/ miércoles 14 de febrero de 2024

Todo Mundo es tu Maestro | Crónica de un secuestro anunciado y autorizado

Tantas son las noticias relacionadas a la inseguridad a las que estamos expuestos a diario, que difícilmente prestamos atención; nada nuevo, más muertos, robos, violaciones, políticos que abusan de su poder en los tres niveles de gobierno y de los tres poderes, especialmente del poder judicial. Pero en esta ocasión me tocó ser una de muchas personas secuestradas literalmente por “una manifestación”. En mi caso el secuestro duró un poco más de doce horas, atrapado en una aglomeración de más de treinta kilómetros de tractocamiones estacionados sobre la carretera federal 45 alrededor de la caseta de Sacramento rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Hay una lista de al menos nueve exigencias de los transportistas de la CANACAR, ellos al igual que la mayoría de los ciudadanos de nuestro país exigen seguridad. El detalle está en que para hacer patente sus demandas, recurren a violar los derechos de otros ciudadanos, cometiendo el delito de retenernos a la fuerza. En mi caso tuve que dormir en la carretera por la mañana el hambre nos obligó a caminar para buscar agua y comida, dado que ninguna autoridad tuvo la empatía, menos la decencia de atender las necesidades más básicas de niños, mujeres, enfermos y personas de la tercera edad que quedaron atrapados en algo que los transportistas estuvieron anunciando con tiempo.

Quedó de manifiesto que nuestros gobiernos en México solo se sirven y aprovechan del poder que les brinda el pueblo al elegirlos para administrar lo que pertenece a todos los mexicanos. Siendo que la caseta fue tomada desde la tarde del jueves 08 de febrero, se permitió que los conductores de carros y camiones de pasajeros siguieran conduciendo por esa vía, sin avisarle a nadie de esta situación, en mi caso tomé un camión de pasajeros el jueves a las 23:50 horas en Parral rumbo a Juárez, lo que me hace preguntarme si hubo manera de que la compañía de camiones estuviera enterada de que tres horas más tarde, nos avisarían que tendríamos que dormir en la carretera y que no sabrían hasta qué hora nos podríamos mover.

No supe a qué hora terminó la manifestación, porque afortunadamente la compañía de camiones les pidió a sus operadores el viernes a medio día que buscaran la manera de avanzar. Para llegar a la caseta el camión de pasajeros tuvo que manejar en sentido contrario hasta la caseta, pero de ahí en adelante fueron alrededor de 30 kilómetros de terracería brincando guardaganados por caminos muy estrechos y pegados a las vías del tren. Sinceramente no sé si sirvió de algo el plantón de unos cuantos transportistas, lo digo así porque muchos de los camiones que estaban atorados junto con nosotros, en cuanto encontraron como salirse lo hicieron, no todos los transportistas pertenecen a la CANACAR. Me pregunto: ¿Hubiera sido más atinado haber permitido el pase libre por la caseta a quien lo quisiera hacer y que el gobierno dejara de percibir ese dinero por más de 24 horas?

Adalberto Gutiérrez Chávez | Ingeniero Agrónomo

Tantas son las noticias relacionadas a la inseguridad a las que estamos expuestos a diario, que difícilmente prestamos atención; nada nuevo, más muertos, robos, violaciones, políticos que abusan de su poder en los tres niveles de gobierno y de los tres poderes, especialmente del poder judicial. Pero en esta ocasión me tocó ser una de muchas personas secuestradas literalmente por “una manifestación”. En mi caso el secuestro duró un poco más de doce horas, atrapado en una aglomeración de más de treinta kilómetros de tractocamiones estacionados sobre la carretera federal 45 alrededor de la caseta de Sacramento rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Hay una lista de al menos nueve exigencias de los transportistas de la CANACAR, ellos al igual que la mayoría de los ciudadanos de nuestro país exigen seguridad. El detalle está en que para hacer patente sus demandas, recurren a violar los derechos de otros ciudadanos, cometiendo el delito de retenernos a la fuerza. En mi caso tuve que dormir en la carretera por la mañana el hambre nos obligó a caminar para buscar agua y comida, dado que ninguna autoridad tuvo la empatía, menos la decencia de atender las necesidades más básicas de niños, mujeres, enfermos y personas de la tercera edad que quedaron atrapados en algo que los transportistas estuvieron anunciando con tiempo.

Quedó de manifiesto que nuestros gobiernos en México solo se sirven y aprovechan del poder que les brinda el pueblo al elegirlos para administrar lo que pertenece a todos los mexicanos. Siendo que la caseta fue tomada desde la tarde del jueves 08 de febrero, se permitió que los conductores de carros y camiones de pasajeros siguieran conduciendo por esa vía, sin avisarle a nadie de esta situación, en mi caso tomé un camión de pasajeros el jueves a las 23:50 horas en Parral rumbo a Juárez, lo que me hace preguntarme si hubo manera de que la compañía de camiones estuviera enterada de que tres horas más tarde, nos avisarían que tendríamos que dormir en la carretera y que no sabrían hasta qué hora nos podríamos mover.

No supe a qué hora terminó la manifestación, porque afortunadamente la compañía de camiones les pidió a sus operadores el viernes a medio día que buscaran la manera de avanzar. Para llegar a la caseta el camión de pasajeros tuvo que manejar en sentido contrario hasta la caseta, pero de ahí en adelante fueron alrededor de 30 kilómetros de terracería brincando guardaganados por caminos muy estrechos y pegados a las vías del tren. Sinceramente no sé si sirvió de algo el plantón de unos cuantos transportistas, lo digo así porque muchos de los camiones que estaban atorados junto con nosotros, en cuanto encontraron como salirse lo hicieron, no todos los transportistas pertenecen a la CANACAR. Me pregunto: ¿Hubiera sido más atinado haber permitido el pase libre por la caseta a quien lo quisiera hacer y que el gobierno dejara de percibir ese dinero por más de 24 horas?

Adalberto Gutiérrez Chávez | Ingeniero Agrónomo

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