Bajo los rayos del sol y el agitar de las palmas que recuerdan la vida que Dios da, feligreses católicos se congregaron este día para celebrar el Domingo de Ramos, en donde se conmemora la entrada triunfal del Rey de los Judíos a Jerusalén, con una evocación; “Bendito el que viene en nombre del Señor hosanna en el cielo”.
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Este día los feligreses católicos se apostaron en las afueras del templo de San Juan de Dios, para ser partícipes de la procesión que se llevó a cabo con motivo del Domingo de Ramos, con la cual inicia la Semana Santa.
El obispo de la Diócesis de Parral, con sus vestiduras sagradas en color rojo, bendijo las palmas y posteriormente brindó una introducción litúrgica de lo que enmarca esta celebración, en la cual declaró; “Si se fijan en el pasaje que acabamos de escuchar se usó una palabra tremendamente riesgosa, “Rey”, entrará a Jerusalén por aquella puerta, por la que los protestas anunciaron que entraría el Mesías, el libertador de Israel era un gran compromiso porque muchos entendieron que ese rey vendría con la fuerza; con la destrucción, a imponer un nuevo reino, pero fijémonos en los símbolos, aclamados no con espadas sino con palmas que recuerdan la vida que él nos da, una vida eterna, no como los generales estrategas de la humanidad que han entrado con caballos, con elefantes, con animales fuertes, Cristo es un Rey de paz y ese es el verdadero reino que perdura por siempre”.
Los feligreses en procesión revivieron y se introdujeron en esos momentos en la vida de Jesús para externar desde el fondo del corazón ese deseo de tener un rey como Cristo, que reine en la humanidad, un rey bueno, justo, y verdadero.
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El líder pastoral expresó que la liturgia de este domingo subraya ese contraste, esa tensión producida entre la aclamación de la que participaron los asistentes en la procesión, y de las terribles acusaciones, calumnias y eventual condena a muerte a Cristo.
“En muchas partes en el evangelio, Jesús aparece dejando claro ese aspecto valiosísimo de nuestra salvación, que solamente lo descubren los hombres de corazón, la gente sencilla; y queda oculto a los sabios y entendidos. Y en este sentido, accedemos con la lectura de uno de los relatos de la pasión en este caso del Evangelio de San Lucas, y al acceder a los relatos de la pasión se nos da una idea muy clara y muy suficiente sobre los eventos finales de la vida de Nuestro Señor”. refirió el obispo Mauricio Urrea.
Compartió que en los relatos de la Pasión de Jesús de cada evangelio se accede al núcleo religioso más profundo, más denso de la fe, aquí se dan cita tantas cosas que solamente una consideración detallada puede entresacar.
Urrea Carrillo manifestó; “La Semana Santa es ese abanico que día tras día se despliega entre nosotros el misterio de la Pascua de Jesús, iremos celebrando día tras día todo esto que se nos narró de un solo golpe para que el alma cristiana tenga una impresión de los eventos, tal como los tuvieron los testigos de aquellos tiempos, lo importante es que nosotros nos concentremos en ese aspecto secreto, profundo y misterioso de la vida y de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo”.