/ martes 11 de enero de 2022

Tiempos & Espacios | Tierra de Ratones

“Qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera a nadie operar en caja, a menos que hubiese pasado un doctorado en economía, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimiento de la historia y de la novela moderna”. Bertrand Russell.

“Es la historia de un lugar llamado Mouseland, era un lugar donde todos los ratoncitos vivían y jugaban, donde nacían y morían. Incluso, tenían un parlamento y cada cuatro años tenían elecciones. Caminaban rumbo a las urnas y votaban. Algunos hasta obtenían alguna ventaja, una ventaja que recibían cada vez.

Y cada día de elecciones todos los ratoncitos acostumbraban a ir a las urnas y elegían un gobierno. Un gobierno formado por enormes y gordos gatos negros. Ahora bien, si piensa que es extraño el elegir gatos siendo ratones, solo hace falta mirar la historia en sus últimos 90 años, entonces, te darás cuenta que ellos -los ratones- no son más estúpidos que nosotros. No estoy diciendo nada en contra de los gatos, ellos eran buenos compañeros, conducían el gobierno dignamente, elaboraban buenas leyes, es decir, leyes buenas para los gatos. Y estas leyes que eran buenas para los gatos, no eran muy favorables para los ratones. Una de las leyes decía, que la entrada a la ratonera debía ser tan grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella. Otra ley decía, que los ratones solo podían moverse a ciertas velocidades, para que el gato consiguiera desayuno sin realizar mucho esfuerzo físico.

Todas estas leyes, eran buenas para los gatos, aunque para los ratones eran bastante duras. Y cuando los ratones lo tuvieron más y más difícil, y se cansaron de aguantar, dijeron de hacer algo al respecto. Entonces, fueron en masa a las urnas, votaron contra los gatos negros y eligieron ¡gatos blancos! Los gatos blancos lanzaron una campaña genial, dijeron: “todo lo que necesita Mouseland, es una visión de futuro”, y terminaron prometiendo: “el problema de Mouseland, son las entradas redondas de las ratoneras, si ustedes nos eligen, las construiremos cuadradas”. Y lo hicieron, ¡las entradas cuadradas eran el doble de las redondas! ahora el gato podía meter las dos patas y la vida para los ratones, se tornó más complicada. Y cuando no pudieron soportarlo más, votaron contra los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para luego regresar a los blancos y de ahí a los negros otra vez. Incluso trataron con gatos mitad negro, mitad blanco y lo llamaron “coalición”.

En su desesperación, intentaron dar el gobierno a gatos con manchas, eran gatos que intentaban sonar como ratones pero comían como gatos. Verán amigos míos, el problema no estaba en el color de los gatos, el problema estaba en que eran ¡gatos! Y como son gatos, naturalmente miraban por sus intereses de gato y no de ratones. Finalmente, llegó desde lejos un ratoncito quién tuvo una idea. Mis amigos, atentos a las palabras del humilde compañero, el ratón les dijo: “miren, compañeros ¿porqué seguimos eligiendo un gobierno hecho por gatos?, ¿porqué no elegimos un gobierno de ratones?”…“OHHH” dijeron… “es un COMUNISTA”, así que lo metieron en la cárcel. Pero quiero recordarles que pueden encerrar a un ratón o a un hombre, pero lo que nunca podrán, será encerrar las ideas.”

Con ésta fábula política terminaba su discurso en 1962, Tommy Douglas, activista político nombrado “El canadiense más importante de todos los tiempos.”


Ramón Lerma Alvídrez | Profesor

“Qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera a nadie operar en caja, a menos que hubiese pasado un doctorado en economía, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimiento de la historia y de la novela moderna”. Bertrand Russell.

“Es la historia de un lugar llamado Mouseland, era un lugar donde todos los ratoncitos vivían y jugaban, donde nacían y morían. Incluso, tenían un parlamento y cada cuatro años tenían elecciones. Caminaban rumbo a las urnas y votaban. Algunos hasta obtenían alguna ventaja, una ventaja que recibían cada vez.

Y cada día de elecciones todos los ratoncitos acostumbraban a ir a las urnas y elegían un gobierno. Un gobierno formado por enormes y gordos gatos negros. Ahora bien, si piensa que es extraño el elegir gatos siendo ratones, solo hace falta mirar la historia en sus últimos 90 años, entonces, te darás cuenta que ellos -los ratones- no son más estúpidos que nosotros. No estoy diciendo nada en contra de los gatos, ellos eran buenos compañeros, conducían el gobierno dignamente, elaboraban buenas leyes, es decir, leyes buenas para los gatos. Y estas leyes que eran buenas para los gatos, no eran muy favorables para los ratones. Una de las leyes decía, que la entrada a la ratonera debía ser tan grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella. Otra ley decía, que los ratones solo podían moverse a ciertas velocidades, para que el gato consiguiera desayuno sin realizar mucho esfuerzo físico.

Todas estas leyes, eran buenas para los gatos, aunque para los ratones eran bastante duras. Y cuando los ratones lo tuvieron más y más difícil, y se cansaron de aguantar, dijeron de hacer algo al respecto. Entonces, fueron en masa a las urnas, votaron contra los gatos negros y eligieron ¡gatos blancos! Los gatos blancos lanzaron una campaña genial, dijeron: “todo lo que necesita Mouseland, es una visión de futuro”, y terminaron prometiendo: “el problema de Mouseland, son las entradas redondas de las ratoneras, si ustedes nos eligen, las construiremos cuadradas”. Y lo hicieron, ¡las entradas cuadradas eran el doble de las redondas! ahora el gato podía meter las dos patas y la vida para los ratones, se tornó más complicada. Y cuando no pudieron soportarlo más, votaron contra los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para luego regresar a los blancos y de ahí a los negros otra vez. Incluso trataron con gatos mitad negro, mitad blanco y lo llamaron “coalición”.

En su desesperación, intentaron dar el gobierno a gatos con manchas, eran gatos que intentaban sonar como ratones pero comían como gatos. Verán amigos míos, el problema no estaba en el color de los gatos, el problema estaba en que eran ¡gatos! Y como son gatos, naturalmente miraban por sus intereses de gato y no de ratones. Finalmente, llegó desde lejos un ratoncito quién tuvo una idea. Mis amigos, atentos a las palabras del humilde compañero, el ratón les dijo: “miren, compañeros ¿porqué seguimos eligiendo un gobierno hecho por gatos?, ¿porqué no elegimos un gobierno de ratones?”…“OHHH” dijeron… “es un COMUNISTA”, así que lo metieron en la cárcel. Pero quiero recordarles que pueden encerrar a un ratón o a un hombre, pero lo que nunca podrán, será encerrar las ideas.”

Con ésta fábula política terminaba su discurso en 1962, Tommy Douglas, activista político nombrado “El canadiense más importante de todos los tiempos.”


Ramón Lerma Alvídrez | Profesor