/ miércoles 23 de marzo de 2022

En sobremesa con Maxi | Dos años de Pandemia

Volteo hacia atrás y observo que la vida a cambiado tanto en dos años, veo imágenes en las cuales sonreía de una forma distinta, cada una de las expresiones de mi rostro eran distintas, un hombre que estaba afanado por conseguir sus sueños, aquellos lugares en los cuales estaba poniendo su vista muy sigilosamente.

A lo lejos se escuchaban noticias que existía algo que se les había salido de control, personas enmascaradas con inclusive trajes que daban miedo, imaginar que algo como eso iba a durar por lo menos dos semanas en regresarnos a nuestra vida cotidiana, como fue posible que las dos semanas que se tenían presupuestadas ahora se hayan traducido en al menos dos años.

El tiempo se ha detenido, muchas personas se encuentran enmudecidas ante la impotencia de poder darle solución, gobiernos enteros han entrado en un túnel obscuro que no tenían previsto, empresas empiezan a sentir como si se tratase de un temblor de 8.0 grados Richter, la cartera o la bolsa empiezan a tener agujeros en la parte baja simulando que el dinero se esta yendo o que muy pronto ya no llegara más para cubrir esos huecos.

Incertidumbre total rodea a los hogares de todos los países del planeta tierra, aquella humanidad que se sentía tan invencible por tener riqueza, armas de guerra o las mejores condiciones económicas ahora son como papel rociado por agua sin ninguna oportunidad de poder defenderse.

Llegan aquellas decisiones difíciles que costaran la carrera política a muchos gobernantes, las cuentas por pagar se incrementan dentro del sector privado y es momento de empezar a despedir a todos aquellos colaboradores para seguir sosteniendo los pilares de la organización, empezar a sentirte como si fueras aquel maestro que estaba frente a un pizarrón, pero ahora solo era una mesa y unas cuantas cosas para poder enseñar a tus hijos.

Las familias empezaron a dispersarse para poder proteger a los otros, abuelos que sintieron el estar completamente solos con su gato o aislados completamente del mundo, hubo aquellos que les toco partir en medio del caos y el silencio sin que pudieran al menos darse un abrazo nuevamente con su ser más querido.

Existieron quienes en su intento por desafiar el sentido de la misma vida buscaron encontrarse con aquel virus que estaba arruinando sus planes, pero muchos de ellos en esa lucha no tuvieron oportunidad ni de siquiera pedir que se detuviera y fueron derrotados.

Imaginar nuestras vidas resumidas en una pantalla resultaba muy difícil, fiestas virtuales donde los invitados usaban sus mejores atuendos, tomaban del mejor champagne o hasta el mismo DJ ya estaba listo para hacer sonar su música, haciendo todo esto le dábamos consuelo o resignación a nuestra mente de que en si estábamos solos en una habitación sin tener la otra copa para hacer el brindis físicamente.

Tan solo pensar que la ultima ves que viste a alguien fue en una imagen, en algún video o si bien te fue en una videoconferencia durante el confinamiento, dejamos ir personas, pero también dejamos ir parte de nosotros; personalidades, caracteres, autoestimas, filosofías, creencias o todo aquello que eras y que ahora ya no esta.

Se que se podría leer desde una perspectiva distinta estas palabras porque causara disgustos, pero si bien es cierto he dejado ir personas a las cuales les tenía en alta estima, también en esa ida se fue alguien que no era yo, aquel muchacho de sonrisa estética pero no real, después de este tiempo se donde estoy, con quien quiero estar y hacia donde quiero ir. ¿Y tu?


Lic. Maxi Joel Nevárez Ramírez | Administración Gubernamental

Volteo hacia atrás y observo que la vida a cambiado tanto en dos años, veo imágenes en las cuales sonreía de una forma distinta, cada una de las expresiones de mi rostro eran distintas, un hombre que estaba afanado por conseguir sus sueños, aquellos lugares en los cuales estaba poniendo su vista muy sigilosamente.

A lo lejos se escuchaban noticias que existía algo que se les había salido de control, personas enmascaradas con inclusive trajes que daban miedo, imaginar que algo como eso iba a durar por lo menos dos semanas en regresarnos a nuestra vida cotidiana, como fue posible que las dos semanas que se tenían presupuestadas ahora se hayan traducido en al menos dos años.

El tiempo se ha detenido, muchas personas se encuentran enmudecidas ante la impotencia de poder darle solución, gobiernos enteros han entrado en un túnel obscuro que no tenían previsto, empresas empiezan a sentir como si se tratase de un temblor de 8.0 grados Richter, la cartera o la bolsa empiezan a tener agujeros en la parte baja simulando que el dinero se esta yendo o que muy pronto ya no llegara más para cubrir esos huecos.

Incertidumbre total rodea a los hogares de todos los países del planeta tierra, aquella humanidad que se sentía tan invencible por tener riqueza, armas de guerra o las mejores condiciones económicas ahora son como papel rociado por agua sin ninguna oportunidad de poder defenderse.

Llegan aquellas decisiones difíciles que costaran la carrera política a muchos gobernantes, las cuentas por pagar se incrementan dentro del sector privado y es momento de empezar a despedir a todos aquellos colaboradores para seguir sosteniendo los pilares de la organización, empezar a sentirte como si fueras aquel maestro que estaba frente a un pizarrón, pero ahora solo era una mesa y unas cuantas cosas para poder enseñar a tus hijos.

Las familias empezaron a dispersarse para poder proteger a los otros, abuelos que sintieron el estar completamente solos con su gato o aislados completamente del mundo, hubo aquellos que les toco partir en medio del caos y el silencio sin que pudieran al menos darse un abrazo nuevamente con su ser más querido.

Existieron quienes en su intento por desafiar el sentido de la misma vida buscaron encontrarse con aquel virus que estaba arruinando sus planes, pero muchos de ellos en esa lucha no tuvieron oportunidad ni de siquiera pedir que se detuviera y fueron derrotados.

Imaginar nuestras vidas resumidas en una pantalla resultaba muy difícil, fiestas virtuales donde los invitados usaban sus mejores atuendos, tomaban del mejor champagne o hasta el mismo DJ ya estaba listo para hacer sonar su música, haciendo todo esto le dábamos consuelo o resignación a nuestra mente de que en si estábamos solos en una habitación sin tener la otra copa para hacer el brindis físicamente.

Tan solo pensar que la ultima ves que viste a alguien fue en una imagen, en algún video o si bien te fue en una videoconferencia durante el confinamiento, dejamos ir personas, pero también dejamos ir parte de nosotros; personalidades, caracteres, autoestimas, filosofías, creencias o todo aquello que eras y que ahora ya no esta.

Se que se podría leer desde una perspectiva distinta estas palabras porque causara disgustos, pero si bien es cierto he dejado ir personas a las cuales les tenía en alta estima, también en esa ida se fue alguien que no era yo, aquel muchacho de sonrisa estética pero no real, después de este tiempo se donde estoy, con quien quiero estar y hacia donde quiero ir. ¿Y tu?


Lic. Maxi Joel Nevárez Ramírez | Administración Gubernamental