/ viernes 10 de mayo de 2024

Curanderos... / La mano de Dios en la medicina

He presenciado el poder de Dios en la curación de un paciente donde me ha hecho sentir su instrumento, así como la materialización de la fe y la oración, por citar un ejemplo, donde al salir de una consulta a domicilio por Covid y ver al paciente grave, estaba seguro que moriría si no tenia oxigeno pronto, en un momento de la pandemia donde no había concentradores de oxígeno disponibles, ni tanques para rellenar, pero incluso si conseguía un tanque vacío, el proveedor local tenía agotado momentáneamente el recurso para rellenarlo, por lo que se tenía que viajar a las ciudades próximas (más de tres horas de ida mas las mismas de regreso) incluso los hospitales habían implementado estrategias para tratar de hacer rendir lo más posible ese recurso.

En medio de ese panorama, me subí a mi vehículo y me puse a llorar, pegándole al volante de la impotencia, maldiciendo a Dios por ser tan cruel y exigiéndole más que suplicándole en oración a Dios: "Señor tiene hijos pequeños que dependen de él, consíguele un tanque", era un paciente pudiente con el recurso para ir por los tanques que se requirieran a donde fuera, pero si duraba un momento más sin oxígeno sabía que se complicaría acercándose a la muerte, los obituarios ya eran testigo del resultado de un retraso en los tratamiento.

Al arrancar el motor en lo que me secaba las lágrimas, sonó mi teléfono, era de otro paciente de Covid que está mejorando, pero mi primer pensamiento fue imaginar que había tenido una recaída, conteste aún con ese dolor que se siente en el pecho y dispuesto a encerrarme como lo hicieron muchos de mis colegas ante la falta de señales por mi Creador con quien estaba enojado; esperaba escuchar la voz de la hermana de mi paciente, pero me sorprendió escucharlo a él, diciéndome: "Doctor, me he sentido mucho mejor, mis hermanos me trajeron tanques de oxígeno llenos desde Torreón (en sus días más graves ocupaba cuatro de los grandes y en ese momento uno le duraba dos días) y llenaron el que me prestó, dígame donde se lo llevan...".

Con la voz entrecortada le dije que le mandaba la ubicación y el contacto de la esposa del paciente que lo requería contestándome que inmediatamente se lo llevarían, se me volvieron a nublar los ojos, le pedí perdón a Dios y le agradecí por permitirme ser su instrumento.

Hoy viven esos dos pacientes, fue muy costosa su recuperación en muchos aspectos monetaria, física y psicológicamente; pero supe porque me había preparado para correr hacia la enfermedad en lugar de huir de ella, fortalecido por el amor de mi esposa quien me consoló cuando tuve miedo por ver más pacientes con la enfermedad que estaba matando a muchos, después de que falleció mi primer paciente de Covid, fue ella quien me sacó de la casa diciéndome ellos te necesitan no los dejes solos, Dios te dio un don que no puedes esconder, tu familia estará bien.

Diosidencias, escuché en una ocasión al referirse a la coincidencia donde se siente la mano de nuestro Señor y por mi profesión he presenciado muchas, hoy se que no me equivoqué al estudiar medicina.

Dr. Odín Isaac Gerónimo / Médico Cirujano Militar

He presenciado el poder de Dios en la curación de un paciente donde me ha hecho sentir su instrumento, así como la materialización de la fe y la oración, por citar un ejemplo, donde al salir de una consulta a domicilio por Covid y ver al paciente grave, estaba seguro que moriría si no tenia oxigeno pronto, en un momento de la pandemia donde no había concentradores de oxígeno disponibles, ni tanques para rellenar, pero incluso si conseguía un tanque vacío, el proveedor local tenía agotado momentáneamente el recurso para rellenarlo, por lo que se tenía que viajar a las ciudades próximas (más de tres horas de ida mas las mismas de regreso) incluso los hospitales habían implementado estrategias para tratar de hacer rendir lo más posible ese recurso.

En medio de ese panorama, me subí a mi vehículo y me puse a llorar, pegándole al volante de la impotencia, maldiciendo a Dios por ser tan cruel y exigiéndole más que suplicándole en oración a Dios: "Señor tiene hijos pequeños que dependen de él, consíguele un tanque", era un paciente pudiente con el recurso para ir por los tanques que se requirieran a donde fuera, pero si duraba un momento más sin oxígeno sabía que se complicaría acercándose a la muerte, los obituarios ya eran testigo del resultado de un retraso en los tratamiento.

Al arrancar el motor en lo que me secaba las lágrimas, sonó mi teléfono, era de otro paciente de Covid que está mejorando, pero mi primer pensamiento fue imaginar que había tenido una recaída, conteste aún con ese dolor que se siente en el pecho y dispuesto a encerrarme como lo hicieron muchos de mis colegas ante la falta de señales por mi Creador con quien estaba enojado; esperaba escuchar la voz de la hermana de mi paciente, pero me sorprendió escucharlo a él, diciéndome: "Doctor, me he sentido mucho mejor, mis hermanos me trajeron tanques de oxígeno llenos desde Torreón (en sus días más graves ocupaba cuatro de los grandes y en ese momento uno le duraba dos días) y llenaron el que me prestó, dígame donde se lo llevan...".

Con la voz entrecortada le dije que le mandaba la ubicación y el contacto de la esposa del paciente que lo requería contestándome que inmediatamente se lo llevarían, se me volvieron a nublar los ojos, le pedí perdón a Dios y le agradecí por permitirme ser su instrumento.

Hoy viven esos dos pacientes, fue muy costosa su recuperación en muchos aspectos monetaria, física y psicológicamente; pero supe porque me había preparado para correr hacia la enfermedad en lugar de huir de ella, fortalecido por el amor de mi esposa quien me consoló cuando tuve miedo por ver más pacientes con la enfermedad que estaba matando a muchos, después de que falleció mi primer paciente de Covid, fue ella quien me sacó de la casa diciéndome ellos te necesitan no los dejes solos, Dios te dio un don que no puedes esconder, tu familia estará bien.

Diosidencias, escuché en una ocasión al referirse a la coincidencia donde se siente la mano de nuestro Señor y por mi profesión he presenciado muchas, hoy se que no me equivoqué al estudiar medicina.

Dr. Odín Isaac Gerónimo / Médico Cirujano Militar