/ jueves 11 de julio de 2019

La familia: formadora de nuestra personalidad

Los valores familiares entre los miembros de una familia, se establecen mediante las relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas; la familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad, las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, del respeto en el seno de la sociedad, es por esto que en la familia se inicia a la vida social.

La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida. (Juan Pablo II)

Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona, es en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás, en el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el otro, cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los que nos rodean somos egoístas; el egoísta no suele ser una persona alegre, la alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en tener cosas, este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos, otro valor que se inicia dentro del seno familiar es la generosidad, entendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría, hacer algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo: dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar, perdonar; se notará una actitud generosa en una persona que se esfuerza por hacer la vida agradable a los demás miembros de la familiar. Otro valor que se aprende con los años, es el respeto hacia los demás miembros, que es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos, respeto hacia las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona; es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados. Un valor importante sería la responsabilidad, la cual supone asumir las consecuencias de los propios actos, no sólo ante uno mismo sino ante los demás, para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligaciones muy claras, el desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del "PROCE" proceso educativo, esto con vistas a la participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en sociedad después, de una manera responsable y autónoma.

Aunque nacemos con unas predisposiciones concretas, nuestro carácter se forma por la repetición de acciones similares; quien se acostumbra a “no dejar para mañana lo que puede hacer hoy” termina por adquirir un carácter diligente.

Los valores familiares entre los miembros de una familia, se establecen mediante las relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas; la familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad, las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, del respeto en el seno de la sociedad, es por esto que en la familia se inicia a la vida social.

La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida. (Juan Pablo II)

Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona, es en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás, en el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el otro, cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los que nos rodean somos egoístas; el egoísta no suele ser una persona alegre, la alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en tener cosas, este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos, otro valor que se inicia dentro del seno familiar es la generosidad, entendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría, hacer algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo: dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar, perdonar; se notará una actitud generosa en una persona que se esfuerza por hacer la vida agradable a los demás miembros de la familiar. Otro valor que se aprende con los años, es el respeto hacia los demás miembros, que es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos, respeto hacia las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona; es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados. Un valor importante sería la responsabilidad, la cual supone asumir las consecuencias de los propios actos, no sólo ante uno mismo sino ante los demás, para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligaciones muy claras, el desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del "PROCE" proceso educativo, esto con vistas a la participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en sociedad después, de una manera responsable y autónoma.

Aunque nacemos con unas predisposiciones concretas, nuestro carácter se forma por la repetición de acciones similares; quien se acostumbra a “no dejar para mañana lo que puede hacer hoy” termina por adquirir un carácter diligente.