/ lunes 30 de agosto de 2021

Acompañado de un café | ¡Hay hijitos e hijitas!

En este aspecto no es crítica, es tristeza, porque por los excesos de estas personitas o bendis, o como quiera llamarlos, se desatan tristezas y situaciones extremas en todos los aspectos, con el supuesto respeto a los derechos de los menores, y demás personas, así como de la mujer a la no violencia, llegando a situaciones infames en todos aspectos, como argumentan las autoridades que velan por estos derechos, ¡NO JUSTIFICA!, llegando a lo que señalo, situaciones tristes, y vergonzosas, pero con actitudes de grandezas, que llegan a ser ridículas.

Estas personitas se dejan ir por los vicios y no opino en esto, por temor, ya que se pueden enojar y matarnos, a cualquiera que entorpezca su negocio, y todavía protegido por las personas de la ley y grillos, que velan por el orden jurídico y la paz social, que no haya problemas, que se mantenga la paz por encima de todo, a costa de todo, claro, por una iguala, los otros nos fregamos.

Pero los vicios llegan a extremos ridículos, y los que los cuidan y mantienen apechugan esas broncas, y lo triste es que, si se muere la madre, abuela o abuelo, pues nadie lo va a cuidar y es cuando la cosa agarra otro color, y nadie que lo mantenga, aunque su derecho es ser libre y que nadie le diga nada, así que a pagarles sus vicios porque se enojan.

Esto se enreda con la genética social, por la razón de que se van a dar más seres humanos con taras o defectos, y ni los corajes o armas largas van a cuidar, aunque el razonamiento, es que mientras que haya viciosos, pues es negocio.

Los hijos con deformaciones y los que se descuidan por practicar vicios, pues Dios los socorra, y no hay problema, de todas maneras, se van a morir algún día, pero que no falte el negocio, y analice, muchos jóvenes con aire de especiales y de intelectualidad, lo practican, claro, que a los viejos no nos apantallan, es más, nos dan lástima, porque por las vísperas se sacan los días, se los va a cargar esa.

Con la pandemia han salido de la oscuridad esas prácticas, que aparentemente son libres y de capacidad, aunque se vean más fregados cada día, de vista y fondo, así como enfermedades lógicas, al grado de muerte en el mejor de los caos y de locura en los peores resultados.

El extremo es que no sabemos qué hacer en caso de ocio, ni de metas de vida, pero perdidos mentalmente lo justificamos, al fin de cuentas es nuestro derecho, aunque tengamos hijos tontos o no les demos manutención, el derecho es primero que a las responsabilidades.

Incluso más delitos de toda índole, para seguir con el vicio, y eso los vamos a pagar los ciudadanos, al cabo somos hornos y callados para no dar problemas y ser parte de la apariencia, de la mentira social en boga.

La decadencia es tal que se ven desastrosos y dejan familia, y viven de una manera cruel, triste, y los hijos, sepa, pero eso si con actitudes y aire de grandeza, de derechos, de vanidades, pero vacías, frías, solitarias.


Maestro en derecho penal


En este aspecto no es crítica, es tristeza, porque por los excesos de estas personitas o bendis, o como quiera llamarlos, se desatan tristezas y situaciones extremas en todos los aspectos, con el supuesto respeto a los derechos de los menores, y demás personas, así como de la mujer a la no violencia, llegando a situaciones infames en todos aspectos, como argumentan las autoridades que velan por estos derechos, ¡NO JUSTIFICA!, llegando a lo que señalo, situaciones tristes, y vergonzosas, pero con actitudes de grandezas, que llegan a ser ridículas.

Estas personitas se dejan ir por los vicios y no opino en esto, por temor, ya que se pueden enojar y matarnos, a cualquiera que entorpezca su negocio, y todavía protegido por las personas de la ley y grillos, que velan por el orden jurídico y la paz social, que no haya problemas, que se mantenga la paz por encima de todo, a costa de todo, claro, por una iguala, los otros nos fregamos.

Pero los vicios llegan a extremos ridículos, y los que los cuidan y mantienen apechugan esas broncas, y lo triste es que, si se muere la madre, abuela o abuelo, pues nadie lo va a cuidar y es cuando la cosa agarra otro color, y nadie que lo mantenga, aunque su derecho es ser libre y que nadie le diga nada, así que a pagarles sus vicios porque se enojan.

Esto se enreda con la genética social, por la razón de que se van a dar más seres humanos con taras o defectos, y ni los corajes o armas largas van a cuidar, aunque el razonamiento, es que mientras que haya viciosos, pues es negocio.

Los hijos con deformaciones y los que se descuidan por practicar vicios, pues Dios los socorra, y no hay problema, de todas maneras, se van a morir algún día, pero que no falte el negocio, y analice, muchos jóvenes con aire de especiales y de intelectualidad, lo practican, claro, que a los viejos no nos apantallan, es más, nos dan lástima, porque por las vísperas se sacan los días, se los va a cargar esa.

Con la pandemia han salido de la oscuridad esas prácticas, que aparentemente son libres y de capacidad, aunque se vean más fregados cada día, de vista y fondo, así como enfermedades lógicas, al grado de muerte en el mejor de los caos y de locura en los peores resultados.

El extremo es que no sabemos qué hacer en caso de ocio, ni de metas de vida, pero perdidos mentalmente lo justificamos, al fin de cuentas es nuestro derecho, aunque tengamos hijos tontos o no les demos manutención, el derecho es primero que a las responsabilidades.

Incluso más delitos de toda índole, para seguir con el vicio, y eso los vamos a pagar los ciudadanos, al cabo somos hornos y callados para no dar problemas y ser parte de la apariencia, de la mentira social en boga.

La decadencia es tal que se ven desastrosos y dejan familia, y viven de una manera cruel, triste, y los hijos, sepa, pero eso si con actitudes y aire de grandeza, de derechos, de vanidades, pero vacías, frías, solitarias.


Maestro en derecho penal