Es grato cuando se fortifican en nuestra mente los pensamientos encaminados a afrontar el porvenir con más dignidad y esperanza, ya que como sabemos todo ser humano, nacemos, vivimos, morimos, pero cada uno de nosotros tenemos “uno” de los tantos compromisos, y ese es que debemos poseer una vocación social, siendo esta la que nos conduzca a buscar más plenamente la armonía y concordia, todos debemos ser consientes y darnos cuenta de que somos responsables de nuestro destino.
El ser humano siempre nos hemos caracterizado por tener un espíritu libre, sin embargo, las personas debemos coincidir que existen desafíos universales, como hacernos más humanos y empáticos, ver más por el desposeído y olvidado como hermano.
Que vivir es dar lo mejor de nosotros, que no nos debe de arrastrar la indiferencia al no atrevernos a servir a nuestros semejantes, al convertir nuestros pensamiento en acciones que nos harán sentir más en paz con nosotros mismos, que trabajemos con nuestras conciencia y mantengámosla como una luz. Al fin que nuestra vida es breve, por lo que nuestros ideales y acciones deben ser una lucha para ser más grandes.
Estoy seguro de que en cada familia existen valores fundamentales y universales, todo es que los convirtamos en hechos, cuántos de nosotros hemos observado la injusticia, corrupción, niños que sufren; debemos por lo tanto luchar por un mundo más humano y justo, darnos cuenta de que somos los que podemos ir forjando una mejor sociedad. Y de esta forma seremos parte de una generación que requiere el mundo.
