/ domingo 12 de mayo de 2019

DIA DEL MAESTRO

Es muy común la mercadotecnia, de regalar por los días de la madre, maestro, estudiante, niño, o cualquier otro, pero hoy volteo hacia el maestro, pero no el profesor común, sino al verdadero maestro que se la rifa en la trinchera del aula, con horas, no plazas varias y sueldos extraordinarios, grillos de categoría y piezas de manejo de política, esto, no es agresión, es una triste realidad, pero me enfoco al verdadero maestro que ha enseñado a sus alumnos en sus aulas, con las limitaciones y necesidades, pero que en realidad motiva al estudiante y este se supera y crece en muchos aspectos en la sociedad, y es un buen ciudadano, que ayuda y comparte, que se siente su calidad, no por apariencia, más por sus efectos y resultados, de los que todos nos acordamos con cariño y respeto, como un maestro, si un maestro, el Lic. Jorge Mazpules Pérez, que lo recordamos muchos con respeto y porqué no, con cariño de ser humano, por la calidad de su persona y tratar de enseñarnos la profesión, con los altibajos y todo, pero con resultados aún hoy en día, que gracias a ello seguimos laborando y tratando de dar frutos.

En lo que a mí respecta, me pone a pensar el hecho, de ser el maestro de alguna persona, y tengo ya 32 años dando clases y aunque sea uno, me recuerda con respeto y cariño, lo que me da miedo fallar y debo ser más humilde y considerar que el alumno es un avioncito de papel, que si lo arma bien, va a llegar lejos, que es el verdadero triunfo de un maestro, mi triunfo, el cual lo comparto con el hecho de saber que tengo fallas enromes y errores, pero ganas de dar algo que le ayude a las personas a ser mejores, y creo hay algunas que pueden decir esto, lo que no es presumir, es analizar con cuidado lo que uno ha hecho en la vida, ya que no son solo errores, también algún acierto, como una obra de arte y tesoro valioso, por ser lo único que me llevaré en la mente, el corazón.

Tal vez alguno pueda presumir de estadísticas en números de alumnos, pero yo, no, la educación de mi abuelo, padre y liberal, me lo han forjado desde los años del 1982 a la fecha, y esto da pauta a una sensación de respeto a la docencia y al verdadero profesor, a la vida, a las personas, por ser parte de un ser humano, de una vida, y espero que algo de lo que haya sido, sea bueno , para alguien, y que de fruto, real, humano.

Muchos se jubilan y vive de recuerdos, pero paulatinamente deja de notarse y las nuevas generaciones los aplastan, lo que es triste pero cierto, y con el paso del tiempo, ni recuerdo, más esto es para mentes cortas, y terreno para corazones grandes, que se lleva en uno, y es todo, pésele a quien le pese, para tal vez, al rendir cuentas, un granito sea parte de la vida, de otra vida, así como se ramifique en beneficios y cosas buenas.

Espero que no lo tome a vanidad, pero si así lo hace, discúlpeme, no es esa la intención, es más algo interno, profundo, serio, una autoevaluación, más que una presunción, parte de mi bagaje en la vida y trofeo para la otra vida.

Es muy común la mercadotecnia, de regalar por los días de la madre, maestro, estudiante, niño, o cualquier otro, pero hoy volteo hacia el maestro, pero no el profesor común, sino al verdadero maestro que se la rifa en la trinchera del aula, con horas, no plazas varias y sueldos extraordinarios, grillos de categoría y piezas de manejo de política, esto, no es agresión, es una triste realidad, pero me enfoco al verdadero maestro que ha enseñado a sus alumnos en sus aulas, con las limitaciones y necesidades, pero que en realidad motiva al estudiante y este se supera y crece en muchos aspectos en la sociedad, y es un buen ciudadano, que ayuda y comparte, que se siente su calidad, no por apariencia, más por sus efectos y resultados, de los que todos nos acordamos con cariño y respeto, como un maestro, si un maestro, el Lic. Jorge Mazpules Pérez, que lo recordamos muchos con respeto y porqué no, con cariño de ser humano, por la calidad de su persona y tratar de enseñarnos la profesión, con los altibajos y todo, pero con resultados aún hoy en día, que gracias a ello seguimos laborando y tratando de dar frutos.

En lo que a mí respecta, me pone a pensar el hecho, de ser el maestro de alguna persona, y tengo ya 32 años dando clases y aunque sea uno, me recuerda con respeto y cariño, lo que me da miedo fallar y debo ser más humilde y considerar que el alumno es un avioncito de papel, que si lo arma bien, va a llegar lejos, que es el verdadero triunfo de un maestro, mi triunfo, el cual lo comparto con el hecho de saber que tengo fallas enromes y errores, pero ganas de dar algo que le ayude a las personas a ser mejores, y creo hay algunas que pueden decir esto, lo que no es presumir, es analizar con cuidado lo que uno ha hecho en la vida, ya que no son solo errores, también algún acierto, como una obra de arte y tesoro valioso, por ser lo único que me llevaré en la mente, el corazón.

Tal vez alguno pueda presumir de estadísticas en números de alumnos, pero yo, no, la educación de mi abuelo, padre y liberal, me lo han forjado desde los años del 1982 a la fecha, y esto da pauta a una sensación de respeto a la docencia y al verdadero profesor, a la vida, a las personas, por ser parte de un ser humano, de una vida, y espero que algo de lo que haya sido, sea bueno , para alguien, y que de fruto, real, humano.

Muchos se jubilan y vive de recuerdos, pero paulatinamente deja de notarse y las nuevas generaciones los aplastan, lo que es triste pero cierto, y con el paso del tiempo, ni recuerdo, más esto es para mentes cortas, y terreno para corazones grandes, que se lleva en uno, y es todo, pésele a quien le pese, para tal vez, al rendir cuentas, un granito sea parte de la vida, de otra vida, así como se ramifique en beneficios y cosas buenas.

Espero que no lo tome a vanidad, pero si así lo hace, discúlpeme, no es esa la intención, es más algo interno, profundo, serio, una autoevaluación, más que una presunción, parte de mi bagaje en la vida y trofeo para la otra vida.