/ martes 6 de abril de 2021

Idealismo en una realidad | Quién es Jesús de Nazaret II Parte

Al seguir escribiendo acerca de la biografía de Jesucristo, reconocemos su grande ejemplo de vida.

Posición Social: Aunque Jesús nació en circunstancias de pobreza extrema al interior de un corral ajeno (Lc. 2,7), por el oficio de su padre y el propio que él desempeñó, podemos decir que su familia era media, sencilla y pobre, pero con un trabajo digno y remunerador. También es cierto que Jesús tomó la radical opción de vivir pobre con los pobres (marginados, enfermos y pecadores). Desde ahí anunció y construyó el reino de Dios.

Religión: Nació en el seno de una familia Judía de raza y de religión, que asistía al templo (Lc., 2,44) y cumplía cabalmente las prescripciones religiosas. En los últimos años de su vida Jesús se separó totalmente del judaísmo, inaugurando una nueva forma de entender y de relacionarse con Dios y con los hombres, en la cual haya su origen el Cristianismo.

Muerte: En la última pascua de su vida, cerca del año 33 D.C., cenó con su grupo de seguidores y luego fue traicionado por uno de ellos, Judas. Luego fue arrestado por los soldados del Senedrín, es acusado de blasfemo por hacerse llamar el hijo de Dios (Cf. Mc. 2,1-12) y agitador político y condenado a muerte, para finalmente ser crucificado. Al tercer día sus discípulos hallaron su tumba vacía y proclamaron que Jesús resucitó. Aleluya!!

Es admirable la vida de Jesús, que siendo hijo de Dios se rebajó a la condición humana para vivir sin títulos, linajes y ninguna posición social, para padecer y morir físicamente como cualquier reo olvidado por el mundo de aquel entonces y por sus mismos discípulos.

Por todo esto, la semana Santa que acabamos de celebrar, nos invita como cada año a la reflexión, dejándonos el propósito de valorar la pasión y muerte de Jesús, quién sufrió por nosotros y nuestros pecados que cometimos y seguimos cometiendo; pero sobre todo para encomendarnos a él e implorarle que termine con ésta pandemia presente, que ha causado gran daño a la humanidad y que los pronósticos de una nueva oleada que se avecina no se hagan realidad.

Por nuestra parte debemos seguir conservando las medidas de prevención dictadas por las autoridades sanitarias, para contrarrestar su avance y no perder la esperanza y la certeza de que Dios nunca nos abandona, sin embargo, la lección que ya nos dejó es el aprender a vivir en nueva normalidad, pero con más espiritualidad.

José Félix Bueno

Marzo, 2021.

Al seguir escribiendo acerca de la biografía de Jesucristo, reconocemos su grande ejemplo de vida.

Posición Social: Aunque Jesús nació en circunstancias de pobreza extrema al interior de un corral ajeno (Lc. 2,7), por el oficio de su padre y el propio que él desempeñó, podemos decir que su familia era media, sencilla y pobre, pero con un trabajo digno y remunerador. También es cierto que Jesús tomó la radical opción de vivir pobre con los pobres (marginados, enfermos y pecadores). Desde ahí anunció y construyó el reino de Dios.

Religión: Nació en el seno de una familia Judía de raza y de religión, que asistía al templo (Lc., 2,44) y cumplía cabalmente las prescripciones religiosas. En los últimos años de su vida Jesús se separó totalmente del judaísmo, inaugurando una nueva forma de entender y de relacionarse con Dios y con los hombres, en la cual haya su origen el Cristianismo.

Muerte: En la última pascua de su vida, cerca del año 33 D.C., cenó con su grupo de seguidores y luego fue traicionado por uno de ellos, Judas. Luego fue arrestado por los soldados del Senedrín, es acusado de blasfemo por hacerse llamar el hijo de Dios (Cf. Mc. 2,1-12) y agitador político y condenado a muerte, para finalmente ser crucificado. Al tercer día sus discípulos hallaron su tumba vacía y proclamaron que Jesús resucitó. Aleluya!!

Es admirable la vida de Jesús, que siendo hijo de Dios se rebajó a la condición humana para vivir sin títulos, linajes y ninguna posición social, para padecer y morir físicamente como cualquier reo olvidado por el mundo de aquel entonces y por sus mismos discípulos.

Por todo esto, la semana Santa que acabamos de celebrar, nos invita como cada año a la reflexión, dejándonos el propósito de valorar la pasión y muerte de Jesús, quién sufrió por nosotros y nuestros pecados que cometimos y seguimos cometiendo; pero sobre todo para encomendarnos a él e implorarle que termine con ésta pandemia presente, que ha causado gran daño a la humanidad y que los pronósticos de una nueva oleada que se avecina no se hagan realidad.

Por nuestra parte debemos seguir conservando las medidas de prevención dictadas por las autoridades sanitarias, para contrarrestar su avance y no perder la esperanza y la certeza de que Dios nunca nos abandona, sin embargo, la lección que ya nos dejó es el aprender a vivir en nueva normalidad, pero con más espiritualidad.

José Félix Bueno

Marzo, 2021.