/ miércoles 27 de abril de 2022

Todo el mundo es tu maestro | La felicidad para estóicos y epicúeros

Con el gusto de siempre de compartir un poco con ustedes, de lo que se lee, siente y vive. La filosofía, madre de todas las ciencias, raíz de nuestros pensamientos e ideas, fuente ilimitada de conocimiento. Ese amor por la sabiduría que hizo surgir nuestras primeras palabras primitivas hace miles de años, por quien pasamos de ser un mamífero irracional a uno que razona y crea. La filosofía a veces simple a veces inalcanzable.

Los filósofos griegos, como referentes de nuestra cultura occidental iniciaron su labor siglos antes de Cristo.

Lo que ellos iniciaron son la base todavía no solo de nuestro desarrollo intelectual y cultural, también científico y tecnológico. Nuestra evolución del pensamiento no parece haberse desarrollado todavía lo suficiente, puesto que nuestro mundo poblado de increíbles mentes, sigue sin convertirse en ese paraíso de paz y felicidad que buscamos desde hace siglos y las filosofías antiguas pueden ser vigentes en nuestros días y es curioso si lo comparamos con las herramientas de aquellos años que ahora son obsoletas comparadas con la tecnología de nuestros días.

En la antigüedad clásica hubo dos corrientes de pensamiento muy vigentes, puesto que todavía podemos denominar a alguna persona como estoico o epicúreo. Y es que si acepta lo que le acontece con la frente en alto, sin renegar de su mala suerte y aceptando la buena con serenidad, sin inmutarse ante los designios de Dios y confiados en este, podemos decir que esa persona es muy estoica. Si en cambio le gusta disfrutar los placeres de la vida, y gozar del paisaje, de la comida, bebida y otros placeres mundanos, entonces le podemos decir epicúreo.

El estoicismos es uno de los movimientos filosóficos fundado por Zenón de Cito, aprox. 333-262 a. C. Para los estoicos la felicidad consiste en estar en armonía con la naturaleza, aceptar que todo ocurre por una ley que rige todo cuanto ocurre en nuestro alrededor. Entienden por naturaleza es el orden que ha implementado en el mundo la divinidad, todo viene de una fuerza divina. Relacionan la razón y la felicidad considerando que solo aquellos que son capaces de razonar sabrán adaptarse a lo natural y aceptar que todo pasa por una ley superior.

Por el contrario, el epicureísmo es un movimiento filosófico que cubre la búsqueda de una vida feliz mediante la búsqueda inteligente de los placeres. Fue enseñado por Epicuro de Samos aprox. 341 a. C.

Para los epicúreos la felicidad consiste en darnos todo aquello que produzca placer al alma, aquello que nos reporte paz y tranquilidad y a la vez lleve consigo la ausencia de dolor. Sin embargo no era una filosofía cien por ciento hedonista, puesto que habría que ser prudentes, calcular las consecuencias que la aplicación de algo que creemos placer nos puede producir en el futuro para descubrir los auténticos placeres. Sólo el cuidadoso cálculo de los placeres puede conseguir que el ser humano se baste a sí mismo y no se convierta en esclavo de necesidades y de la preocupación por el mañana. El cálculo viene de la prudencia.

Ambas corrientes van por caminos opuestos, pero se unen y coinciden en la importancia de la prudencia pues de ahí nacen más virtudes como la belleza y la justicia. Y para ambas vivir placenteramente requiere de costumbres sencillas y poco costosas, sin crearse muchas necesidades. Y en cuanto a la felicidad se llega a una misma conclusión en ambas: La felicidad se basa, a fin de cuentas, en el desarrollo de la razón o en la sabiduría.

Ing. Adalberto Gutiérrez | Ing. Agrónomo

Con el gusto de siempre de compartir un poco con ustedes, de lo que se lee, siente y vive. La filosofía, madre de todas las ciencias, raíz de nuestros pensamientos e ideas, fuente ilimitada de conocimiento. Ese amor por la sabiduría que hizo surgir nuestras primeras palabras primitivas hace miles de años, por quien pasamos de ser un mamífero irracional a uno que razona y crea. La filosofía a veces simple a veces inalcanzable.

Los filósofos griegos, como referentes de nuestra cultura occidental iniciaron su labor siglos antes de Cristo.

Lo que ellos iniciaron son la base todavía no solo de nuestro desarrollo intelectual y cultural, también científico y tecnológico. Nuestra evolución del pensamiento no parece haberse desarrollado todavía lo suficiente, puesto que nuestro mundo poblado de increíbles mentes, sigue sin convertirse en ese paraíso de paz y felicidad que buscamos desde hace siglos y las filosofías antiguas pueden ser vigentes en nuestros días y es curioso si lo comparamos con las herramientas de aquellos años que ahora son obsoletas comparadas con la tecnología de nuestros días.

En la antigüedad clásica hubo dos corrientes de pensamiento muy vigentes, puesto que todavía podemos denominar a alguna persona como estoico o epicúreo. Y es que si acepta lo que le acontece con la frente en alto, sin renegar de su mala suerte y aceptando la buena con serenidad, sin inmutarse ante los designios de Dios y confiados en este, podemos decir que esa persona es muy estoica. Si en cambio le gusta disfrutar los placeres de la vida, y gozar del paisaje, de la comida, bebida y otros placeres mundanos, entonces le podemos decir epicúreo.

El estoicismos es uno de los movimientos filosóficos fundado por Zenón de Cito, aprox. 333-262 a. C. Para los estoicos la felicidad consiste en estar en armonía con la naturaleza, aceptar que todo ocurre por una ley que rige todo cuanto ocurre en nuestro alrededor. Entienden por naturaleza es el orden que ha implementado en el mundo la divinidad, todo viene de una fuerza divina. Relacionan la razón y la felicidad considerando que solo aquellos que son capaces de razonar sabrán adaptarse a lo natural y aceptar que todo pasa por una ley superior.

Por el contrario, el epicureísmo es un movimiento filosófico que cubre la búsqueda de una vida feliz mediante la búsqueda inteligente de los placeres. Fue enseñado por Epicuro de Samos aprox. 341 a. C.

Para los epicúreos la felicidad consiste en darnos todo aquello que produzca placer al alma, aquello que nos reporte paz y tranquilidad y a la vez lleve consigo la ausencia de dolor. Sin embargo no era una filosofía cien por ciento hedonista, puesto que habría que ser prudentes, calcular las consecuencias que la aplicación de algo que creemos placer nos puede producir en el futuro para descubrir los auténticos placeres. Sólo el cuidadoso cálculo de los placeres puede conseguir que el ser humano se baste a sí mismo y no se convierta en esclavo de necesidades y de la preocupación por el mañana. El cálculo viene de la prudencia.

Ambas corrientes van por caminos opuestos, pero se unen y coinciden en la importancia de la prudencia pues de ahí nacen más virtudes como la belleza y la justicia. Y para ambas vivir placenteramente requiere de costumbres sencillas y poco costosas, sin crearse muchas necesidades. Y en cuanto a la felicidad se llega a una misma conclusión en ambas: La felicidad se basa, a fin de cuentas, en el desarrollo de la razón o en la sabiduría.

Ing. Adalberto Gutiérrez | Ing. Agrónomo

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