estar en la oficina o si se tiene suerte en la mesa con la familia a los costados y ya por ultimo al caer la noche es momento de recostarse para volver a cerrar los ojos.

Si pudiéramos estar como espectadores y no como los actores nuestra vida veríamos nuestros gestos, enojos, frustraciones, alegrías, sonrisas, llantos y muchas cosas más que suceden durante el día, la mayor parte de ese tiempo siempre estamos haciendo las mismas cosas, con las mismas personas y en los mismos lugares.

Han pasado 30, 40, 50 o más años dando pisadas por distintos caminos, tal vez has tenido la dicha de recorrer otras ciudades, estados, países y/o continentes, si fue así que bien porque descubriste que la vida se va en un instante, mejor dicho, los que nos vamos en tan solo un instante somos los seres vivos, las cosas materiales que pudieran estar muertas al final logran colarse muchísimos más años que nosotros mismos.

Si has entendido la referencia de este pensamiento te abras dado cuenta que tu historia terminara en cualquier instante y no has dicho las palabras suficientes que demuestren lo que sientes por los demás, discusiones absurdas que te alejaron de lugares o personas a los cuales al morir no podrás volver a ver el brillo de sus ojos y su sonrisa reluciente en vivo y a todo color.

Déjame decir por ultimo algo, no esperes ser solo un recuerdo dentro de una habitación como mueble viejo que se ha empolvado con los años, si lo has olvidado estas vivo y aún tienes tiempo.

Maxi Joel Nevárez | Licenciado en Administración Gubernamental