/ miércoles 20 de febrero de 2019

El saxofón

Este artículo está dedicado a mi hijo, el profesor Edgar Pérez Sandoval, quien, desde pequeño, incursionó al mundo de la música, primero como ayudante de iluminación del escenario, del conjunto musical norteño, dirigido por su padre, el Sr. Jorge Pérez Flores, denominado “Los Reyes de Balleza”.

Su inclinación hacia la ejecución musical inició con la guitarra, misma que aprendió de manera autodidacta; para cuando ingresó a la educación secundaria, ya ejecutaba el bajo y los primeros intentos con el acordeón. Su primer debut como músico fue en 1999, con el conjunto musical del momento “Banda Morena”, cuando contaba con diecisiete años; es ahí donde tiene su primer encuentro con el saxofón, instrumento que presentó un reto más a su aprendizaje autodidacta, al cual dedicaba horas y horas de estudio, apoyándose en videos y música grabada, convirtiéndose éste en su instrumento mater.

Posteriormente Edgar crea su propio grupo musical: “Conjunto Realeza” y sigue aprendiendo la ejecución de otros instrumentos, así como la dirección del grupo; sin embargo, su corazón se inclinaba hacia la pasión que despertó el saxofón, por lo que empezó su ejecución como solista.

Sus primeras presentaciones como saxofonista fueron a través de eventos escolares, donde deleitaba a la concurrencia con alguna pieza musical instrumental; poco a poco, le fueron invitando a más espacios; en ese trayecto, fue encontrando su voz musical, ejecutando arreglos propios y convirtiendo esta noble labor en su “modus vivendi”.

Su música ha engalanado diversos eventos políticos, culturales y sociales en diferentes partes del estado, llevando su música instrumental hasta Chihuahua capital, Delicias, Jiménez, Valle de Allende, Aldama, Balleza, trascendiendo la belleza de su aportación artística hasta lugares de la sierra tarahumara como: Guachochi y Guadalupe y Calvo; de igual manera, ha servido de marco de acompañamiento a artistas de talla internacional como el pianista Moisés García, en el Palacio de Alvarado.

Sus participaciones han ocupado las primeras planas de periódicos locales, ganando el reconocimiento de autoridades municipales, educativas y culturales.

El saxofón fue inventado por Adolphe Sax en 1840, músico que buscaba fusionar el sonido metálico del clarinete con la armonía acústica de un instrumento de madera, se patentó en 1846 e hizo su primera aparición en la música de bandas de guerra que eran muy populares en aquellos tiempos. Poco a poco fue incursionando en orquestas, jazz, blues, con composiciones especiales que permitían el brillo y esplendor que este sonido sensual produce en quien lo ejecuta y en quien lo escucha, lo que permite una atracción y efecto biunívoco sobre las personas.

Se dice que la música tiene una correspondencia directa con los procesos mentales, ya que las sensaciones y percepciones que produce, contribuyen con la relación de los dos hemisferios cerebrales; aseveración que puedo constatar y corroborar con la reciente experiencia vivida, donde Edgar Pérez fue invitado por el Director de Cultura Municipal, profesor Cayetano Girón, a compartir un espacio musical con el dúo “Añejo”, integrado por la Srita. Ivana Astrid Villalobos Luna y Jesús Omar Ponce Leal; evento denominado “Voces y Sax” en el Teatro de Cámara de la Casa de la Cultura. La ambientación del lugar, sonorización y público amante de la buena música, permitió que floreciera la empatía, los recuerdos asociados a los temas interpretados; el ritmo, melodía, tono timbre y métrica determinada, entró en juego para responder a las necesidades emocionales del público.

Ante el sonido, melodioso, dulzón y melancólico de piezas musicales tales como: “Imagine” de John Lenon, “La vida en rosa”, canción insignia que popularizó la cantante francesa Edith Piaf en 1946; “Bésame mucho”, de la compositora, intérprete y arreglista mexicana, Consuelito Velázquez, canción que describe el amor universal y que al ser interpretada por la sonoridad majestuosa del sax, arrancó aplausos, lágrimas, memorias y añoranzas del público asistente. Vaya pues mi admiración, respeto y amor profundo de madre, para ese músico virtuoso que tiene la capacidad de despertar y comunicar un sinfín de emociones cuando conecta alma, espíritu y sonido.

Este artículo está dedicado a mi hijo, el profesor Edgar Pérez Sandoval, quien, desde pequeño, incursionó al mundo de la música, primero como ayudante de iluminación del escenario, del conjunto musical norteño, dirigido por su padre, el Sr. Jorge Pérez Flores, denominado “Los Reyes de Balleza”.

Su inclinación hacia la ejecución musical inició con la guitarra, misma que aprendió de manera autodidacta; para cuando ingresó a la educación secundaria, ya ejecutaba el bajo y los primeros intentos con el acordeón. Su primer debut como músico fue en 1999, con el conjunto musical del momento “Banda Morena”, cuando contaba con diecisiete años; es ahí donde tiene su primer encuentro con el saxofón, instrumento que presentó un reto más a su aprendizaje autodidacta, al cual dedicaba horas y horas de estudio, apoyándose en videos y música grabada, convirtiéndose éste en su instrumento mater.

Posteriormente Edgar crea su propio grupo musical: “Conjunto Realeza” y sigue aprendiendo la ejecución de otros instrumentos, así como la dirección del grupo; sin embargo, su corazón se inclinaba hacia la pasión que despertó el saxofón, por lo que empezó su ejecución como solista.

Sus primeras presentaciones como saxofonista fueron a través de eventos escolares, donde deleitaba a la concurrencia con alguna pieza musical instrumental; poco a poco, le fueron invitando a más espacios; en ese trayecto, fue encontrando su voz musical, ejecutando arreglos propios y convirtiendo esta noble labor en su “modus vivendi”.

Su música ha engalanado diversos eventos políticos, culturales y sociales en diferentes partes del estado, llevando su música instrumental hasta Chihuahua capital, Delicias, Jiménez, Valle de Allende, Aldama, Balleza, trascendiendo la belleza de su aportación artística hasta lugares de la sierra tarahumara como: Guachochi y Guadalupe y Calvo; de igual manera, ha servido de marco de acompañamiento a artistas de talla internacional como el pianista Moisés García, en el Palacio de Alvarado.

Sus participaciones han ocupado las primeras planas de periódicos locales, ganando el reconocimiento de autoridades municipales, educativas y culturales.

El saxofón fue inventado por Adolphe Sax en 1840, músico que buscaba fusionar el sonido metálico del clarinete con la armonía acústica de un instrumento de madera, se patentó en 1846 e hizo su primera aparición en la música de bandas de guerra que eran muy populares en aquellos tiempos. Poco a poco fue incursionando en orquestas, jazz, blues, con composiciones especiales que permitían el brillo y esplendor que este sonido sensual produce en quien lo ejecuta y en quien lo escucha, lo que permite una atracción y efecto biunívoco sobre las personas.

Se dice que la música tiene una correspondencia directa con los procesos mentales, ya que las sensaciones y percepciones que produce, contribuyen con la relación de los dos hemisferios cerebrales; aseveración que puedo constatar y corroborar con la reciente experiencia vivida, donde Edgar Pérez fue invitado por el Director de Cultura Municipal, profesor Cayetano Girón, a compartir un espacio musical con el dúo “Añejo”, integrado por la Srita. Ivana Astrid Villalobos Luna y Jesús Omar Ponce Leal; evento denominado “Voces y Sax” en el Teatro de Cámara de la Casa de la Cultura. La ambientación del lugar, sonorización y público amante de la buena música, permitió que floreciera la empatía, los recuerdos asociados a los temas interpretados; el ritmo, melodía, tono timbre y métrica determinada, entró en juego para responder a las necesidades emocionales del público.

Ante el sonido, melodioso, dulzón y melancólico de piezas musicales tales como: “Imagine” de John Lenon, “La vida en rosa”, canción insignia que popularizó la cantante francesa Edith Piaf en 1946; “Bésame mucho”, de la compositora, intérprete y arreglista mexicana, Consuelito Velázquez, canción que describe el amor universal y que al ser interpretada por la sonoridad majestuosa del sax, arrancó aplausos, lágrimas, memorias y añoranzas del público asistente. Vaya pues mi admiración, respeto y amor profundo de madre, para ese músico virtuoso que tiene la capacidad de despertar y comunicar un sinfín de emociones cuando conecta alma, espíritu y sonido.

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