/ jueves 10 de enero de 2019

Sobre la realidad y sus repercusiones sociales

Tarde o temprano la curiosidad del ser humano le lleva a preguntarse ¿de donde vienen todas las cosas que le rodean? o bien si lo que le rodea tiene un origen o siempre estuvo ahí.

La pregunta por la realidad es una de las preguntas filosóficas por excelencia, incluso podríamos decir que es una de las primeras preguntas filosóficas en lo que a nuestros registros y tradición histórica dan cuenta.

Los griegos se preguntaron por el “arché” de las cosas, el origen o del lugar donde todo viene. Las respuestas a estas interrogantes han sido múltiples, se ha considerado a los elementos o su combinación, al amor, a lo indefinido, a una fuerza superior, la lucha entre opuestos, la luz, una gran explosión y otros tantos como el origen primero y de donde todo viene.

La pregunta por el origen es ineludible a la luz de un cuestionamiento ético. Saber nuestro origen nos ayuda a avizorar nuestro fin. Entender nuestro fin ayuda a orientar nuestra conducta intermedia en esto que llamamos vida.

La respuesta que le demos al origen de la realidad conlleva siempre una implicación ética, pero también un trasfondo social y de conocimiento.

Podemos encuadrar las respuestas sobre la realidad en dos grandes caminos, el camino de la física y el camino de la metafísica.

Desde la perspectiva física, el reto está en encontrar indicios desde la misma materia y sus transformaciones del lugar donde la materia proviene y con antelación lo que la materia es y cómo se compone. La visión científica tiene una estrecha afinidad con esta visión, aunque no podríamos decir que los científicos siempre son fisicalistas o tienden al materialismo si podemos aducir que el enfoque físico trata de encontrar evidencia contundente desde la investigación de la materia sobre el origen del todo.

La segunda perspectiva. La metafísica trata de usar otros mecanismos alejados de la investigación empírica y con correspondencia a la racionalidad pura o a la empatía anímica para responder desde una óptica que trata de trascender a la experiencia material. La religión y el pensamiento filosófico buscan sus respuestas desde esta línea de respuesta humana. Para la religión o algunas líneas de la filosofía la racionalidad o nuestra cualidad emotiva nos permite trascender la información y los indicios que nos provee la materia. En estos términos hay cualidades en el ser humano que le permiten trasladarse más lejos de lo que puede observar o tocar.

No podemos pasar por alto que en esta división de comprensiones de la realidad encontraremos el primer distanciamiento entre los intelectos humanos y su actividad social. En los siguientes escritos detallaré las acepciones más importantes sobre un enfoque y el otro en términos de explicación de la realidad. En futuros ejercicios se definirán entonces la tesis científicas y religiosas más relevantes o al menos una aproximación a ellas en la explicación de la realidad.

Tarde o temprano la curiosidad del ser humano le lleva a preguntarse ¿de donde vienen todas las cosas que le rodean? o bien si lo que le rodea tiene un origen o siempre estuvo ahí.

La pregunta por la realidad es una de las preguntas filosóficas por excelencia, incluso podríamos decir que es una de las primeras preguntas filosóficas en lo que a nuestros registros y tradición histórica dan cuenta.

Los griegos se preguntaron por el “arché” de las cosas, el origen o del lugar donde todo viene. Las respuestas a estas interrogantes han sido múltiples, se ha considerado a los elementos o su combinación, al amor, a lo indefinido, a una fuerza superior, la lucha entre opuestos, la luz, una gran explosión y otros tantos como el origen primero y de donde todo viene.

La pregunta por el origen es ineludible a la luz de un cuestionamiento ético. Saber nuestro origen nos ayuda a avizorar nuestro fin. Entender nuestro fin ayuda a orientar nuestra conducta intermedia en esto que llamamos vida.

La respuesta que le demos al origen de la realidad conlleva siempre una implicación ética, pero también un trasfondo social y de conocimiento.

Podemos encuadrar las respuestas sobre la realidad en dos grandes caminos, el camino de la física y el camino de la metafísica.

Desde la perspectiva física, el reto está en encontrar indicios desde la misma materia y sus transformaciones del lugar donde la materia proviene y con antelación lo que la materia es y cómo se compone. La visión científica tiene una estrecha afinidad con esta visión, aunque no podríamos decir que los científicos siempre son fisicalistas o tienden al materialismo si podemos aducir que el enfoque físico trata de encontrar evidencia contundente desde la investigación de la materia sobre el origen del todo.

La segunda perspectiva. La metafísica trata de usar otros mecanismos alejados de la investigación empírica y con correspondencia a la racionalidad pura o a la empatía anímica para responder desde una óptica que trata de trascender a la experiencia material. La religión y el pensamiento filosófico buscan sus respuestas desde esta línea de respuesta humana. Para la religión o algunas líneas de la filosofía la racionalidad o nuestra cualidad emotiva nos permite trascender la información y los indicios que nos provee la materia. En estos términos hay cualidades en el ser humano que le permiten trasladarse más lejos de lo que puede observar o tocar.

No podemos pasar por alto que en esta división de comprensiones de la realidad encontraremos el primer distanciamiento entre los intelectos humanos y su actividad social. En los siguientes escritos detallaré las acepciones más importantes sobre un enfoque y el otro en términos de explicación de la realidad. En futuros ejercicios se definirán entonces la tesis científicas y religiosas más relevantes o al menos una aproximación a ellas en la explicación de la realidad.