/ martes 30 de julio de 2019

El hábito de tomar una siesta para recobrar la calma y enfrentar la frustración

Tomar una siesta de unos 30 minutos durante el día es un hábito que beneficia nuestra salud física y mental. Especialmente cuando las actividades del día nos consumen, los problemas nos agobian y nos sentimos frustrados ya sea por sentir como la vida se nos va como agua entre las manos, no logramos las metas que nos teníamos propuestas, nos tenemos que enfrentar a la muerte. Son muchos los motivos para querer hacer berrinches como un niño, pero podemos con una buena siesta recobrar la calma y comenzar de nuevo.

Después de una dura jornada de trabajo o estudio. Cuando algo nos agobia, podemos buscar unos minutos para recostarnos, cerrar nuestros ojos y dejarnos llevar por un placentero sueño de unos minutos. Tener el hábito de al menos unas tres veces por semana tomar una siesta, nos ayuda a disminuir el estrés, a reducir la tensión arterial, facilita el aprendizaje, aumenta nuestra concentración, estimula la creatividad, mejora nuestro estado de ánimo.

La vida de muchos jóvenes y adultos en estos tiempos transcurre como si estuvieran jugando carreras, las maneras aceleradas, ya sea por la tecnología, los estudios, los trabajos que cada vez exigen más de las personas, hacen que se pierda la calma. Las personas se sienten frustradas porque se sienten atadas a algo que no responde a sus necesidades, o cuando algo sale mal. Una emoción que surge cuando nos dejamos dominar por acontecimientos externos sobre los que no se tiene un control como se quisiera. Aunque tocar fondo y a veces es lo que nos ayuda a ver que hay algo más. Algunos filósofos como Zaratustra dijeron “Cada persona tiene que pasar por algo que lo destruya para descubrir quién es realmente” La frustración y el sufrimiento puede abrirnos las puertas a nuestro autodescubrimiento si sabemos encausarnos.

Pero no podemos quedar en el pozo profundo y oscuro de la frustración, tenemos que recobrar la calma, respirar profundo y tomar una siesta.

En el sueño podemos hacer contacto con nuestra alma y conocer nuestro verdadero yo. La ciencia estudia todavía con grandes misterios las diversas fases de nuestros sueños.

Dormir nos prepara para la muerte que es el fin de nuestra naturaleza. La realidad que cada ser vivo debe enfrentar y es toda nuestra vida una preparación para la muerte, así que debemos tener un mito de la muerte, ir imaginando lo que puede ocurrir después, construir lo que pasará. Y los sueños pueden ser de gran ayuda para entender un poco más ese nuevo estado de nuestro inconsciente y nuestra alma al que debemos preparar.

Es importante interesarnos, si no pasa nada al morir, pues no pasa nada y pero si sí, entonces vale la pena prepararnos e ir construyendo la historia de lo que pasará. Aunque la muerte es algo natural y cada día tenemos contacto con ella, aun así estamos consumidos por un mundo materialista donde evadimos este destino de cada uno. El solo pensar nos llena de frustración y si no recobramos la calma, el terror, la avaricia, el egoísmo pueden consumir las vidas.

La receta para sacar provecho de la frustración y recobrar la calma, la podemos obtener de nosotros mismos, viajando en las profundidades de nuestros sueños. Ya que el sueño está ligado a la experiencia de la muerte, el mundo de los sueños y el mundo del más allá, ambos están conectados.

Tomar una siesta de unos 30 minutos durante el día es un hábito que beneficia nuestra salud física y mental. Especialmente cuando las actividades del día nos consumen, los problemas nos agobian y nos sentimos frustrados ya sea por sentir como la vida se nos va como agua entre las manos, no logramos las metas que nos teníamos propuestas, nos tenemos que enfrentar a la muerte. Son muchos los motivos para querer hacer berrinches como un niño, pero podemos con una buena siesta recobrar la calma y comenzar de nuevo.

Después de una dura jornada de trabajo o estudio. Cuando algo nos agobia, podemos buscar unos minutos para recostarnos, cerrar nuestros ojos y dejarnos llevar por un placentero sueño de unos minutos. Tener el hábito de al menos unas tres veces por semana tomar una siesta, nos ayuda a disminuir el estrés, a reducir la tensión arterial, facilita el aprendizaje, aumenta nuestra concentración, estimula la creatividad, mejora nuestro estado de ánimo.

La vida de muchos jóvenes y adultos en estos tiempos transcurre como si estuvieran jugando carreras, las maneras aceleradas, ya sea por la tecnología, los estudios, los trabajos que cada vez exigen más de las personas, hacen que se pierda la calma. Las personas se sienten frustradas porque se sienten atadas a algo que no responde a sus necesidades, o cuando algo sale mal. Una emoción que surge cuando nos dejamos dominar por acontecimientos externos sobre los que no se tiene un control como se quisiera. Aunque tocar fondo y a veces es lo que nos ayuda a ver que hay algo más. Algunos filósofos como Zaratustra dijeron “Cada persona tiene que pasar por algo que lo destruya para descubrir quién es realmente” La frustración y el sufrimiento puede abrirnos las puertas a nuestro autodescubrimiento si sabemos encausarnos.

Pero no podemos quedar en el pozo profundo y oscuro de la frustración, tenemos que recobrar la calma, respirar profundo y tomar una siesta.

En el sueño podemos hacer contacto con nuestra alma y conocer nuestro verdadero yo. La ciencia estudia todavía con grandes misterios las diversas fases de nuestros sueños.

Dormir nos prepara para la muerte que es el fin de nuestra naturaleza. La realidad que cada ser vivo debe enfrentar y es toda nuestra vida una preparación para la muerte, así que debemos tener un mito de la muerte, ir imaginando lo que puede ocurrir después, construir lo que pasará. Y los sueños pueden ser de gran ayuda para entender un poco más ese nuevo estado de nuestro inconsciente y nuestra alma al que debemos preparar.

Es importante interesarnos, si no pasa nada al morir, pues no pasa nada y pero si sí, entonces vale la pena prepararnos e ir construyendo la historia de lo que pasará. Aunque la muerte es algo natural y cada día tenemos contacto con ella, aun así estamos consumidos por un mundo materialista donde evadimos este destino de cada uno. El solo pensar nos llena de frustración y si no recobramos la calma, el terror, la avaricia, el egoísmo pueden consumir las vidas.

La receta para sacar provecho de la frustración y recobrar la calma, la podemos obtener de nosotros mismos, viajando en las profundidades de nuestros sueños. Ya que el sueño está ligado a la experiencia de la muerte, el mundo de los sueños y el mundo del más allá, ambos están conectados.

ÚLTIMASCOLUMNAS
Cargar Más