/ martes 9 de agosto de 2022

Cuidando nuestra salud... | ¿Cómo me encuentro en estos momentos?

El ser humano está constituido por varias esferas, la biológica, la psicológica, la social y la espiritual. Cada una de ellas es de gran importancia y cuando en alguna de ellas hay algún problema, las otras en mayor o menor medida se ven afectadas.

La esfera biológica tiene que ver con todas las funciones fisiológicas de nuestro cuerpo, cabe destacar, el sueño, la respiración, la alimentación, el sexo, el funcionamiento de nuestros órganos y sistemas desde los subátomos hasta los sistemas como el cardiovascular, endócrino, óseo, muscular, digestivo, circulatorio, urinario, linfático, reproductor, nervioso, respiratorio... En la esfera psicológica vemos todo lo que tiene que ver con nuestras emociones, sentimientos, pensamientos y actitudes, procesos conscientes, preconscientes e inconscientes, personalidad, autoestima… cómo podemos ver está íntimamente relacionada con la biológica en la producción de neurotransmisores y hormonas que, llevan a un buen funcionamiento nuestro organismo y psique en la forma en la que se responde ante lo que sucede en el afuera (la esfera social), cómo se interpreta y maneja lo que se vive. En la esfera social entran nuestras relaciones interpersonales la familia, escuela, grupos a los que se pertenece, trabajo, todo lo que tiene que ver con relacionarnos, cultura, arte, ciencia, naturaleza... Esto nos lleva a estar en constante cambio, con conflictos, situaciones estresantes, enfermedad, pérdidas, conflictos, personales, familiares, laborales, algún accidente en fin muchas situaciones se pueden presentar, la forma en la que se gestionen las emociones, la actitud que se tiene es fundamental al hablar de salud. La respuesta que se tiene ante el estrés y ese estado de alerta continua, se vuelve cíclico, elevando el cortisol y la adrenalina, nuestro cuerpo se pone en modo miedo, alterando nuestro sistema nervioso simpático, por las preocupaciones, dificultando, la concentración, la atención, la capacidad de aprender y responder bien, porque uno se va intoxicando, al ser constante, debilita nuestro sistema inmunológico y vienen gripas, dolores de cabeza, problemas digestivos, dificultades para dormir o tener un sueño reparador… y a la larga vienen las enfermedades neurodegenerativas, cáncer, trastornos de personalidad, influenciadas por la genética, lo que uno respira, come, fuma, duerme, inflamando nuestro cuerpo, haciendo que cambie y se deteriore. Y en todo esto entra la esfera espiritual que es la que nos lleva a tener esperanza y fe, a ser resilientes (capacidad de superar traumas, fortalecidos, valorando el para qué, crecer, trascender), al estar en contacto con nosotros mismos y nuestro espíritu, mejoramos nuestra relación con los demás y con el mundo. Es innata a la condición humana y permite que cada persona sea única e irrepetible, nuestra alma. La religión puede ser un medio para crecer y aumentar nuestra espiritualidad. Y como podemos ver se relaciona con las otras esferas porque somos seres integrales y de nosotros depende cuidarnos, conocernos, amarnos y respetarnos, al hacerlo, podremos relacionarnos mejor con nosotros mismos y los demás teniendo mayor calidad de vida. Recordemos que la vida es un proceso de aprendizaje y crecimiento en el que va a haber subidas y bajadas y lo importante es no detenernos y comprender que todo pasa por algo, todo tiene una razón de ser y un para qué aunque en ocasiones no lo comprendamos al momento. Mucho va a depender la actitud, la voluntad y perseverancia que tengamos. Venimos para ser felices, esto no quiere decir que todo vaya a ser bonito o fácil porque ser feliz es una decisión que tenemos que tomar todos los días, que no depende de las condiciones de vida que tengamos, sino de la actitud con la cual enfrentamos los problemas. La felicidad es eso: decidir ser feliz.

Nos vemos la próxima semana, aprendiendo más de nosotros mismos para transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva.

Jessica Cano Gasperin | Psicoterapeuta

El ser humano está constituido por varias esferas, la biológica, la psicológica, la social y la espiritual. Cada una de ellas es de gran importancia y cuando en alguna de ellas hay algún problema, las otras en mayor o menor medida se ven afectadas.

La esfera biológica tiene que ver con todas las funciones fisiológicas de nuestro cuerpo, cabe destacar, el sueño, la respiración, la alimentación, el sexo, el funcionamiento de nuestros órganos y sistemas desde los subátomos hasta los sistemas como el cardiovascular, endócrino, óseo, muscular, digestivo, circulatorio, urinario, linfático, reproductor, nervioso, respiratorio... En la esfera psicológica vemos todo lo que tiene que ver con nuestras emociones, sentimientos, pensamientos y actitudes, procesos conscientes, preconscientes e inconscientes, personalidad, autoestima… cómo podemos ver está íntimamente relacionada con la biológica en la producción de neurotransmisores y hormonas que, llevan a un buen funcionamiento nuestro organismo y psique en la forma en la que se responde ante lo que sucede en el afuera (la esfera social), cómo se interpreta y maneja lo que se vive. En la esfera social entran nuestras relaciones interpersonales la familia, escuela, grupos a los que se pertenece, trabajo, todo lo que tiene que ver con relacionarnos, cultura, arte, ciencia, naturaleza... Esto nos lleva a estar en constante cambio, con conflictos, situaciones estresantes, enfermedad, pérdidas, conflictos, personales, familiares, laborales, algún accidente en fin muchas situaciones se pueden presentar, la forma en la que se gestionen las emociones, la actitud que se tiene es fundamental al hablar de salud. La respuesta que se tiene ante el estrés y ese estado de alerta continua, se vuelve cíclico, elevando el cortisol y la adrenalina, nuestro cuerpo se pone en modo miedo, alterando nuestro sistema nervioso simpático, por las preocupaciones, dificultando, la concentración, la atención, la capacidad de aprender y responder bien, porque uno se va intoxicando, al ser constante, debilita nuestro sistema inmunológico y vienen gripas, dolores de cabeza, problemas digestivos, dificultades para dormir o tener un sueño reparador… y a la larga vienen las enfermedades neurodegenerativas, cáncer, trastornos de personalidad, influenciadas por la genética, lo que uno respira, come, fuma, duerme, inflamando nuestro cuerpo, haciendo que cambie y se deteriore. Y en todo esto entra la esfera espiritual que es la que nos lleva a tener esperanza y fe, a ser resilientes (capacidad de superar traumas, fortalecidos, valorando el para qué, crecer, trascender), al estar en contacto con nosotros mismos y nuestro espíritu, mejoramos nuestra relación con los demás y con el mundo. Es innata a la condición humana y permite que cada persona sea única e irrepetible, nuestra alma. La religión puede ser un medio para crecer y aumentar nuestra espiritualidad. Y como podemos ver se relaciona con las otras esferas porque somos seres integrales y de nosotros depende cuidarnos, conocernos, amarnos y respetarnos, al hacerlo, podremos relacionarnos mejor con nosotros mismos y los demás teniendo mayor calidad de vida. Recordemos que la vida es un proceso de aprendizaje y crecimiento en el que va a haber subidas y bajadas y lo importante es no detenernos y comprender que todo pasa por algo, todo tiene una razón de ser y un para qué aunque en ocasiones no lo comprendamos al momento. Mucho va a depender la actitud, la voluntad y perseverancia que tengamos. Venimos para ser felices, esto no quiere decir que todo vaya a ser bonito o fácil porque ser feliz es una decisión que tenemos que tomar todos los días, que no depende de las condiciones de vida que tengamos, sino de la actitud con la cual enfrentamos los problemas. La felicidad es eso: decidir ser feliz.

Nos vemos la próxima semana, aprendiendo más de nosotros mismos para transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva.

Jessica Cano Gasperin | Psicoterapeuta