/ domingo 23 de mayo de 2021

Casa de oración Pacto de Paz | Personas correctas

Si queremos que el mundo cambie, necesitamos ser las personas que este mundo necesita. Este mundo necesita de personas correctas. Las personas correctas necesitan un corazón sano. Tener un corazón dolido, herido, rencoroso, es un veneno mortal para la vida. Las emociones no sanadas, las heridas del pasado, los abusos, las palabras hirientes y las traiciones no perdonadas, son el mal que tienen “encarcelados” a muchos.

La comunión con Dios, las relaciones interpersonales, el bienestar general y hasta la salud física se ven dañados por el corazón, o las emociones no sanadas. Si el corazón del ser humano está mal, su espíritu queda oprimido. Proverbios 15:13 dice “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” Un corazón adolorido, es un gran obstáculo en la vida.

Si deseo tener un corazón sano, en primer lugar, debo reconocer que algo no está bien, confesarlo a Dios y pedirle que me ayude, el mismo Señor Jesús dice: “…Yo he venido a sanar a los quebrantados de corazón…” (Lc. 4:18ª) En segundo lugar, perdonar. No perdonar es mantener es mantener un “veneno” mortal en el corazón. Perdonar es desatarme yo y desatar a la persona, pues existe un hilo invisible que los une y no les permite avanzar en la vida. Perdonar es dejar la ofensa a un lado y declarar palabras de bendición sobre quien nos ha herido. Cuando perdonamos, comenzamos a tener un corazón correcto, una actitud correcta. El perdón no es una actividad esporádica, más bien es una actividad cotidiana. “El que perdona la ofensa cultiva el amor” (Prov. 17:9)

Cuando tienes la actitud correcta amas y perdonas, eres libre y vas caminando seguro en la vida al bienestar en general, y serás la persona correcta para ti, para tu familia, y para este mundo.

El amar y perdonar traen libertad y unidad. Y si yo hago las cosas bien, estoy seguro que Dios no olvida eso. Si no perdono, si no amo, si no hago bien las cosas, Dios no se une a mí, y vivir sin Dios en este mudo, es muy difícil. Cuando busco ser una persona correcta, tengo paz con Dios, tengo paz en mí mismo y tengo paz con el próximo.

Una persona correcta siente compasión, trata a las personas misericordia y trata de aliviar su dolor o sufrimiento, o remediarlo de alguna manera. Porque él tiene bienes de este mundo y ve a su próximo tener necesidad, y cierra su corazón ¿Cómo mora el amor de Dios en él? (1 Juan 3:17) Diríamos que la compasión es, amor en acción. Cuando Dios pone amor y compasión en el corazón, Él te está ofreciendo la oportunidad de hacer algo transcendental en la vida de alguien, y en tu propia vida.

En todas partes encontramos personas dolidas, desanimadas y con temor. La vida de muchos es un desastre, un caos. Ellos necesitan no las opiniones, no las críticas o juicios de otros. Ellos necesitan compasión, necesitan “samaritanos” que limpien sus heridas, que les ayuden a sanar los golpes que han recibido y que hagan algo por ellos. Necesitan que alguien les de esperanza. Que alguien le lleve sanidad que les muestre la misericordia y la compasión de Dios. Ellos necesitan un amigo, una persona que quiera escuchar su historia y les anime a seguir adelante.

Si tienes compasión por el próximo, un corazón sano que ama y perdona, eres una persona correcta para este mundo. Lo que nos hace grandes no es el dinero, no es la fama, no las posesiones, lo que nos hace grandes es ser las personas correctas.

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Pastor J. Andrés Pimentel M.

Si queremos que el mundo cambie, necesitamos ser las personas que este mundo necesita. Este mundo necesita de personas correctas. Las personas correctas necesitan un corazón sano. Tener un corazón dolido, herido, rencoroso, es un veneno mortal para la vida. Las emociones no sanadas, las heridas del pasado, los abusos, las palabras hirientes y las traiciones no perdonadas, son el mal que tienen “encarcelados” a muchos.

La comunión con Dios, las relaciones interpersonales, el bienestar general y hasta la salud física se ven dañados por el corazón, o las emociones no sanadas. Si el corazón del ser humano está mal, su espíritu queda oprimido. Proverbios 15:13 dice “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” Un corazón adolorido, es un gran obstáculo en la vida.

Si deseo tener un corazón sano, en primer lugar, debo reconocer que algo no está bien, confesarlo a Dios y pedirle que me ayude, el mismo Señor Jesús dice: “…Yo he venido a sanar a los quebrantados de corazón…” (Lc. 4:18ª) En segundo lugar, perdonar. No perdonar es mantener es mantener un “veneno” mortal en el corazón. Perdonar es desatarme yo y desatar a la persona, pues existe un hilo invisible que los une y no les permite avanzar en la vida. Perdonar es dejar la ofensa a un lado y declarar palabras de bendición sobre quien nos ha herido. Cuando perdonamos, comenzamos a tener un corazón correcto, una actitud correcta. El perdón no es una actividad esporádica, más bien es una actividad cotidiana. “El que perdona la ofensa cultiva el amor” (Prov. 17:9)

Cuando tienes la actitud correcta amas y perdonas, eres libre y vas caminando seguro en la vida al bienestar en general, y serás la persona correcta para ti, para tu familia, y para este mundo.

El amar y perdonar traen libertad y unidad. Y si yo hago las cosas bien, estoy seguro que Dios no olvida eso. Si no perdono, si no amo, si no hago bien las cosas, Dios no se une a mí, y vivir sin Dios en este mudo, es muy difícil. Cuando busco ser una persona correcta, tengo paz con Dios, tengo paz en mí mismo y tengo paz con el próximo.

Una persona correcta siente compasión, trata a las personas misericordia y trata de aliviar su dolor o sufrimiento, o remediarlo de alguna manera. Porque él tiene bienes de este mundo y ve a su próximo tener necesidad, y cierra su corazón ¿Cómo mora el amor de Dios en él? (1 Juan 3:17) Diríamos que la compasión es, amor en acción. Cuando Dios pone amor y compasión en el corazón, Él te está ofreciendo la oportunidad de hacer algo transcendental en la vida de alguien, y en tu propia vida.

En todas partes encontramos personas dolidas, desanimadas y con temor. La vida de muchos es un desastre, un caos. Ellos necesitan no las opiniones, no las críticas o juicios de otros. Ellos necesitan compasión, necesitan “samaritanos” que limpien sus heridas, que les ayuden a sanar los golpes que han recibido y que hagan algo por ellos. Necesitan que alguien les de esperanza. Que alguien le lleve sanidad que les muestre la misericordia y la compasión de Dios. Ellos necesitan un amigo, una persona que quiera escuchar su historia y les anime a seguir adelante.

Si tienes compasión por el próximo, un corazón sano que ama y perdona, eres una persona correcta para este mundo. Lo que nos hace grandes no es el dinero, no es la fama, no las posesiones, lo que nos hace grandes es ser las personas correctas.

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Pastor J. Andrés Pimentel M.