/ viernes 10 de abril de 2020

Lo que la crisis nos dejó

Es probablemente en tiempos difíciles donde el ser humano y la sociedad hacen relucir su lado más glorioso, pero también el más deleznable. Hoy frente a una gran crisis mundial, desencadenada por un enemigo microscópico (COVID-19), los mexicanos hemos visto al desnudo nuestras fortalezas y debilidades. Pretendo, por un ejercicio de análisis poner bajo el juicio crítico algunos aspectos que la pandemia ha dejado evidentes.

a)La pobre inversión al sistema de salud, b) las carencias en la educación básica, c) la brecha tecnológica, d) una economía débil, y por último, e) la caducidad de las ideologías puras. Todos ellos son los temas que abordaré de manera sistemática y poniéndolo como punto de discusión, pues es evidente que es necesario pensar lo que nos ha hecho tambalear en nuestro contexto actual.

Como primer punto abordaré la tan notoria carencia que hemos evidenciado todos en nuestro sistema de salud y la falta de preparación ante situaciones críticas. Aunque este aspecto evidentemente se desprende de un problema político generalizado, hay una gran influencia del gobierno actual en toda la crisis que se vuelve patente.

El ejercicio presupuestal para el 2020 considera una ejecución de 2.6%del PIB del país. En términos generales es patente que es una inversión mínima para un rubro tan importante y aunado a eso hay un rezago histórico que nos ha dejado en un estado de indefensión o apuesta por el azar. La situación de nuestros servicios de salud se traduce en: personal con pobres condiciones laborales e incluso condiciones que los dejan en estado insalubre, poco material para atender situaciones con las que se enfrentan con regularidad, cuanto y más en situaciones anormales como las que confrontamos hoy, desabasto de medicamento, falta tecnología y no se hable de la inexistencia de hospitales y centros de salud en áreas rurales.

A todo esto, es importante replicar la voz del ex secretario de salud Julio Frank Mora, quien en varias entrevistas televisivas denunció que el actual gobierno había ideologízado el tema de salud, y con su eterna cantaleta de los malos y los buenos había ahuyentado talentos que se habían insertado en el sistema de salud, pues se les acusó de corruptos. Con ello se echó abajo los esfuerzos de casi una década de trabajo para armar un sistema con especialistas y un sistema de atención medica que tenía varios elementos, todos ellos sacrificados en la inserción del servicio del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), un programa piloto a muy malas fechas.

Lo que vemos aquí, es que un problema de salud pública se transforma en un problema social y económico cuando no se está preparado para atender algo que es prioritario, luego de la tormenta, será prioridad equipar mejor a nuestro personal de salud y ofrecerles más y mejora capacitación, así como mejores condiciones laborales, no puede ser posible que se dedique más recursos a la comunicación social, que a las acciones mismas.

La salud deberá ser prioridad de hoy en delante.

Es probablemente en tiempos difíciles donde el ser humano y la sociedad hacen relucir su lado más glorioso, pero también el más deleznable. Hoy frente a una gran crisis mundial, desencadenada por un enemigo microscópico (COVID-19), los mexicanos hemos visto al desnudo nuestras fortalezas y debilidades. Pretendo, por un ejercicio de análisis poner bajo el juicio crítico algunos aspectos que la pandemia ha dejado evidentes.

a)La pobre inversión al sistema de salud, b) las carencias en la educación básica, c) la brecha tecnológica, d) una economía débil, y por último, e) la caducidad de las ideologías puras. Todos ellos son los temas que abordaré de manera sistemática y poniéndolo como punto de discusión, pues es evidente que es necesario pensar lo que nos ha hecho tambalear en nuestro contexto actual.

Como primer punto abordaré la tan notoria carencia que hemos evidenciado todos en nuestro sistema de salud y la falta de preparación ante situaciones críticas. Aunque este aspecto evidentemente se desprende de un problema político generalizado, hay una gran influencia del gobierno actual en toda la crisis que se vuelve patente.

El ejercicio presupuestal para el 2020 considera una ejecución de 2.6%del PIB del país. En términos generales es patente que es una inversión mínima para un rubro tan importante y aunado a eso hay un rezago histórico que nos ha dejado en un estado de indefensión o apuesta por el azar. La situación de nuestros servicios de salud se traduce en: personal con pobres condiciones laborales e incluso condiciones que los dejan en estado insalubre, poco material para atender situaciones con las que se enfrentan con regularidad, cuanto y más en situaciones anormales como las que confrontamos hoy, desabasto de medicamento, falta tecnología y no se hable de la inexistencia de hospitales y centros de salud en áreas rurales.

A todo esto, es importante replicar la voz del ex secretario de salud Julio Frank Mora, quien en varias entrevistas televisivas denunció que el actual gobierno había ideologízado el tema de salud, y con su eterna cantaleta de los malos y los buenos había ahuyentado talentos que se habían insertado en el sistema de salud, pues se les acusó de corruptos. Con ello se echó abajo los esfuerzos de casi una década de trabajo para armar un sistema con especialistas y un sistema de atención medica que tenía varios elementos, todos ellos sacrificados en la inserción del servicio del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), un programa piloto a muy malas fechas.

Lo que vemos aquí, es que un problema de salud pública se transforma en un problema social y económico cuando no se está preparado para atender algo que es prioritario, luego de la tormenta, será prioridad equipar mejor a nuestro personal de salud y ofrecerles más y mejora capacitación, así como mejores condiciones laborales, no puede ser posible que se dedique más recursos a la comunicación social, que a las acciones mismas.

La salud deberá ser prioridad de hoy en delante.