/ domingo 24 de marzo de 2019

¡Animo, Sí Hay Esperanza!

Con mucha tristeza, hemos escuchado en los últimos tiempos de cómo va en aumento el índice de suicidios en la ciudad, en verdad es muy lamentable, y lo menciono con mucho respeto a quienes han pasado por este trago amargo.

Son muchos los comentarios que se dice de posibles causas del suicidio, y seguramente todos ellos tendrán una razón. En lo personal, creo que en cualquiera de los casos, las personas han perdido toda esperanza de solución a tal situación por la que está atravesando y las empujan a tomar tal lamentable “resolución”. Debemos de saber que siempre habrá quien querrá robar la esperanza. Por ejemplo, alguien puede hablar mal para desanimarle. Otro dirá que no se puede, que es demasiado difícil.

Otros podrán hacer cualquier cosa para robar la esperanza. Muy posiblemente aparezca la sombra del temor al fracaso para robar la esperanza. Enfermedades y problemas intentarán robar la esperanza. Ataques físicos verbales y psicológicos intentarán robar la esperanza.

El famoso bullying y la lista, seguramente, es larga. Pero es en esos momentos precisamente, que debo recordar que CRISTO nos trae esperanza y la mantiene viva. Él ha tomado los riesgos más grandes para traer esperanza y levantar cada vida que el desánimo ha golpeado y tirado al suelo.

La esperanza puede ser derramada en nuestros corazones por medio del Espíritu de Dios, para mantenernos de pie en la batalla. Romanos 5:5 dice: “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, cuando Cristo vive en nuestros corazones y nosotros vivimos y caminamos con Él y en Él, todas las promesas y provisiones del cielo se convierten en nuestra herencia. Quizá ahora el panorama no es el mejor en la vida, es posible que las olas del mar embravecido de problemas amenacen la barca con hundirla, pero ¡ÁNIMO¡ no pierda la esperanza, el Salmo 34:19: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”.

Un buen consejo, si se me permite, en tiempos cuando se empieza a perder la esperanza, cante a Dios. Hechos 2:26 dice: “Por lo cual mi corazón se alegró y mi lengua te exaltó, Y aún mi carne descansará en esperanza”. Cuando el apóstol Pablo y Silas fueron tomados presos y puestos en el calabozo de más adentro y asegurados sus pies al cepo, no perdieron la esperanza y comenzaron a cantar himnos a Dios, y fueron libres (Hechos 16:22-26). Es así que aquellos cautivos con un pensamiento de suicidio harán bien de buscar el corazón del Padre Eterno y comenzar a cantarle. Mantener la esperanza, sin duda es bueno.

Pero eso no quiere decir que no tendremos días malos, no quiere decir que todo nos saldrá bien, tampoco quiere decir que no habrá quien nos lastime. Pero si quiere decir que al final del polvo estará Dios para levantarnos y la esperanza seguirá viva. El apóstol Pablo dijo: “…Olvido lo que queda atrás y prosigo a la meta, a la esperanza que fui llamado” (Filipenses 3:13).Estimado lector, no permita que las situaciones o circunstancias de la vida le roben la esperanza. ¡ÁNIMO, SÍ HAY ESPERANZA EN CRISTO! Levante su mirada un poco más arriba de la tierra donde están sus problemas y póngalos en Dios, de quien viene su auxilio y diga: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

No dará mi pie al resbaladero, ni se dormirá el que me guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá. El que guarda a Israel. Jehová es mi guardador; Jehová es mi sombra a mi mano derecha. El sol no me fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová me guardará de todo mal; El guardará mi alma.

Jehová guardará mi salida y mi entrada Desde ahora y para siempre, amen”. (Salmo 121)Muchos, no pocos, hombres y mujeres ha pasado por circunstancias muy difíciles en la vida, pero eso no ha detenido a Dios para levantarlos y darles una nueva oportunidad cuando ellos han mantenido la esperanza.Deseo terminar la reflexión de hoy diciéndole ¡ÁNIMO, TENGA ESPERANZA! Dios nos ha enviado un bendita esperanza para tiempos difíciles, Cristo Jesús, Señor nuestro.

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré”. (Salmo 91:2) Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo. Estamos a sus órdenes. Pastor J. Andrés Pimentel M. Casa de Oración Pacto de Paz

Con mucha tristeza, hemos escuchado en los últimos tiempos de cómo va en aumento el índice de suicidios en la ciudad, en verdad es muy lamentable, y lo menciono con mucho respeto a quienes han pasado por este trago amargo.

Son muchos los comentarios que se dice de posibles causas del suicidio, y seguramente todos ellos tendrán una razón. En lo personal, creo que en cualquiera de los casos, las personas han perdido toda esperanza de solución a tal situación por la que está atravesando y las empujan a tomar tal lamentable “resolución”. Debemos de saber que siempre habrá quien querrá robar la esperanza. Por ejemplo, alguien puede hablar mal para desanimarle. Otro dirá que no se puede, que es demasiado difícil.

Otros podrán hacer cualquier cosa para robar la esperanza. Muy posiblemente aparezca la sombra del temor al fracaso para robar la esperanza. Enfermedades y problemas intentarán robar la esperanza. Ataques físicos verbales y psicológicos intentarán robar la esperanza.

El famoso bullying y la lista, seguramente, es larga. Pero es en esos momentos precisamente, que debo recordar que CRISTO nos trae esperanza y la mantiene viva. Él ha tomado los riesgos más grandes para traer esperanza y levantar cada vida que el desánimo ha golpeado y tirado al suelo.

La esperanza puede ser derramada en nuestros corazones por medio del Espíritu de Dios, para mantenernos de pie en la batalla. Romanos 5:5 dice: “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, cuando Cristo vive en nuestros corazones y nosotros vivimos y caminamos con Él y en Él, todas las promesas y provisiones del cielo se convierten en nuestra herencia. Quizá ahora el panorama no es el mejor en la vida, es posible que las olas del mar embravecido de problemas amenacen la barca con hundirla, pero ¡ÁNIMO¡ no pierda la esperanza, el Salmo 34:19: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”.

Un buen consejo, si se me permite, en tiempos cuando se empieza a perder la esperanza, cante a Dios. Hechos 2:26 dice: “Por lo cual mi corazón se alegró y mi lengua te exaltó, Y aún mi carne descansará en esperanza”. Cuando el apóstol Pablo y Silas fueron tomados presos y puestos en el calabozo de más adentro y asegurados sus pies al cepo, no perdieron la esperanza y comenzaron a cantar himnos a Dios, y fueron libres (Hechos 16:22-26). Es así que aquellos cautivos con un pensamiento de suicidio harán bien de buscar el corazón del Padre Eterno y comenzar a cantarle. Mantener la esperanza, sin duda es bueno.

Pero eso no quiere decir que no tendremos días malos, no quiere decir que todo nos saldrá bien, tampoco quiere decir que no habrá quien nos lastime. Pero si quiere decir que al final del polvo estará Dios para levantarnos y la esperanza seguirá viva. El apóstol Pablo dijo: “…Olvido lo que queda atrás y prosigo a la meta, a la esperanza que fui llamado” (Filipenses 3:13).Estimado lector, no permita que las situaciones o circunstancias de la vida le roben la esperanza. ¡ÁNIMO, SÍ HAY ESPERANZA EN CRISTO! Levante su mirada un poco más arriba de la tierra donde están sus problemas y póngalos en Dios, de quien viene su auxilio y diga: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

No dará mi pie al resbaladero, ni se dormirá el que me guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá. El que guarda a Israel. Jehová es mi guardador; Jehová es mi sombra a mi mano derecha. El sol no me fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová me guardará de todo mal; El guardará mi alma.

Jehová guardará mi salida y mi entrada Desde ahora y para siempre, amen”. (Salmo 121)Muchos, no pocos, hombres y mujeres ha pasado por circunstancias muy difíciles en la vida, pero eso no ha detenido a Dios para levantarlos y darles una nueva oportunidad cuando ellos han mantenido la esperanza.Deseo terminar la reflexión de hoy diciéndole ¡ÁNIMO, TENGA ESPERANZA! Dios nos ha enviado un bendita esperanza para tiempos difíciles, Cristo Jesús, Señor nuestro.

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré”. (Salmo 91:2) Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo. Estamos a sus órdenes. Pastor J. Andrés Pimentel M. Casa de Oración Pacto de Paz