/ martes 22 de septiembre de 2020

Monumentos históricos y su ubicación correcta

Se considera difícil no observar que algunos de nuestros monumentos, estatuas o esculturas no estén ubicados históricamente en el lugar apropiado en lo que representan. Por ejemplo, la estatua del Gral. Francisco Villa, una de las figuras emblemáticas de los parralenses, porque en realidad así lo fue, por la trascendencia de su vida revolucionaria y el amor que le tuvo a Parral, al grado de que uno de sus anhelos más expresivos quedó en su decir: “Parral me gusta hasta para morir”; esta grandiosa estatua debería sustituir por su tamaño a la de la glorieta en la salida a la vecina ciudad de Durango y porque pareciera que la mirada del General en dicha estatua se dirige hacia el estado vecino, lugar de donde provino.

Don Pedro Alvarado, a quien por cierto no se le ha dedicado una estatua, debería estar precisamente frente a su Palacio de Alvarado, por lo significativo de su importante actividad minera y su magnífica obra que nos heredó.

Elisa Griensen, cuya estatua se encuentra en una vialidad con rumbo a los jales, sin embargo considero debería estar junto a sus alumnos afuera de la emblemática Escuela 99, realzando ahí su figura a lado de las diminutas estatuas de los niños escolares, que junto a ella participaron en la histórica expedición punitiva que expulsó de la cuidad a tropas extranjeras enemigas.

La estatua del padre Agustín Pelayo Brambila, que se encuentra en forma diminuta y casi imperceptible, frente a la obra de la que fue su gran arquitecto, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que sobresale por sus dos torres enormes de piedra y cemento y que simbolizan el espíritu de la fe de los parralenses y que actualmente es catedral de la primera Diócesis de Parral.

Otro personaje y uno de los muy importantes, el Alférez Juan Rangel de Biesma, cuya estatua se localiza de frente y mirando hacia el cerro de la Negrita y al propio Templo del Señor San José y que representa al español descubridor de nuestro mineral y posterior fundación de la ciudad, luciría mucho más en un pedestal alto y al centro de la plaza de la identidad.

Jesús García, estatua en la calle que lleva su nombre, es el héroe ferrocarrilero que se inmoló en el estado de Sonora, salvando muchas vidas humanas al conducir una máquina del ferrocarril para evitar una catástrofe mayor; aquí en Parral el gremio ferrocarrilero, ya desaparecido, lo recordaba anualmente .

Jesús Valdez “El Cuadrado”, un héroe casi anónimo que también salvó vidas en la inundación de Parral en 1944; es recordado cuando se conmemora esta tragedia.

El emblemático monumento a la Madre, que se encuentra en la plazuela de San Nicolás y cuyo simbolismo representa a la mujer parralense.

El buscador de ilusiones, cuya estatua ha sido dos veces removida y ubicada de nuevo en la plaza Guillermo Baca, representa una de las principales motivaciones del hombre, es decir, la ilusión del futuro.

Continuará..

Se considera difícil no observar que algunos de nuestros monumentos, estatuas o esculturas no estén ubicados históricamente en el lugar apropiado en lo que representan. Por ejemplo, la estatua del Gral. Francisco Villa, una de las figuras emblemáticas de los parralenses, porque en realidad así lo fue, por la trascendencia de su vida revolucionaria y el amor que le tuvo a Parral, al grado de que uno de sus anhelos más expresivos quedó en su decir: “Parral me gusta hasta para morir”; esta grandiosa estatua debería sustituir por su tamaño a la de la glorieta en la salida a la vecina ciudad de Durango y porque pareciera que la mirada del General en dicha estatua se dirige hacia el estado vecino, lugar de donde provino.

Don Pedro Alvarado, a quien por cierto no se le ha dedicado una estatua, debería estar precisamente frente a su Palacio de Alvarado, por lo significativo de su importante actividad minera y su magnífica obra que nos heredó.

Elisa Griensen, cuya estatua se encuentra en una vialidad con rumbo a los jales, sin embargo considero debería estar junto a sus alumnos afuera de la emblemática Escuela 99, realzando ahí su figura a lado de las diminutas estatuas de los niños escolares, que junto a ella participaron en la histórica expedición punitiva que expulsó de la cuidad a tropas extranjeras enemigas.

La estatua del padre Agustín Pelayo Brambila, que se encuentra en forma diminuta y casi imperceptible, frente a la obra de la que fue su gran arquitecto, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que sobresale por sus dos torres enormes de piedra y cemento y que simbolizan el espíritu de la fe de los parralenses y que actualmente es catedral de la primera Diócesis de Parral.

Otro personaje y uno de los muy importantes, el Alférez Juan Rangel de Biesma, cuya estatua se localiza de frente y mirando hacia el cerro de la Negrita y al propio Templo del Señor San José y que representa al español descubridor de nuestro mineral y posterior fundación de la ciudad, luciría mucho más en un pedestal alto y al centro de la plaza de la identidad.

Jesús García, estatua en la calle que lleva su nombre, es el héroe ferrocarrilero que se inmoló en el estado de Sonora, salvando muchas vidas humanas al conducir una máquina del ferrocarril para evitar una catástrofe mayor; aquí en Parral el gremio ferrocarrilero, ya desaparecido, lo recordaba anualmente .

Jesús Valdez “El Cuadrado”, un héroe casi anónimo que también salvó vidas en la inundación de Parral en 1944; es recordado cuando se conmemora esta tragedia.

El emblemático monumento a la Madre, que se encuentra en la plazuela de San Nicolás y cuyo simbolismo representa a la mujer parralense.

El buscador de ilusiones, cuya estatua ha sido dos veces removida y ubicada de nuevo en la plaza Guillermo Baca, representa una de las principales motivaciones del hombre, es decir, la ilusión del futuro.

Continuará..