/ jueves 7 de marzo de 2019

El rápido desgaste del discurso guerrillero

Corral y AMLO son muy parecidos, ambos son el mismo tipo de político y obviamente están teniendo los mismos resultados y problemas en sus gestiones, los dos desde su competencia de gobierno. Para justificar mi anterior afirmación invitaré a hacer un somero análisis sobre dos cosas principales, 1) El contexto, 2) El rol social.

Cuando analizamos el contexto en el que se mueve la política actual, sin problema podemos ubicar un escenario altamente complejo, donde no basta sólo el discurso político, sino debe acompañarse todo actor social con habilidades técnicas y una lectura del complejo entorno que nos absorbe. Las tecnologías, el énfasis económico, las nuevas estructuras sociales no permiten que cualquiera gobierne y tampoco que las propuestas simples tengan éxito. Ya no vivimos en el mundo de los buenos y los malos, de los justos y los corruptos, sino que hemos generado incluso una escala moral muy complicada.

Nuestro mundo se ha vuelto tan complejo que exige que las personas estén al tanto de sistemas administrativos que constan de tantísimos elementos, y de conocimiento y habilidades técnicas que les permitan abordar y modificar sus entornos sociales. El gobierno de hoy no es el mismo gobierno que hace 50 o más años. Con antelación un buen discurso político, una ideología clara y la buena voluntad eran suficiente para llevar las riendas de una sociedad, pues nos encontrábamos en un entorno de fortalecimiento social y construcción de los entornos institucionales. Hoy resulta imposible llevar el gobierno cuando solo se cuenta con las habilidades básicas de la diplomacia y el cálculo político.

En el caso de corral y AMLO tenemos gobernantes que toda su vida la han dedicado a la política pura. Saben mucho sobre el abordaje de la gente, pueden sin problema motivar, construir un discurso (regularmente de guerrilla) son capaces de generar acuerdos, pero lamentablemente ninguno tiene la experiencia de haber administrado o hecho crecer siquiera un changarro. Carecen de estudios técnicos sobre algún área y la mayor parte de su actividad la concentran en la emisión de discursos, antes que a la búsqueda de soluciones reales a problemas concretos.

Por tal condición hemos visto que sus propuestas ideales son muy complicadas para llevarse al terreno de lo concreto o lo real, mueven sus discursos políticos en la construcción de un enemigo común y mantener a la gente enardecida, pero son poco resolutivos e incluso desafían los avances conseguidos. No hay desarrollo, crecimiento económico o coordinación de los equipos porque sencillamente está en segundo término, para uno como para el otro el tema central es conseguir adeptos mediante las críticas de odio y la generación de escenarios prácticamente imposibles.

Mientras el elector se siga guiando por una necesidad moral o emotiva, nuestros líderes aprovecharán ese énfasis para seguir ganando adeptos, pero eso también desembocará que los líderes y sus discursos se agoten tan rápido como un año o dos.

Corral y AMLO son muy parecidos, ambos son el mismo tipo de político y obviamente están teniendo los mismos resultados y problemas en sus gestiones, los dos desde su competencia de gobierno. Para justificar mi anterior afirmación invitaré a hacer un somero análisis sobre dos cosas principales, 1) El contexto, 2) El rol social.

Cuando analizamos el contexto en el que se mueve la política actual, sin problema podemos ubicar un escenario altamente complejo, donde no basta sólo el discurso político, sino debe acompañarse todo actor social con habilidades técnicas y una lectura del complejo entorno que nos absorbe. Las tecnologías, el énfasis económico, las nuevas estructuras sociales no permiten que cualquiera gobierne y tampoco que las propuestas simples tengan éxito. Ya no vivimos en el mundo de los buenos y los malos, de los justos y los corruptos, sino que hemos generado incluso una escala moral muy complicada.

Nuestro mundo se ha vuelto tan complejo que exige que las personas estén al tanto de sistemas administrativos que constan de tantísimos elementos, y de conocimiento y habilidades técnicas que les permitan abordar y modificar sus entornos sociales. El gobierno de hoy no es el mismo gobierno que hace 50 o más años. Con antelación un buen discurso político, una ideología clara y la buena voluntad eran suficiente para llevar las riendas de una sociedad, pues nos encontrábamos en un entorno de fortalecimiento social y construcción de los entornos institucionales. Hoy resulta imposible llevar el gobierno cuando solo se cuenta con las habilidades básicas de la diplomacia y el cálculo político.

En el caso de corral y AMLO tenemos gobernantes que toda su vida la han dedicado a la política pura. Saben mucho sobre el abordaje de la gente, pueden sin problema motivar, construir un discurso (regularmente de guerrilla) son capaces de generar acuerdos, pero lamentablemente ninguno tiene la experiencia de haber administrado o hecho crecer siquiera un changarro. Carecen de estudios técnicos sobre algún área y la mayor parte de su actividad la concentran en la emisión de discursos, antes que a la búsqueda de soluciones reales a problemas concretos.

Por tal condición hemos visto que sus propuestas ideales son muy complicadas para llevarse al terreno de lo concreto o lo real, mueven sus discursos políticos en la construcción de un enemigo común y mantener a la gente enardecida, pero son poco resolutivos e incluso desafían los avances conseguidos. No hay desarrollo, crecimiento económico o coordinación de los equipos porque sencillamente está en segundo término, para uno como para el otro el tema central es conseguir adeptos mediante las críticas de odio y la generación de escenarios prácticamente imposibles.

Mientras el elector se siga guiando por una necesidad moral o emotiva, nuestros líderes aprovecharán ese énfasis para seguir ganando adeptos, pero eso también desembocará que los líderes y sus discursos se agoten tan rápido como un año o dos.