/ miércoles 11 de agosto de 2021

En sobremesa con Maxi | ¡Auxilio!

Pensamientos recorren mi mente como si fueran pajarillos volando de norte a sur por la llegada del invierno, sentimientos encontrados al observar el pasado como libro viejo lleno de polvo el cual se abre lentamente frente a mis ojos. Sueños que quedaron guardados, personas con las cuales no volví a tener contacto, lugares que jamás fui a visitar de nuevo.

Las luces de la sala se apagan, es momento de iniciar la trama de lo que esta por suceder, se escucha de fondo un gran sonido, tal parece es una fogata ardiendo, percibo un resplandor de gran intensidad, colores cálidos se dejan ver a lo lejos del espacio totalmente obscuro.

Observo con detenimiento como bellas luciérnagas vuelan a mi alrededor abriendo paso junto a mi, algo esta sucediendo que la atmosfera del lugar empieza a cambiar, de pronto me dan ganas de empezar a caminar mas de prisa e incluso de empezar a correr a una velocidad que me permite seguir observando todo a mi alrededor.

De pronto se escucha una voz angelical que abre por completo aquel lugar, es como si estuviera siendo parte de algo cósmico, espera, de nuevo se escucha el ardor del fuego en la madera, pero todo empieza a verse de una forma mas deprisa como si pronto estuviera por terminar, corro, corro mas de prisa no puedo detenerme, no puedo dejar de hacerlo.

Me siento como si todo estuviera tratando de decirme algo, pero no logro descifrarlo, trato de entender lo que estoy viendo, escuchando y sintiendo en este lugar, ¿que es lo que están tratando de decirme? Corro, corro, ¡no me detengo!

Esto ha sido mi vida por mucho tiempo, correr hasta no poder mas, luchar batallas sin darme cuenta de que eran contra mi mismo, sentir esas luciérnagas a mi alrededor, observo que en realidad eran personas las cuales estaba viendo, pero en realidad no estaba con ellas, sentír como por mas que seguía avanzando no me detenía, buscaba respuestas haciendo las preguntas equivocadas, veía cada una de mis intenciones siendo desechadas al mas mínimo intento.

El fuego que se encendía frente a mi al darme su esplendor me llenaba de esperanza, el saber que en medio de toda esa obscuridad había luz al final del camino, esa luz que quería llegar a ella daba muestra de que no me encontraba solo.

Te diré algo, así nos sentimos las personas que por alguna razón entramos al mundo frenético de la depresión o incluso de la ansiedad, para muchas personas es incomodo tratar de hablar de este tema por la sencilla razón de que no quieren verse frente al espejo y saber que están dentro del mismo mundo.

Habitualmente asociamos estas cosas con personas aisladas, aquellas que han tenido alguna situación que las orillaron a eso, pero en los peores casos nos damos cuenta de que estaban dentro cuando ahora será tiempo de sepultarlas en tierra cuando antes solo era dentro de su mente viva.

Escucha a quienes tienes a tu alrededor, existen aquellos que están pidiendo a gritos ¡auxilio! ¡auxilio! Pero no hay nadie escuchando, la vida por si misma lleva su complejidad, imagina como te sentirías en medio del océano,si gritas hacia el firmamento seguramente nadie te escuchara, desgastaras tus ultimas energías intentando que alguien vaya a ese lugar y te salve. Se el salvavidas que rescata al naufrago, abre tus oídos y empieza a escuchar el clamor de los demás.

Administrador gubernamental

Pensamientos recorren mi mente como si fueran pajarillos volando de norte a sur por la llegada del invierno, sentimientos encontrados al observar el pasado como libro viejo lleno de polvo el cual se abre lentamente frente a mis ojos. Sueños que quedaron guardados, personas con las cuales no volví a tener contacto, lugares que jamás fui a visitar de nuevo.

Las luces de la sala se apagan, es momento de iniciar la trama de lo que esta por suceder, se escucha de fondo un gran sonido, tal parece es una fogata ardiendo, percibo un resplandor de gran intensidad, colores cálidos se dejan ver a lo lejos del espacio totalmente obscuro.

Observo con detenimiento como bellas luciérnagas vuelan a mi alrededor abriendo paso junto a mi, algo esta sucediendo que la atmosfera del lugar empieza a cambiar, de pronto me dan ganas de empezar a caminar mas de prisa e incluso de empezar a correr a una velocidad que me permite seguir observando todo a mi alrededor.

De pronto se escucha una voz angelical que abre por completo aquel lugar, es como si estuviera siendo parte de algo cósmico, espera, de nuevo se escucha el ardor del fuego en la madera, pero todo empieza a verse de una forma mas deprisa como si pronto estuviera por terminar, corro, corro mas de prisa no puedo detenerme, no puedo dejar de hacerlo.

Me siento como si todo estuviera tratando de decirme algo, pero no logro descifrarlo, trato de entender lo que estoy viendo, escuchando y sintiendo en este lugar, ¿que es lo que están tratando de decirme? Corro, corro, ¡no me detengo!

Esto ha sido mi vida por mucho tiempo, correr hasta no poder mas, luchar batallas sin darme cuenta de que eran contra mi mismo, sentir esas luciérnagas a mi alrededor, observo que en realidad eran personas las cuales estaba viendo, pero en realidad no estaba con ellas, sentír como por mas que seguía avanzando no me detenía, buscaba respuestas haciendo las preguntas equivocadas, veía cada una de mis intenciones siendo desechadas al mas mínimo intento.

El fuego que se encendía frente a mi al darme su esplendor me llenaba de esperanza, el saber que en medio de toda esa obscuridad había luz al final del camino, esa luz que quería llegar a ella daba muestra de que no me encontraba solo.

Te diré algo, así nos sentimos las personas que por alguna razón entramos al mundo frenético de la depresión o incluso de la ansiedad, para muchas personas es incomodo tratar de hablar de este tema por la sencilla razón de que no quieren verse frente al espejo y saber que están dentro del mismo mundo.

Habitualmente asociamos estas cosas con personas aisladas, aquellas que han tenido alguna situación que las orillaron a eso, pero en los peores casos nos damos cuenta de que estaban dentro cuando ahora será tiempo de sepultarlas en tierra cuando antes solo era dentro de su mente viva.

Escucha a quienes tienes a tu alrededor, existen aquellos que están pidiendo a gritos ¡auxilio! ¡auxilio! Pero no hay nadie escuchando, la vida por si misma lleva su complejidad, imagina como te sentirías en medio del océano,si gritas hacia el firmamento seguramente nadie te escuchara, desgastaras tus ultimas energías intentando que alguien vaya a ese lugar y te salve. Se el salvavidas que rescata al naufrago, abre tus oídos y empieza a escuchar el clamor de los demás.

Administrador gubernamental