/ domingo 4 de junio de 2023

Casa de Oración Pacto de Paz | Confían En Dios 

Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar una gran montaña. Empezó a subir y el día fue avanzando y se hizo tarde y decidió seguir subiendo para llegar a la cima. La noche cayó con gran pesadez y no se podía ver absolutamente nada, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo, a unos cien metros de la cima se resbaló y se desplomó por los aires. Caía a gran velocidad, sólo podía ver manchas oscuras.

En esos angustiantes momentos, pasó por su mente toda su vida. Pensaba que iba a morir, pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedó más que gritar: "¡Ayúdame Dios mío!". De repente una voz de los cielos le contestó: "¿Qué quieres que haga?" Él respondió: "Sálvame Dios mío".

Dios le preguntó: "¿Realmente crees que yo te puedo salvar?" "Por supuesto, Dios" respondió. "Entonces, corta la cuerda que te sostiene", dijo Dios. Siguió un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda... Al día siguiente, el equipo de rescate que llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado, agarrado con fuerza, con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo DOS METROS DEL SUELO…

El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente, confiar en Dios. Proverbios 3:5 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia”. El consejo bíblico es claro, la única persona digna de absoluta confianza es Dios, en quien se nos insta a confiar con TODO el corazón. No con un 2% o 99.99%. Es con todo el corazón, al 100%. El no confiar en Dios trae consecuencias lamentables. Para poder confiar en alguien lo primero que se tiene que hacer es conocerle, no se puede confiar en quien no se conoce, es necesario conócelo a Dios personalmente. Lo segundo es creer en Él, es decir, tener fe en Él.

Lo tercero es buscarlo de todo corazón. Luego sigue no dejar de poner la vista en Él y Saber esperar en su tiempo. Es necesario confiar que Él tiene el control de todas las cosas y que no seremos defraudados. Es triste ver cómo para algunas personas es más fácil dejarse guiar por un horóscopo, o consultar adivinos, que confiar en Dios. La vida no puede depender de lo que diga el sol, la luna o las estrellas. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es reconocer la necesidad de confiar en Dios. Lo segundo es comenzar a caminar en fe. Dice la palabra de Dios: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3). Y el Salmo 125:1 dice: “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre”.

Estimado lector, los tiempos que nos ha tocado vivir, son una gran oportunidad para confiar en Dios, y creer que pueden venir tiempos mejores. Hechos 3:19 dice “…vuelvan a Dios para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo

J. Andrés Pimentel M. | Pastor

Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar una gran montaña. Empezó a subir y el día fue avanzando y se hizo tarde y decidió seguir subiendo para llegar a la cima. La noche cayó con gran pesadez y no se podía ver absolutamente nada, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo, a unos cien metros de la cima se resbaló y se desplomó por los aires. Caía a gran velocidad, sólo podía ver manchas oscuras.

En esos angustiantes momentos, pasó por su mente toda su vida. Pensaba que iba a morir, pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedó más que gritar: "¡Ayúdame Dios mío!". De repente una voz de los cielos le contestó: "¿Qué quieres que haga?" Él respondió: "Sálvame Dios mío".

Dios le preguntó: "¿Realmente crees que yo te puedo salvar?" "Por supuesto, Dios" respondió. "Entonces, corta la cuerda que te sostiene", dijo Dios. Siguió un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda... Al día siguiente, el equipo de rescate que llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado, agarrado con fuerza, con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo DOS METROS DEL SUELO…

El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente, confiar en Dios. Proverbios 3:5 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia”. El consejo bíblico es claro, la única persona digna de absoluta confianza es Dios, en quien se nos insta a confiar con TODO el corazón. No con un 2% o 99.99%. Es con todo el corazón, al 100%. El no confiar en Dios trae consecuencias lamentables. Para poder confiar en alguien lo primero que se tiene que hacer es conocerle, no se puede confiar en quien no se conoce, es necesario conócelo a Dios personalmente. Lo segundo es creer en Él, es decir, tener fe en Él.

Lo tercero es buscarlo de todo corazón. Luego sigue no dejar de poner la vista en Él y Saber esperar en su tiempo. Es necesario confiar que Él tiene el control de todas las cosas y que no seremos defraudados. Es triste ver cómo para algunas personas es más fácil dejarse guiar por un horóscopo, o consultar adivinos, que confiar en Dios. La vida no puede depender de lo que diga el sol, la luna o las estrellas. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es reconocer la necesidad de confiar en Dios. Lo segundo es comenzar a caminar en fe. Dice la palabra de Dios: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3). Y el Salmo 125:1 dice: “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre”.

Estimado lector, los tiempos que nos ha tocado vivir, son una gran oportunidad para confiar en Dios, y creer que pueden venir tiempos mejores. Hechos 3:19 dice “…vuelvan a Dios para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo

J. Andrés Pimentel M. | Pastor