/ sábado 13 de enero de 2024

Entre Voces | Todo por un Tornillo

El año inició con un terremoto en Japón y dos accidentes aéreos que han conmocionado al mundo. Siempre donde hay pérdidas humanas, es algo lamentable y viene la pregunta si las cosas se hubieran hecho distinto, si la casa se hubiera construido mejor, si los aviones hubieran sido mejores, en fin, una lista de hubieras que ahogado el niño se quiere tapar el pozo.

Me quiero centrar en uno de esos tres eventos, la pérdida de una puerta “plug” de un avión en pleno ascenso, y que los llevó a aterrizar de emergencia en el mismo aeropuerto desde donde había despegado. El viernes 5 de enero por la noche, un avión salía de Portland rumbo a California, cerca de Los Ángeles. Ese avión ya había realizado dos vuelos ese día. En estudios periciales posteriores al accidente se supo que había dos sensores que avisaban algo, pero los sistemas secundarios corregía el aviso y nada, pues a seguir volando. Eso siguió hasta que una puerta oculta se desprendió en pleno vuelo, causando el terror entre los pasajeros y gracias a Dios no había personas al lado de esa puerta, que pudieron resultar ilesos todos, pero con el susto de su vida.

He descubierto un canal en Youtube, que se los recomiendo, se llama: “por esto soy ingeniero”. Este joven ingeniero aeroespacial, explica con peras y manzanas, a gente que no sabemos mucho de aviones, sobre lo ocurrido y otros temas interesantes sobre aviación, más alentadores que los accidentes.

Volvamos al accidente. Resulta que una de las investigaciones posteriores, arroja que la puerta desprendida fue porque un “perno” se fue aflojando y eso desencadenó que con el tiempo los otros también y hasta un punto, la presión interna del avión llevara a no poder detener la puerta en su sitió y salir sin más disparada hacia fuera. La fabricante de aviones Boeing, ha estado lanzando comunicados continuos sobre los peritajes, así como esa Aerolínea y todas las que tienen ese modelo específico de avión, indicando que tienen que revisarlos y no les está permitido volar hasta el momento, pues revisándolos detenidamente y sobre todo esas puertas ocultas, resulta que varios estaban con pernos flojos o ya desajustados.

Aquí viene la enseñanza. Las pérdidas millonarias en la Bolsa de Valores de esta empresa, y lo costoso que será resolver este problema de fabricación, nos revela que un solo tornillo mal puesto, puede parar en un accidente fatal. La responsabilidad del que diseña, el que fabrica y el que ensambla, es tan importante para garantizar la seguridad de los tripulantes y pasajeros. Recuerdo en mis primeras clases de filosofía al leer el opúsculo de Santo Tomás de Aquino, donde decía que un pequeño error al inicio (del argumento o reflexión) llevaría a un gran error al final.

Jesucristo usará una frase más general e igual de impactante. “El que es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho”. ¿Qué aprendo de este lamentable accidente? Que las cosas por pequeñas que parezcan deben ser realizadas bien desde el principio. Evitar prisas o hacer las cosas al “ahí se va”. Recuerdo en mis años de adolescente al aprender con mi padre en el taller de soldadura, si haces bien un corte a 45 grados, al soldar las dos piezas que forman un ángulo de 90 no será problema. Corta bien y la soldadura también lo será. Empieza el año bien y cosecharás frutos en diciembre. Un avión casi se cae y todo por un tornillo.

Leonel Larios Medina. | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.

El año inició con un terremoto en Japón y dos accidentes aéreos que han conmocionado al mundo. Siempre donde hay pérdidas humanas, es algo lamentable y viene la pregunta si las cosas se hubieran hecho distinto, si la casa se hubiera construido mejor, si los aviones hubieran sido mejores, en fin, una lista de hubieras que ahogado el niño se quiere tapar el pozo.

Me quiero centrar en uno de esos tres eventos, la pérdida de una puerta “plug” de un avión en pleno ascenso, y que los llevó a aterrizar de emergencia en el mismo aeropuerto desde donde había despegado. El viernes 5 de enero por la noche, un avión salía de Portland rumbo a California, cerca de Los Ángeles. Ese avión ya había realizado dos vuelos ese día. En estudios periciales posteriores al accidente se supo que había dos sensores que avisaban algo, pero los sistemas secundarios corregía el aviso y nada, pues a seguir volando. Eso siguió hasta que una puerta oculta se desprendió en pleno vuelo, causando el terror entre los pasajeros y gracias a Dios no había personas al lado de esa puerta, que pudieron resultar ilesos todos, pero con el susto de su vida.

He descubierto un canal en Youtube, que se los recomiendo, se llama: “por esto soy ingeniero”. Este joven ingeniero aeroespacial, explica con peras y manzanas, a gente que no sabemos mucho de aviones, sobre lo ocurrido y otros temas interesantes sobre aviación, más alentadores que los accidentes.

Volvamos al accidente. Resulta que una de las investigaciones posteriores, arroja que la puerta desprendida fue porque un “perno” se fue aflojando y eso desencadenó que con el tiempo los otros también y hasta un punto, la presión interna del avión llevara a no poder detener la puerta en su sitió y salir sin más disparada hacia fuera. La fabricante de aviones Boeing, ha estado lanzando comunicados continuos sobre los peritajes, así como esa Aerolínea y todas las que tienen ese modelo específico de avión, indicando que tienen que revisarlos y no les está permitido volar hasta el momento, pues revisándolos detenidamente y sobre todo esas puertas ocultas, resulta que varios estaban con pernos flojos o ya desajustados.

Aquí viene la enseñanza. Las pérdidas millonarias en la Bolsa de Valores de esta empresa, y lo costoso que será resolver este problema de fabricación, nos revela que un solo tornillo mal puesto, puede parar en un accidente fatal. La responsabilidad del que diseña, el que fabrica y el que ensambla, es tan importante para garantizar la seguridad de los tripulantes y pasajeros. Recuerdo en mis primeras clases de filosofía al leer el opúsculo de Santo Tomás de Aquino, donde decía que un pequeño error al inicio (del argumento o reflexión) llevaría a un gran error al final.

Jesucristo usará una frase más general e igual de impactante. “El que es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho”. ¿Qué aprendo de este lamentable accidente? Que las cosas por pequeñas que parezcan deben ser realizadas bien desde el principio. Evitar prisas o hacer las cosas al “ahí se va”. Recuerdo en mis años de adolescente al aprender con mi padre en el taller de soldadura, si haces bien un corte a 45 grados, al soldar las dos piezas que forman un ángulo de 90 no será problema. Corta bien y la soldadura también lo será. Empieza el año bien y cosecharás frutos en diciembre. Un avión casi se cae y todo por un tornillo.

Leonel Larios Medina. | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.