/ viernes 20 de noviembre de 2020

Realidad simplificada | Gobierno y medición del trabajo

Amigo lector, en el buen ánimo de la relación que hemos entablado tras varios años de escritura y esporádicas respuestas en mi andar por las calles de mi bello Parral, ayúdeme a contestar la siguiente pregunta ¿Usted mantendría en su empresa o lugar de trabajo a una persona que no hace lo que le toca? La respuesta automática de cualquier persona cuerda es “no”.

A nadie le gusta estar en un equipo donde hay alguno que no trabaja, o en una sociedad donde hay uno que no aporta, lamentablemente en el terreno político no es lo mismo. Nos acostumbramos a sostener personajes que realmente no cumplen con su papel. Diputados incapaces para legislar porque de entrada no conocen la ley, ni el espíritu de la sociedad en la que habitan, ni sus necesidades, así que se conforman con repartir dadivas, pues la imaginación ni la preparación da para más. Presidentes que se concentran en acrecentar sus cuentas de bancos y empresas personales a costa de los recursos ciudadanos. En suma no hacen el trabajo que les encomendaron los ciudadanos, hacen lo que a ellos y su carrera política conviene.

Eso en definitiva no lo practicaríamos con un trabajador en una empresa personal, el problema con el gobierno y sus representantes es que no existe una medición objetiva de su trabajo. Por ejemplo es ridículo que el avance de un gobierno lo determine una comisión integrada por miembros del mismo proyecto político, como sucede aquí en Parral.

No hay objetividad en que sea el mismo diputado quien auto califica su trabajo y que no haya absolutamente ningún órgano que lo califique. Todo queda en las protestas de sus futuros adversarios sobre su pobre desempeño en tribuna. ¿Por qué nuestros gobernantes no son medidos? La respuesta es sencilla, porque entonces el trabajo administrativo que desempeñan realmente les exigiría mayor rendimiento y la posibilidad de no ser contratado nuevamente por los ciudadanos en otra elección.

A inicio de la administración, personalmente hice la propuesta para que fuera un cuerpo externo, integrado por universitarios y representantes de la sociedad civil, quienes evaluaran el progreso del plan municipal de desarrollo, y honestamente no me sorprendió tanto que el proyecto independiente votara en contra, pues es claro que no es igual ser observado que echarse porras en soledad y promover en medios la grandiosidad inventada.

Por ahí empieza la desfachatez del gobierno y la invención de realidades inexistentes. En la valoración megalómana y exagerada. Si queremos gobernantes más medidos y éxito en el progreso social proveniente de la administración pública. Necesitamos involucrar a agencias externas, que no sean cómplices de la vana gloria.

Uno de los proyectos ciudadanos prioritarios debe ser organizarse para medir con mayor claridad a sus gobernantes y políticos.

Amigo lector, en el buen ánimo de la relación que hemos entablado tras varios años de escritura y esporádicas respuestas en mi andar por las calles de mi bello Parral, ayúdeme a contestar la siguiente pregunta ¿Usted mantendría en su empresa o lugar de trabajo a una persona que no hace lo que le toca? La respuesta automática de cualquier persona cuerda es “no”.

A nadie le gusta estar en un equipo donde hay alguno que no trabaja, o en una sociedad donde hay uno que no aporta, lamentablemente en el terreno político no es lo mismo. Nos acostumbramos a sostener personajes que realmente no cumplen con su papel. Diputados incapaces para legislar porque de entrada no conocen la ley, ni el espíritu de la sociedad en la que habitan, ni sus necesidades, así que se conforman con repartir dadivas, pues la imaginación ni la preparación da para más. Presidentes que se concentran en acrecentar sus cuentas de bancos y empresas personales a costa de los recursos ciudadanos. En suma no hacen el trabajo que les encomendaron los ciudadanos, hacen lo que a ellos y su carrera política conviene.

Eso en definitiva no lo practicaríamos con un trabajador en una empresa personal, el problema con el gobierno y sus representantes es que no existe una medición objetiva de su trabajo. Por ejemplo es ridículo que el avance de un gobierno lo determine una comisión integrada por miembros del mismo proyecto político, como sucede aquí en Parral.

No hay objetividad en que sea el mismo diputado quien auto califica su trabajo y que no haya absolutamente ningún órgano que lo califique. Todo queda en las protestas de sus futuros adversarios sobre su pobre desempeño en tribuna. ¿Por qué nuestros gobernantes no son medidos? La respuesta es sencilla, porque entonces el trabajo administrativo que desempeñan realmente les exigiría mayor rendimiento y la posibilidad de no ser contratado nuevamente por los ciudadanos en otra elección.

A inicio de la administración, personalmente hice la propuesta para que fuera un cuerpo externo, integrado por universitarios y representantes de la sociedad civil, quienes evaluaran el progreso del plan municipal de desarrollo, y honestamente no me sorprendió tanto que el proyecto independiente votara en contra, pues es claro que no es igual ser observado que echarse porras en soledad y promover en medios la grandiosidad inventada.

Por ahí empieza la desfachatez del gobierno y la invención de realidades inexistentes. En la valoración megalómana y exagerada. Si queremos gobernantes más medidos y éxito en el progreso social proveniente de la administración pública. Necesitamos involucrar a agencias externas, que no sean cómplices de la vana gloria.

Uno de los proyectos ciudadanos prioritarios debe ser organizarse para medir con mayor claridad a sus gobernantes y políticos.