/ miércoles 22 de febrero de 2023

En sobre mesa con maxi | El tiempo cobra su factura

Pensar demasiado las cosas nos podría generar ansiedad, noches sin poder dormir y por momentos ataques de ansiedad que nos llevan a cometer fácilmente errores. Las preocupaciones de cada día se han vuelto la carga más habitual entre las personas, los compromisos financieros que se deben cubrir, los estándares del modelo familiar que la sociedad busca y el establecimiento de la personalidad nos coloca en posición de alerta.

Las noches se vuelven eternas para quienes sufren de insomnio, la profundidad de la obscuridad en la habitación no permite que se puedan cerrar los ojos ya que el cerebro está enfocado en los pensamientos futuros que podrían ocurrir al amanecer.

Días de ayuno intermitentes hacen que el apetito se marche al menos eso nos hace sentir, un gran hueco en el estómago se siente con una intensidad demasiada fuerte que no te permite ingerir un poco de alimento hasta la respiración se vuelve un desafío

El fracaso es algo de lo que nos queremos mantener lo más alejados posibles, el pensamiento conformista no es una opción y la búsqueda de los objetivos empiezan a generarse como una gran adicción.

Desconocer el futuro nos hace propensos a querer moldear cada minuto que pasa para que al final nos de la ecuación el resultado que estamos buscando. El crecimiento financiero no es malo, inclusive hay grupos de personas que su mensaje principal es que todos fuimos creados para generar riqueza y prosperidad, el que lo logres depende totalmente de ti dicen según sus creencias.

Pero que sucedería si no fuera así de fácil como decretar que sucederá, que sucede con todos aquellos que han hecho rituales, oraciones, mantras o cualquier forma de representación espiritual para ser los más prósperos, pero realmente su economía se está yendo por la alcantarilla.

Nos hemos convertido en seres vulnerables ante los ataques de la necesidad por poseer algo, no es malo tener ambiciones lo repito, lo malo es que mientras caminamos hacia el objetivo nos olvidamos casi siempre o siempre de que estamos vivos y la vida está acabando en cada respiro que damos.

La vida por si misma lleva sus propias dificultades, problemas de salud que se adquirieron desde el vientre de nuestras madres hasta resultados no favorecedores que te han dado hace unos cuantos días, tal vez la última vez que te diste cuenta que tenías un corazón palpitando y unos pulmones sanos fue mientras respirabas debajo de un cubre bocas en la pandemia del Covid-19.

No hace mucho tiempo me encontraba en una situación similar en querer obtener todo lo que un día había soñado sin darme cuenta que en el camino se me estaba yendo mi juventud, que las horas que paso sentado frente a una computadora o manejando de un trabajo a otro estaba siendo superior que el tiempo que le estaba invirtiendo en mi salud física y emocional.

Noches enteras imaginando que recuesto mi cabeza en la almohada después de tomar una ducha caliente y haber tomado mi té matcha solo existe en una buena serie de televisión, pero mi realidad es distinta, el querer me he acostumbrado a solucionar una molestia corporal con una pastilla y no darle descanso a mi cuerpo eso estaba jugando en mi contra.

En las próximas semanas estaré si la vida me lo permite subiendo a un nuevo escalón en cuanto a mi edad se refiere, no sé si he hecho lo correcto todo el tiempo, pero algo si me queda claro, el resto del tiempo que me quede lo viviré buscando en todo momento disfrutar los pequeños momentos que hacen única mi existencia.

Lic. Maxi Joel Nevárez / Admón. Gubernamental

Pensar demasiado las cosas nos podría generar ansiedad, noches sin poder dormir y por momentos ataques de ansiedad que nos llevan a cometer fácilmente errores. Las preocupaciones de cada día se han vuelto la carga más habitual entre las personas, los compromisos financieros que se deben cubrir, los estándares del modelo familiar que la sociedad busca y el establecimiento de la personalidad nos coloca en posición de alerta.

Las noches se vuelven eternas para quienes sufren de insomnio, la profundidad de la obscuridad en la habitación no permite que se puedan cerrar los ojos ya que el cerebro está enfocado en los pensamientos futuros que podrían ocurrir al amanecer.

Días de ayuno intermitentes hacen que el apetito se marche al menos eso nos hace sentir, un gran hueco en el estómago se siente con una intensidad demasiada fuerte que no te permite ingerir un poco de alimento hasta la respiración se vuelve un desafío

El fracaso es algo de lo que nos queremos mantener lo más alejados posibles, el pensamiento conformista no es una opción y la búsqueda de los objetivos empiezan a generarse como una gran adicción.

Desconocer el futuro nos hace propensos a querer moldear cada minuto que pasa para que al final nos de la ecuación el resultado que estamos buscando. El crecimiento financiero no es malo, inclusive hay grupos de personas que su mensaje principal es que todos fuimos creados para generar riqueza y prosperidad, el que lo logres depende totalmente de ti dicen según sus creencias.

Pero que sucedería si no fuera así de fácil como decretar que sucederá, que sucede con todos aquellos que han hecho rituales, oraciones, mantras o cualquier forma de representación espiritual para ser los más prósperos, pero realmente su economía se está yendo por la alcantarilla.

Nos hemos convertido en seres vulnerables ante los ataques de la necesidad por poseer algo, no es malo tener ambiciones lo repito, lo malo es que mientras caminamos hacia el objetivo nos olvidamos casi siempre o siempre de que estamos vivos y la vida está acabando en cada respiro que damos.

La vida por si misma lleva sus propias dificultades, problemas de salud que se adquirieron desde el vientre de nuestras madres hasta resultados no favorecedores que te han dado hace unos cuantos días, tal vez la última vez que te diste cuenta que tenías un corazón palpitando y unos pulmones sanos fue mientras respirabas debajo de un cubre bocas en la pandemia del Covid-19.

No hace mucho tiempo me encontraba en una situación similar en querer obtener todo lo que un día había soñado sin darme cuenta que en el camino se me estaba yendo mi juventud, que las horas que paso sentado frente a una computadora o manejando de un trabajo a otro estaba siendo superior que el tiempo que le estaba invirtiendo en mi salud física y emocional.

Noches enteras imaginando que recuesto mi cabeza en la almohada después de tomar una ducha caliente y haber tomado mi té matcha solo existe en una buena serie de televisión, pero mi realidad es distinta, el querer me he acostumbrado a solucionar una molestia corporal con una pastilla y no darle descanso a mi cuerpo eso estaba jugando en mi contra.

En las próximas semanas estaré si la vida me lo permite subiendo a un nuevo escalón en cuanto a mi edad se refiere, no sé si he hecho lo correcto todo el tiempo, pero algo si me queda claro, el resto del tiempo que me quede lo viviré buscando en todo momento disfrutar los pequeños momentos que hacen única mi existencia.

Lic. Maxi Joel Nevárez / Admón. Gubernamental