/ martes 28 de junio de 2022

Idealismo en una Realidad | Terrible crimen contra los jesuitas

Hablamos antes de los que está ocurriendo en Ucrania por la invasión de Rusia, para ahora encontrarnos con los criminales sucesos ocurridos al interior del templo religioso católico en Cerocahui, Municipio de Urique, en plena sierra de Chihuahua, donde el crimen organizado perpetró increíblemente el homicidio de dos sencillos y humildes sacerdotes Jesuitas y de un guía turístico, considerado este un acto totalmente deshumanizado, que atenta, ya no sólo contra los contrarios de ellos mismos, sino contra una orden religiosa tan seria y prestigiada como lo es La Compañía de Jesús.

Indudable que la inseguridad en nuestro estado nos está afectando tremendamente, al grado de que tanto al norte, al sur, al este y al poniente, vienen sucediendo hechos tan denigrantes, que nos hacen pensar en un peligro inminente sobre nuestra sociedad.

Estos admirables misioneros Jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, dejaron su lugar de origen y sus comodidades, para ir en busca de aquellos que requieren una palabra de estímulo y un apoyo espiritual y material para sus vidas, trabajo que callada y admirablemente realizaron estos hombres religiosos a lo largo de sus más de 50 años de servicio humanitario. Partieron a lugares apartados, para buscar a los seres más aislados y marginados de la civilización, en un acto completamente sublime y extraordinario, igualando a la misión de Jesús aquí en la tierra, cuando buscó a aquellos que necesitaban de justicia y bienestar espiritual.

A ciencia cierta no sabemos si el guía de turistas tenía problemas con los criminales, porque a decir de la prensa, fue sacado del hotel y llevado hasta el templo para presentarlo ante los sacerdotes y pedir oraciones para él, ya que iba a morir, constituyendo esto un acto de verdadera crueldad y deshumanización, que se explica únicamente como producto de una mente criminalmente enferma; los sacerdotes, como les correspondía a su ministerio, confiados acudieron al llamado, sin imaginar que también atentaron contra su vida; fue así como al parecer, después de darle la absolución al guía, le pidieron al agresor respetar la vida, pero sin ser escuchados fueron también agredidos mortalmente.

Estos hechos salieron a la luz, gracias a un tercer sacerdote que también estuvo presente y que valientemente narró cómo los criminales le pidieron la absolución después de cometer los crímenes, a lo que tuvo que acceder, por obligación moral, pero también en un increíble acto de misericordia, propio de su ministerio, narrando además cómo tuvo que pedirles que no se llevaran los cuerpos, sin ser escuchado tampoco.

La Compañía de Jesús, S.J., que en latín se entiende “Societas Jesu”, es una orden religiosa de sacerdotes conocidos comúnmente como Jesuitas, fundada en 1534, por el español San Ignacio de Loyola, junto con Francisco Javier, Pedro Fabro y Diego Lainéz, entre otros, quienes quisieron que sus miembros estuviesen preparados para ser enviados con la mayor celeridad ahí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por ello los Jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa: obediencia, pobreza y castidad. Además de un cuarto voto de obediencia al Papa, que es una de sus principales características en su misión.

Por todos estos acontecimientos, me resta sólo decir, que el sacrificio de que fueron objeto nuestros hermanos sacerdotes es un signo de descomposición social, y que de ninguna manera representa un acto intimidatorio, ya que la orden jesuita seguirá con su sublime misión.


José Félix Bueno | Político, Activista social

Hablamos antes de los que está ocurriendo en Ucrania por la invasión de Rusia, para ahora encontrarnos con los criminales sucesos ocurridos al interior del templo religioso católico en Cerocahui, Municipio de Urique, en plena sierra de Chihuahua, donde el crimen organizado perpetró increíblemente el homicidio de dos sencillos y humildes sacerdotes Jesuitas y de un guía turístico, considerado este un acto totalmente deshumanizado, que atenta, ya no sólo contra los contrarios de ellos mismos, sino contra una orden religiosa tan seria y prestigiada como lo es La Compañía de Jesús.

Indudable que la inseguridad en nuestro estado nos está afectando tremendamente, al grado de que tanto al norte, al sur, al este y al poniente, vienen sucediendo hechos tan denigrantes, que nos hacen pensar en un peligro inminente sobre nuestra sociedad.

Estos admirables misioneros Jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, dejaron su lugar de origen y sus comodidades, para ir en busca de aquellos que requieren una palabra de estímulo y un apoyo espiritual y material para sus vidas, trabajo que callada y admirablemente realizaron estos hombres religiosos a lo largo de sus más de 50 años de servicio humanitario. Partieron a lugares apartados, para buscar a los seres más aislados y marginados de la civilización, en un acto completamente sublime y extraordinario, igualando a la misión de Jesús aquí en la tierra, cuando buscó a aquellos que necesitaban de justicia y bienestar espiritual.

A ciencia cierta no sabemos si el guía de turistas tenía problemas con los criminales, porque a decir de la prensa, fue sacado del hotel y llevado hasta el templo para presentarlo ante los sacerdotes y pedir oraciones para él, ya que iba a morir, constituyendo esto un acto de verdadera crueldad y deshumanización, que se explica únicamente como producto de una mente criminalmente enferma; los sacerdotes, como les correspondía a su ministerio, confiados acudieron al llamado, sin imaginar que también atentaron contra su vida; fue así como al parecer, después de darle la absolución al guía, le pidieron al agresor respetar la vida, pero sin ser escuchados fueron también agredidos mortalmente.

Estos hechos salieron a la luz, gracias a un tercer sacerdote que también estuvo presente y que valientemente narró cómo los criminales le pidieron la absolución después de cometer los crímenes, a lo que tuvo que acceder, por obligación moral, pero también en un increíble acto de misericordia, propio de su ministerio, narrando además cómo tuvo que pedirles que no se llevaran los cuerpos, sin ser escuchado tampoco.

La Compañía de Jesús, S.J., que en latín se entiende “Societas Jesu”, es una orden religiosa de sacerdotes conocidos comúnmente como Jesuitas, fundada en 1534, por el español San Ignacio de Loyola, junto con Francisco Javier, Pedro Fabro y Diego Lainéz, entre otros, quienes quisieron que sus miembros estuviesen preparados para ser enviados con la mayor celeridad ahí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por ello los Jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa: obediencia, pobreza y castidad. Además de un cuarto voto de obediencia al Papa, que es una de sus principales características en su misión.

Por todos estos acontecimientos, me resta sólo decir, que el sacrificio de que fueron objeto nuestros hermanos sacerdotes es un signo de descomposición social, y que de ninguna manera representa un acto intimidatorio, ya que la orden jesuita seguirá con su sublime misión.


José Félix Bueno | Político, Activista social