/ domingo 26 de febrero de 2023

Voces | El río de Parral

No importa la ecología; al fin de todo, la gente no sabe nada de ecología nadie puede prever los libros que se escribirán sobre ello, porque no estudiamos directamente los hechos, si estos les agradan bien, y si no les agradan observen ya que a idea de la ecología obligatoria es una idea absurda; tanto valdría hablar de felicidad obligatoria. Creo que la ecología es algo que se siente, y si ustedes no sienten amor por la tierra, si no tienen sentimiento de pertenencia, si un desastre no los lleva al deseo de saber por qué ocurrió, el mundo no ha sido para ustedes, déjenlo de lado, que la ecología es bastante rica para ofrecerles algún daño digno de su atención y que aprendan mañana.

Así aprenderán, atendiéndonos al hecho trágico, que no requiere ser definido, el hecho trágico es algo tan evidente, tan inmediato, tan indefinible como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la ecología como sentimos la cercanía de una mujer o como sentimos una montaña o una bahía, si la sentimos inmediatamente, ¿Por qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?

Acaso no sentimos amor y respeto por el lecho del rio de Parral, por su capacidad para generar oxigeno y templar la temperatura de nuestra ciudad, es a caso el culpable de haber acercado los edificios y estos a su vez los carros, no hay respeto por las flores, los pastos, las libélulas. Entonces no hay amor por la tierra , no nos queda nada… sólo cemento, carros y contaminación.

La palabra lecho viene del latín lectus o lectum (también existe en forma neutra), que significa lecho o cama. Se produce en ella la habitual palatalización del grupo ct en el léxico patrimonial (como en pecho de pectus, leche de lacte o hecho de factum)

Este vocablo latino procede de una raíz (estar echado o acostado, sedimentar), que a través del celta nos proporciona la palabra légamo, ciena o barro pegajoso que sedimenta en los fondos acuáticos

Entonces el agua sedimenta el limo, que es el barro o légamo, en especial el mezclado con restos orgánicos, este limo que es dejado por las crecidas de los ríos es rico en materia orgánica y es el origen de toda la vida.

Al cementar el rio de Parral condenamos a nuestra ciudad a vivir en una isla de calor pues al quitar la refrigeración natural que provee su tierra y la absorción del agua que son la circulación en ese organismo viviente sus venas se secan y de este modo contribuimos a la destrucción de lo que queda de nuestro planeta no solamente secamos su afluente, le quitamos su vida, nos condenamos nosotros, y si no le convencen mis palabras pregunte usted a los vecinos si no han notado un aumento de la temperatura en las áreas donde se ha cubierto el lecho del rio.

La virtud es simple y fácil de comprender. Solamente el mal es complejo, complicado, torcido, tortuoso en todos sus caminos. La virtud es una corriente de agua brillante que se encamina fielmente hacia el mar

Por favor, no permitamos que se sigua cementando el lecho del rio San Gregorio, más conocido como el rio Parral.

Jorge Peña Rivera | Cirujano Dentista y Lic. en Filosofía

No importa la ecología; al fin de todo, la gente no sabe nada de ecología nadie puede prever los libros que se escribirán sobre ello, porque no estudiamos directamente los hechos, si estos les agradan bien, y si no les agradan observen ya que a idea de la ecología obligatoria es una idea absurda; tanto valdría hablar de felicidad obligatoria. Creo que la ecología es algo que se siente, y si ustedes no sienten amor por la tierra, si no tienen sentimiento de pertenencia, si un desastre no los lleva al deseo de saber por qué ocurrió, el mundo no ha sido para ustedes, déjenlo de lado, que la ecología es bastante rica para ofrecerles algún daño digno de su atención y que aprendan mañana.

Así aprenderán, atendiéndonos al hecho trágico, que no requiere ser definido, el hecho trágico es algo tan evidente, tan inmediato, tan indefinible como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la ecología como sentimos la cercanía de una mujer o como sentimos una montaña o una bahía, si la sentimos inmediatamente, ¿Por qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?

Acaso no sentimos amor y respeto por el lecho del rio de Parral, por su capacidad para generar oxigeno y templar la temperatura de nuestra ciudad, es a caso el culpable de haber acercado los edificios y estos a su vez los carros, no hay respeto por las flores, los pastos, las libélulas. Entonces no hay amor por la tierra , no nos queda nada… sólo cemento, carros y contaminación.

La palabra lecho viene del latín lectus o lectum (también existe en forma neutra), que significa lecho o cama. Se produce en ella la habitual palatalización del grupo ct en el léxico patrimonial (como en pecho de pectus, leche de lacte o hecho de factum)

Este vocablo latino procede de una raíz (estar echado o acostado, sedimentar), que a través del celta nos proporciona la palabra légamo, ciena o barro pegajoso que sedimenta en los fondos acuáticos

Entonces el agua sedimenta el limo, que es el barro o légamo, en especial el mezclado con restos orgánicos, este limo que es dejado por las crecidas de los ríos es rico en materia orgánica y es el origen de toda la vida.

Al cementar el rio de Parral condenamos a nuestra ciudad a vivir en una isla de calor pues al quitar la refrigeración natural que provee su tierra y la absorción del agua que son la circulación en ese organismo viviente sus venas se secan y de este modo contribuimos a la destrucción de lo que queda de nuestro planeta no solamente secamos su afluente, le quitamos su vida, nos condenamos nosotros, y si no le convencen mis palabras pregunte usted a los vecinos si no han notado un aumento de la temperatura en las áreas donde se ha cubierto el lecho del rio.

La virtud es simple y fácil de comprender. Solamente el mal es complejo, complicado, torcido, tortuoso en todos sus caminos. La virtud es una corriente de agua brillante que se encamina fielmente hacia el mar

Por favor, no permitamos que se sigua cementando el lecho del rio San Gregorio, más conocido como el rio Parral.

Jorge Peña Rivera | Cirujano Dentista y Lic. en Filosofía