/ viernes 3 de mayo de 2024

Curanderos... / El reloj de arena en nuestra vida...

Vamos pasando los granitos de arena en nuestro reloj biológico como si fueran eternos, sin darle valor a ese recurso finito que es el tiempo, hasta que sentimos su carencia sin saber en que se invirtieron o mejor dicho en que se gastaron, decimos que amamos la vida; sin embargo, también cuando recibimos la noticia de una enfermedad, sentimos que nuestro tiempo está próximo a expirar y lo más común es desperdiciar los últimos granitos de arena en nuestro reloj, en la depresión, lamiendo las heridas, donde incoherentemente al tener miedo de morir nos olvidamos de vivir.

He tenido miles de pacientes, la mayoría han dejado una huella en mi, pero una pequeña de 17 años me enseñó una filosofía de vida que valdría la pena imitar, ella tomaba cada granito de arena en su reloj de vida y lo invertía (es decir lo multiplicaba) al sembrarlo en otras personas, dejando una semillita de amor que abonaba con su sonrisa, no despilfarraba el recurso, ni siquiera cuando recibió la noticia de que tenía una enfermedad, con la cual la mayoría perdía lo más valioso, aquello que no se puede comprar; la vida misma.

Su nombre: Valeria, imagino se sintió deprimida al recibir la noticia, pero al ver triste a su familia, sonrió, no salió a querer viajar a Disneylandia, aventarse del paracaídas, viajar en moto, probar drogas o fugarse en abusos como algunos lo harían, pensando: “al fin de algo me voy a morir”, le tomó un amor a la vida tan increíble, como cuando vemos un postre delicioso, ya sabemos que nos gusta, pero al momento que lo sirvieron nos indican que es la última vez que lo vamos a comer, no le damos tanta importancia a la noticia, platicamos y nos distraemos, dándonos cuenta que nos quedan solamente tres cucharadas, pero nos estan apresurando porque tenemos que partir, ella inteligentemente, de cada porción la dividió en pedazos más pequeñas, pidió la cuenta del restaurante, pero también la receta, con su alegría convenció al gran Chef, que sus padres y hermanos necesitarán ese postre cuando ella los dejara, por lo que ese ser celestial le compartió no solo la receta, sino consejos en su oído que nadie más escuchó.

Ella partió de ese restaurante llamado “mundo terrenal”, pero antes de irse físicamente, repartió papelitos con una receta: 1. da gracias por el día que abres los ojos. 2. vive lo que te toca ese dia. 3. hazle más alegre su día a quienes te rodean sin importar que tan mal te sientas. 4. planea el día de mañana ( aun cuando puede que no estés). 5. al llegar la noche y cerrar los ojos, da gracias a Dios por la oportunidad recibida.

Como consejos, dejó que saboreamos al máximo cada momento, haciendo extraordinario lo ordinario, porque es una bendición sentir, oler, respirar, comer, en fin las actividades diarias; es conveniente prepararse para lo peor pero esperando lo mejor; el Creador tiene marcada la vigencia, pero nos da el libre albedrío de decidir como vivir.

Como dijo Pepe Mujica, no gastamos dinero, en realidad gastamos el tiempo que tomamos en ganar ese dinero, pero le damos más valor al dinero que al tiempo, sin ver que con tiempo podemos obtener dinero pero jamás con dinero compraremos tiempo.

Gracias Valeria Alvarado por la receta y los consejos, me dirijo a ti como alguien presente porque creo en un Dios vivo, no perdiste contra la enfermedad, el cáncer despertó un titán de mil cabezas que va a multiplicarse en millones de guerreros que van a luchar contra él en tu nombre.

Dr. Odín Isaac Gerónimo / Médico Cirujano Militar

Vamos pasando los granitos de arena en nuestro reloj biológico como si fueran eternos, sin darle valor a ese recurso finito que es el tiempo, hasta que sentimos su carencia sin saber en que se invirtieron o mejor dicho en que se gastaron, decimos que amamos la vida; sin embargo, también cuando recibimos la noticia de una enfermedad, sentimos que nuestro tiempo está próximo a expirar y lo más común es desperdiciar los últimos granitos de arena en nuestro reloj, en la depresión, lamiendo las heridas, donde incoherentemente al tener miedo de morir nos olvidamos de vivir.

He tenido miles de pacientes, la mayoría han dejado una huella en mi, pero una pequeña de 17 años me enseñó una filosofía de vida que valdría la pena imitar, ella tomaba cada granito de arena en su reloj de vida y lo invertía (es decir lo multiplicaba) al sembrarlo en otras personas, dejando una semillita de amor que abonaba con su sonrisa, no despilfarraba el recurso, ni siquiera cuando recibió la noticia de que tenía una enfermedad, con la cual la mayoría perdía lo más valioso, aquello que no se puede comprar; la vida misma.

Su nombre: Valeria, imagino se sintió deprimida al recibir la noticia, pero al ver triste a su familia, sonrió, no salió a querer viajar a Disneylandia, aventarse del paracaídas, viajar en moto, probar drogas o fugarse en abusos como algunos lo harían, pensando: “al fin de algo me voy a morir”, le tomó un amor a la vida tan increíble, como cuando vemos un postre delicioso, ya sabemos que nos gusta, pero al momento que lo sirvieron nos indican que es la última vez que lo vamos a comer, no le damos tanta importancia a la noticia, platicamos y nos distraemos, dándonos cuenta que nos quedan solamente tres cucharadas, pero nos estan apresurando porque tenemos que partir, ella inteligentemente, de cada porción la dividió en pedazos más pequeñas, pidió la cuenta del restaurante, pero también la receta, con su alegría convenció al gran Chef, que sus padres y hermanos necesitarán ese postre cuando ella los dejara, por lo que ese ser celestial le compartió no solo la receta, sino consejos en su oído que nadie más escuchó.

Ella partió de ese restaurante llamado “mundo terrenal”, pero antes de irse físicamente, repartió papelitos con una receta: 1. da gracias por el día que abres los ojos. 2. vive lo que te toca ese dia. 3. hazle más alegre su día a quienes te rodean sin importar que tan mal te sientas. 4. planea el día de mañana ( aun cuando puede que no estés). 5. al llegar la noche y cerrar los ojos, da gracias a Dios por la oportunidad recibida.

Como consejos, dejó que saboreamos al máximo cada momento, haciendo extraordinario lo ordinario, porque es una bendición sentir, oler, respirar, comer, en fin las actividades diarias; es conveniente prepararse para lo peor pero esperando lo mejor; el Creador tiene marcada la vigencia, pero nos da el libre albedrío de decidir como vivir.

Como dijo Pepe Mujica, no gastamos dinero, en realidad gastamos el tiempo que tomamos en ganar ese dinero, pero le damos más valor al dinero que al tiempo, sin ver que con tiempo podemos obtener dinero pero jamás con dinero compraremos tiempo.

Gracias Valeria Alvarado por la receta y los consejos, me dirijo a ti como alguien presente porque creo en un Dios vivo, no perdiste contra la enfermedad, el cáncer despertó un titán de mil cabezas que va a multiplicarse en millones de guerreros que van a luchar contra él en tu nombre.

Dr. Odín Isaac Gerónimo / Médico Cirujano Militar