/ viernes 3 de julio de 2020

Educación y democracia

El conocimiento en nuestro tiempo es más amplio que en cualquier otro momento de la historia. Nunca como hoy hubo tanta cantidad y precisión en las áreas del saber, como humanidad hemos superado a cualquier estadio anterior. Paradójicamente como individuos nunca fuimos tan ignorantes.

Lo que he dicho anteriormente parece contradictorio, pero no lo es. Para poder poner en contexto lo dicho es necesario citar un ejemplo claro: acuda usted, amigo lector, a cualquier lugar, oficina, aula de clases, casa de un particular y encontrará en ella una computadora o un televisor; productos tecnológicos que requieren un amplio conocimiento para su fabricación y continua mejora, sin duda creaciones que conjugan la óptica, electrónica, procesos de producción, conocimientos de electricidad, etc. Así pues, como género humano tenemos conocimientos con los que si quiera nuestros antepasados pudieron soñar, pero pregúntele usted al usuario de dicho artefacto como es que funciona y admire su respuesta.

Ponga en su mente el siguiente ejemplo hipotético y probablemente algo chusco; imagine que usted logra volver al pasado mediante el uso de una máquina del tiempo y al llegar a la etapa del renacimiento o del periodo colonial usted sacara su teléfono celular de su bolsillo, por lo que todos quedarían estupefactos, usted explicara de inmediato para que sirve dicho artilugio, pregunta inmediata y obvia sería ¿Cómo sirve?¿sería usted capaz de contestar dicha pregunta?¿Podría usted enseñarle algo a sus congéneres del pasado? La realidad es que aunque existe mucho conocimiento a nuestro rededor, es poco el que llevamos con nosotros y más bien hemos generado un estado de confusión generalizado.

Volviendo al ejemplo chusco si empezara usted a comparar saberes con sus antepasados se daría cuenta que al menos lo que es útil y práctico para ellos es mucho más claro que para usted. ¿Por qué vivimos en sociedad? ¿Por qué es importante la política? ¿Por qué debemos participar socialmente? Preguntas con respuesta obvia para ellos, pero muy confusa para nosotros y nuestro tiempo.

La realidad es que vivimos en un tiempo donde la información es tanta que se vuelve extraña y difusa antes los entendimientos poco entrenados. Así sucede con nuestra democracia actual. La democracia es el producto de luchas interminables, intelectuales y velicas, pero que hoy no entendemos para que está ahí o el peso que tiene. A pocos interesa participar en política, pero son menos los que participan de manera informada y critica. Acuda de nuevo a la gente y pregunte sobre el desempeño de sus autoridades y sencillamente el grueso de la población lo desconoce.

Somos un país en el que todos sabemos que la democracia que sobrelleva con regalitos y dadivas y eso es contradictorio. Necesitamos empezar a formar en la participación política informada y critica, empezar por enterar a los niños que su participación y su conocimiento son relevantes para mejorar la sociedad, no hay peor enemigo que la participación desde la ignorancia, pues ahí se esconde la manipulación y el error.

No hay democracia donde no hay educación para la política, no hay democracia donde hay ignorancia.


El conocimiento en nuestro tiempo es más amplio que en cualquier otro momento de la historia. Nunca como hoy hubo tanta cantidad y precisión en las áreas del saber, como humanidad hemos superado a cualquier estadio anterior. Paradójicamente como individuos nunca fuimos tan ignorantes.

Lo que he dicho anteriormente parece contradictorio, pero no lo es. Para poder poner en contexto lo dicho es necesario citar un ejemplo claro: acuda usted, amigo lector, a cualquier lugar, oficina, aula de clases, casa de un particular y encontrará en ella una computadora o un televisor; productos tecnológicos que requieren un amplio conocimiento para su fabricación y continua mejora, sin duda creaciones que conjugan la óptica, electrónica, procesos de producción, conocimientos de electricidad, etc. Así pues, como género humano tenemos conocimientos con los que si quiera nuestros antepasados pudieron soñar, pero pregúntele usted al usuario de dicho artefacto como es que funciona y admire su respuesta.

Ponga en su mente el siguiente ejemplo hipotético y probablemente algo chusco; imagine que usted logra volver al pasado mediante el uso de una máquina del tiempo y al llegar a la etapa del renacimiento o del periodo colonial usted sacara su teléfono celular de su bolsillo, por lo que todos quedarían estupefactos, usted explicara de inmediato para que sirve dicho artilugio, pregunta inmediata y obvia sería ¿Cómo sirve?¿sería usted capaz de contestar dicha pregunta?¿Podría usted enseñarle algo a sus congéneres del pasado? La realidad es que aunque existe mucho conocimiento a nuestro rededor, es poco el que llevamos con nosotros y más bien hemos generado un estado de confusión generalizado.

Volviendo al ejemplo chusco si empezara usted a comparar saberes con sus antepasados se daría cuenta que al menos lo que es útil y práctico para ellos es mucho más claro que para usted. ¿Por qué vivimos en sociedad? ¿Por qué es importante la política? ¿Por qué debemos participar socialmente? Preguntas con respuesta obvia para ellos, pero muy confusa para nosotros y nuestro tiempo.

La realidad es que vivimos en un tiempo donde la información es tanta que se vuelve extraña y difusa antes los entendimientos poco entrenados. Así sucede con nuestra democracia actual. La democracia es el producto de luchas interminables, intelectuales y velicas, pero que hoy no entendemos para que está ahí o el peso que tiene. A pocos interesa participar en política, pero son menos los que participan de manera informada y critica. Acuda de nuevo a la gente y pregunte sobre el desempeño de sus autoridades y sencillamente el grueso de la población lo desconoce.

Somos un país en el que todos sabemos que la democracia que sobrelleva con regalitos y dadivas y eso es contradictorio. Necesitamos empezar a formar en la participación política informada y critica, empezar por enterar a los niños que su participación y su conocimiento son relevantes para mejorar la sociedad, no hay peor enemigo que la participación desde la ignorancia, pues ahí se esconde la manipulación y el error.

No hay democracia donde no hay educación para la política, no hay democracia donde hay ignorancia.