/ viernes 19 de junio de 2020

Vivir en sociedad

Existe una necesidad y una repulsa a la coexistencia, una ambigüedad personal en cada ser humano. Por un lado las personas se sienten completas y apoyadas cuando están rodeadas de otros, pero también deviene la frustración cuando esos otros chocan con los intereses personales.

Por tal condición, vivir en sociedad es vivir en constante aprendizaje y aceptación, aprendizaje de nosotros mismos y la forma de controlar nuestros estados de ánimo y forma de comunicación, aceptación de la voluntad de otros y las diferencias.

Ese es el espacio de la política, la política es la formación para la vida en sociedad, formación en el respeto, y la diplomacia. Un punto en el que hemos poco a poco ido fallando. Con el tiempo hemos perdido la dirección política, y así como ya no sabemos saludar al vecino por las mañanas o respetamos sus horas de sueño al emitir fuertes sonidos o música estridente, tampoco entendemos las formas políticas y el respeto de las diferencias y su inclusión en la toma de decisiones, no fomentamos el dialogo ni formamos en la lógica argumentativa.

Durante la antigüedad de la humanidad era la fuerza el instrumento político por excelencia, posteriormente y conforme la civilización maduró, el dialogo, la ley, y la diplomacia sustituyeron a la barbarie. El periodo ilustrado es una expresión de como la cultura cambió las relaciones humanas y la concepción de lo que es vivir en sociedad. Pero durante nuestra modernidad, parece que el ideal ilustrado, la educación y las formas se van eclipsando nuevamente para caer en la cerrazón, la opinión y la imposición.

¿Dónde está el debate político? ¿Dónde está la exposición de ideas? ¿Dónde está la búsqueda del desarrollo humano y social? ¿Dónde está el buen trato? ¡Hoy, caminamos de manera irresponsable hacia una sociedad que ignora el trato mínimo y el máximo. Ya no se forma a la gente en los modales y el trato convencional, pareciera incluso que esta fuera de cualquier lógica, porque nos hemos entregado a un individualismo exagerado, pero es necesario recobrar una visión colectiva o de grupo.

Ya no se forma a los políticos en las habilidades para la tribuna, el razonamiento y claridad de pensamiento, ya se forma en estrategias de guerra, o campaña que es lo mismo, sin importar que las propuestas, para llegar a un mejor escenario.

Vivir en sociedad es pensar para la sociedad, vivir en sociedad es aprender a coexistir y ser buena compañía, vivir en sociedad es aportar tiempo y esfuerzo a mejorar la vida de otros vivir en sociedad es crecer todos juntos y no ese lastimoso modelo que practicamos, donde el interés máximo es el dinero y la gloria persona.

Sin duda debemos retomar algunos aspectos que perdimos en el camino, y debemos aprender de nuevo a vivir en sociedad.

Existe una necesidad y una repulsa a la coexistencia, una ambigüedad personal en cada ser humano. Por un lado las personas se sienten completas y apoyadas cuando están rodeadas de otros, pero también deviene la frustración cuando esos otros chocan con los intereses personales.

Por tal condición, vivir en sociedad es vivir en constante aprendizaje y aceptación, aprendizaje de nosotros mismos y la forma de controlar nuestros estados de ánimo y forma de comunicación, aceptación de la voluntad de otros y las diferencias.

Ese es el espacio de la política, la política es la formación para la vida en sociedad, formación en el respeto, y la diplomacia. Un punto en el que hemos poco a poco ido fallando. Con el tiempo hemos perdido la dirección política, y así como ya no sabemos saludar al vecino por las mañanas o respetamos sus horas de sueño al emitir fuertes sonidos o música estridente, tampoco entendemos las formas políticas y el respeto de las diferencias y su inclusión en la toma de decisiones, no fomentamos el dialogo ni formamos en la lógica argumentativa.

Durante la antigüedad de la humanidad era la fuerza el instrumento político por excelencia, posteriormente y conforme la civilización maduró, el dialogo, la ley, y la diplomacia sustituyeron a la barbarie. El periodo ilustrado es una expresión de como la cultura cambió las relaciones humanas y la concepción de lo que es vivir en sociedad. Pero durante nuestra modernidad, parece que el ideal ilustrado, la educación y las formas se van eclipsando nuevamente para caer en la cerrazón, la opinión y la imposición.

¿Dónde está el debate político? ¿Dónde está la exposición de ideas? ¿Dónde está la búsqueda del desarrollo humano y social? ¿Dónde está el buen trato? ¡Hoy, caminamos de manera irresponsable hacia una sociedad que ignora el trato mínimo y el máximo. Ya no se forma a la gente en los modales y el trato convencional, pareciera incluso que esta fuera de cualquier lógica, porque nos hemos entregado a un individualismo exagerado, pero es necesario recobrar una visión colectiva o de grupo.

Ya no se forma a los políticos en las habilidades para la tribuna, el razonamiento y claridad de pensamiento, ya se forma en estrategias de guerra, o campaña que es lo mismo, sin importar que las propuestas, para llegar a un mejor escenario.

Vivir en sociedad es pensar para la sociedad, vivir en sociedad es aprender a coexistir y ser buena compañía, vivir en sociedad es aportar tiempo y esfuerzo a mejorar la vida de otros vivir en sociedad es crecer todos juntos y no ese lastimoso modelo que practicamos, donde el interés máximo es el dinero y la gloria persona.

Sin duda debemos retomar algunos aspectos que perdimos en el camino, y debemos aprender de nuevo a vivir en sociedad.