Villa Coronado, Hacienda del Río Florido

El tiempo y las abejas han sido sus únicos guardianes, lugar de monumentos históricos y riquezas minerales

Mariano Rubio | El Sol de Parral

  · viernes 22 de octubre de 2021

Foto: Cortesía | Gobierno del Estado

La fecha de 1723 corresponde a la fundación de la Hacienda del Río Florido, por don Domingo de Jugo y doña Manuela Orrantia. Esta región fue una dependencia de Allende desde los tiempos de la dominación española hasta que el decreto de 14 de diciembre de 1860 le otorgó la categoría de municipio.

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La cabecera municipal es Villa Coronado. El decreto antes citado le quitó su nombre primitivo de Río Florido para darle el actual en honor del General José Esteban Coronado, muerto por los conservadores de Manuel Lozada en la ciudad de Tepic, el 2 de noviembre de 1859.

La Hacienda de Río Florido fue titulada en 1723 a don Domingo de Jugo y doña Manuela Orrantia. En la Hacienda de Guadalupe, municipio de Coronado, se dispararon los primeros tiros entre chihuahuenses y franceses el 22 de noviembre de 1864; los primeros a las órdenes del general Manuel Quezada y el coronel Manuel Ojinaga, quienes se reconcentraron a Santa Cruz de Neyra y los segundos mandados por Dupont, quines quedaron dueños del campo.

Tal como lo indican historiadores, enseguida se retiraron a Villa Hidalgo, Durango, después de haber fusilado a mayor Cayetano Sáenz Pardo, capitán Antonio Cortazar, el teniente Mariano Flores y a cuarto soldados. Además, se llevaron prisionero a don Sotero de la Torre, secretario de gobierno de Durango, a dos de sus hijos y a dieciséis soldados. Los republicanos tuvieron treinta muertos y cuarenta y un heridos.

El 23 de enero de 1876 se libró una acción de guerra en las inmediaciones de Villa Coronado. El coronel Suzano Ortiz con una partida de pronunciados procedentes del estado de Durango puso sitio a una sección de la Guardia Nacional comandada por don Ignacio Ojinaga, quien fue auxiliado por el coronel Ángel Peralta con tropas del 12° Regimiento de Caballería los obligó a retirarse.

La historia de Coronado nace en 1723 con la fundación de la Hacienda del Río Florido y es así como la relativa lejanía del valle permitió preservar casi milagrosamente verdaderas joyas históricas, que de no rescatarse pronto se extinguirán en el olvido.

Un panteón tricentenario con restos óseos expuestos sólo resguardados por enjambres de abejas, haciendas con tesoros enterrados, majestuosos templos y arte sacro, forman el menú patrimonial de Villa Coronado.

La Hacienda del Real de Guadalupe Bagües es una de las más antiguas y extensas del estado, por ello albergó un panteón con lápidas fechadas desde 1700, bordeado por altos muros, un lobby como recepción y un amplio jardín, como constatamos en el recorrido.

Desde el centro del cementerio gobierna una estructura piramidal donde introdujeron nichos en orden descendiente según los alcances económicos de los difuntos, explicó el encargado de Promoción y Difusión del Ayuntamiento de Villa Coronado, Óscar Roacho Balderrama.

Una especie de silo abierto pero adornado en sus bordes, permite la entrada de la luz solar para iluminar el centro en donde yacen esparcidos una serie de restos óseos humanos de diferentes partes del cuerpo como los fémures.

Alrededor del monumento piramidal subsisten varias lápidas centenarias con epitafios labrados en piedra natural poco legibles por su deterioro, otros ataúdes también de roca, fracturados por la intemperie que incluso permitió que huesos de al menos dos siglos emergieran a la superficie.

El tiempo y las abejas han sido sus únicos guardianes, vigilando las bastas llanuras hasta colindar con Durango, zona minera y por tanto plagada de riquezas como el oro y la plata.