/ martes 21 de junio de 2022

Cuidando nuestra salud… | Seguimos con la importancia de nuestra actitud

La semana pasada escribía que vivimos en una sociedad profundamente enferma y lastimada, nosotros en mayor o menor medida también lo estamos, pues formamos parte de ella. Podemos hacer cambios para transformarla en una sociedad más sana y resiliente, de forma intrapersonal e interpersonal.

La forma intrapersonal es aprender a mirar hacia dentro de nosotros mismos, conocernos y ser conscientes de la actitud que tenemos para con nosotros mismos, la forma en la que nos hablamos, tratamos, respetamos o no. (Las palabras tienen mucho peso en el cómo nos sentimos con respecto a nosotros mismos.) Siendo congruentes la mayor parte del tiempo, con lo que pensamos, sentimos y actuamos. Esto nos dará paz y tranquilidad para abordar la vida con sus dificultades y alegrías. De ahí la importancia de nuestra actitud. Quiero compartirles el principio 90/10 de Stephen Covey, nos dice que el 10% de lo que ocurre en nuestras vidas no depende de nosotros y el otro 90% depende de lo que nosotros decidamos hacer de ese 10%, es decir, nuestra actitud. El cual me lleva a reflexionar que somos más responsables de nosotros mismos de lo que en ocasiones creemos, pensamos y sentimos, que tenemos más control de lo creemos y necesitamos autorregularnos, por eso complicamos mucho nuestro vivir y el de los demás. La forma interpersonal tiene que ver con cómo me estoy relacionando con los demás (amigos, compañeros de escuela/trabajo, grupos, comunidad y sociedad). Es de suma importancia nos cuestionemos en cómo contribuyo como persona. ¿Estoy ayudando a mi “comunidad, a la ciudad a la que pertenezco desde mi trinchera, mis posibilidades y recursos? O solo crítico y no hago nada.

El ser humano solo se realiza al servicio de otro ser humano, no solo a beneficio propio. Cuando la persona solo ve para sí misma y por sí misma, se vuelve egocéntrica, solo capaz de ver sus necesidades y no ver, ni reconocer, ni valorar, las de los demás, es básico estar bien uno con uno mismo, pero sin dañar o afectar a los demás; aquí entra la conducta asertiva que implica responder a lo que me sucede de manera adecuada. Con tino, tono y tacto, Diciendo las cosas de forma propia, cuidando el cómo, cuándo y dónde digo las cosas. No es lo mismo corregir a un hijo en privado que exponerlo ante sus amigos, no es igual te equivocaste a que tonto eres. Algo elemental en el trato con otras personas trata a los demás como quieres que te traten. Y si alguien no te trata bien como tú le estás tratando recuerda que cada quien da lo que tiene, tal vez en ese momento esa persona está atravesando algo y no tiene la claridad o capacidad para ver lo que tú sí. La base está en no tomarse como personal lo que no es, aunque vaya dirigido a tú persona. Por ejemplo que alguien me diga Jessica eres una tonta. ¡El que me equivoque no me convierte en tonta, habla que cometí un error, que necesito aprender o responsabilizarme si, pero ponerme la etiqueta de tonta no! Recuerda tú sabes lo que eres y lo que no, si no te corresponde no lo tomes si, te toca, trabaja esa conducta o actitud y mejora. No cargar con lo que no, venga de nuestros padres, maestros, amigos, seamos responsables de lo que nos corresponde y soltemos lo que no.

Nos vemos la próxima semana, aprendiendo más de nosotros mismos para transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva.

Jessica Cano Gasperin | Psicoterapeuta

La semana pasada escribía que vivimos en una sociedad profundamente enferma y lastimada, nosotros en mayor o menor medida también lo estamos, pues formamos parte de ella. Podemos hacer cambios para transformarla en una sociedad más sana y resiliente, de forma intrapersonal e interpersonal.

La forma intrapersonal es aprender a mirar hacia dentro de nosotros mismos, conocernos y ser conscientes de la actitud que tenemos para con nosotros mismos, la forma en la que nos hablamos, tratamos, respetamos o no. (Las palabras tienen mucho peso en el cómo nos sentimos con respecto a nosotros mismos.) Siendo congruentes la mayor parte del tiempo, con lo que pensamos, sentimos y actuamos. Esto nos dará paz y tranquilidad para abordar la vida con sus dificultades y alegrías. De ahí la importancia de nuestra actitud. Quiero compartirles el principio 90/10 de Stephen Covey, nos dice que el 10% de lo que ocurre en nuestras vidas no depende de nosotros y el otro 90% depende de lo que nosotros decidamos hacer de ese 10%, es decir, nuestra actitud. El cual me lleva a reflexionar que somos más responsables de nosotros mismos de lo que en ocasiones creemos, pensamos y sentimos, que tenemos más control de lo creemos y necesitamos autorregularnos, por eso complicamos mucho nuestro vivir y el de los demás. La forma interpersonal tiene que ver con cómo me estoy relacionando con los demás (amigos, compañeros de escuela/trabajo, grupos, comunidad y sociedad). Es de suma importancia nos cuestionemos en cómo contribuyo como persona. ¿Estoy ayudando a mi “comunidad, a la ciudad a la que pertenezco desde mi trinchera, mis posibilidades y recursos? O solo crítico y no hago nada.

El ser humano solo se realiza al servicio de otro ser humano, no solo a beneficio propio. Cuando la persona solo ve para sí misma y por sí misma, se vuelve egocéntrica, solo capaz de ver sus necesidades y no ver, ni reconocer, ni valorar, las de los demás, es básico estar bien uno con uno mismo, pero sin dañar o afectar a los demás; aquí entra la conducta asertiva que implica responder a lo que me sucede de manera adecuada. Con tino, tono y tacto, Diciendo las cosas de forma propia, cuidando el cómo, cuándo y dónde digo las cosas. No es lo mismo corregir a un hijo en privado que exponerlo ante sus amigos, no es igual te equivocaste a que tonto eres. Algo elemental en el trato con otras personas trata a los demás como quieres que te traten. Y si alguien no te trata bien como tú le estás tratando recuerda que cada quien da lo que tiene, tal vez en ese momento esa persona está atravesando algo y no tiene la claridad o capacidad para ver lo que tú sí. La base está en no tomarse como personal lo que no es, aunque vaya dirigido a tú persona. Por ejemplo que alguien me diga Jessica eres una tonta. ¡El que me equivoque no me convierte en tonta, habla que cometí un error, que necesito aprender o responsabilizarme si, pero ponerme la etiqueta de tonta no! Recuerda tú sabes lo que eres y lo que no, si no te corresponde no lo tomes si, te toca, trabaja esa conducta o actitud y mejora. No cargar con lo que no, venga de nuestros padres, maestros, amigos, seamos responsables de lo que nos corresponde y soltemos lo que no.

Nos vemos la próxima semana, aprendiendo más de nosotros mismos para transformar nuestra realidad e influir en los demás de forma positiva.

Jessica Cano Gasperin | Psicoterapeuta