/ jueves 3 de octubre de 2019

Que no se pierda la humanidad

En días pasados el presidente de El Salvador; Nayib Bukele tuvo una participación en la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. Durante su intervención, el presidente de Bukele abogó para cambiar el formato de las sesiones de la asamblea general de las Naciones Unidas. Explicó que es necesario mudar el formato hacia la era digital y utilizar video conferencias en lugar de sesiones presenciales, abrir el dialogo a todo el mundo e incluir en las votaciones a toda la raza humana. Luego de escuchar sus argumentos solo podía decir que resulta improcedente la propuesta e incluso indeseable. A continuación mencionaré porque creo que la solicitud es deshumanizante, además que atentaría con el orden social y nos induciría en un completo oscurantismo y desacuerdo.

Tampoco creo que alguien pudiera haber tomado al presidente enserio, pues no destaca por su brillantez, ni por ser una potencia mundial, pero aun así me interesó abordar el problema como un escenario probable, pero indeseable.

La política por necesidad debe tener momentos de encuentro, momentos de persona a persona, porque con mucha claridad los acuerdos de fondo, las lecturas interpersonales se hacen con y entre personas. No niego que el teléfono, la televisión o el internet son sin duda medios que facilitan el acceso a la información e incluso provocan movilizaciones sociales y humanas, no soy un conservador tecnológico, para nada. Pero no es deseable una video política o la disolución de los momentos en los que los mayores representantes de los países o los sectores sociales puedan estar en persona y conviviendo frente a frente.

La humanidad necesita más dialogo y más encuentro que distancia y tecnología. Pero el dialogo enriquecedor es el de los expertos, no el de los neófitos, eso lo vemos claro en los comentarios de redes sociales, sencillamente hay personas que no están instruidas para aportar ideas sólidas y se vuelve entonces eso una serie de monólogos poco sensatos.

La función social de los lideres es la de condensar las voces y dirigirlas, pensar que podría ser posible que toda la gente deliberara sería intentar inducir a la humanidad en la toma de decisiones de lo que se ignora y con ello en la oscuridad política que superamos hace tiempo, precisamente por contar con un sistema de representatividad donde hay especialistas en el manejo del poder.

Sobre la necesidad de tener momentos de encuentro, podría generar el símil de una familia es como pretender tener una familia funcional utilizando las redes sociales o video llamadas para felicitarlos en sus cumpleaños, generar reglas interiores al hogar o bien generar acuerdos vitales, sencillamente es ridículo y ojalá que la tecnología no logre nunca privarnos de la satisfacción de estrechar la mano de alguien más para calcular su honestidad o evadir por completo la mirada para entender el grado de compromiso con el que nos hablan.

Tal vez el problema real no es la tecnología sino que el nivel de exigencia hacia nuestros gobernantes ha bajado exageradamente y en definitiva, no nos gobiernan lo mejores y hay personas que en definitiva no están listos para usar esos espacios.

En días pasados el presidente de El Salvador; Nayib Bukele tuvo una participación en la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. Durante su intervención, el presidente de Bukele abogó para cambiar el formato de las sesiones de la asamblea general de las Naciones Unidas. Explicó que es necesario mudar el formato hacia la era digital y utilizar video conferencias en lugar de sesiones presenciales, abrir el dialogo a todo el mundo e incluir en las votaciones a toda la raza humana. Luego de escuchar sus argumentos solo podía decir que resulta improcedente la propuesta e incluso indeseable. A continuación mencionaré porque creo que la solicitud es deshumanizante, además que atentaría con el orden social y nos induciría en un completo oscurantismo y desacuerdo.

Tampoco creo que alguien pudiera haber tomado al presidente enserio, pues no destaca por su brillantez, ni por ser una potencia mundial, pero aun así me interesó abordar el problema como un escenario probable, pero indeseable.

La política por necesidad debe tener momentos de encuentro, momentos de persona a persona, porque con mucha claridad los acuerdos de fondo, las lecturas interpersonales se hacen con y entre personas. No niego que el teléfono, la televisión o el internet son sin duda medios que facilitan el acceso a la información e incluso provocan movilizaciones sociales y humanas, no soy un conservador tecnológico, para nada. Pero no es deseable una video política o la disolución de los momentos en los que los mayores representantes de los países o los sectores sociales puedan estar en persona y conviviendo frente a frente.

La humanidad necesita más dialogo y más encuentro que distancia y tecnología. Pero el dialogo enriquecedor es el de los expertos, no el de los neófitos, eso lo vemos claro en los comentarios de redes sociales, sencillamente hay personas que no están instruidas para aportar ideas sólidas y se vuelve entonces eso una serie de monólogos poco sensatos.

La función social de los lideres es la de condensar las voces y dirigirlas, pensar que podría ser posible que toda la gente deliberara sería intentar inducir a la humanidad en la toma de decisiones de lo que se ignora y con ello en la oscuridad política que superamos hace tiempo, precisamente por contar con un sistema de representatividad donde hay especialistas en el manejo del poder.

Sobre la necesidad de tener momentos de encuentro, podría generar el símil de una familia es como pretender tener una familia funcional utilizando las redes sociales o video llamadas para felicitarlos en sus cumpleaños, generar reglas interiores al hogar o bien generar acuerdos vitales, sencillamente es ridículo y ojalá que la tecnología no logre nunca privarnos de la satisfacción de estrechar la mano de alguien más para calcular su honestidad o evadir por completo la mirada para entender el grado de compromiso con el que nos hablan.

Tal vez el problema real no es la tecnología sino que el nivel de exigencia hacia nuestros gobernantes ha bajado exageradamente y en definitiva, no nos gobiernan lo mejores y hay personas que en definitiva no están listos para usar esos espacios.