La feligresía festeja hoy el segundo domingo de adviento con esta celebración se vive el año litúrgico de la celebración del misterio pascual de Cristo, para la Iglesia Católica es la espera del nacimiento de Jesucristo, salvador del mundo, es tradición prender el día de hoy la segunda vela de cinco que se colocan en una corona, dicha corona hecha de pino conlleva en su alrededor cinco velas, tres de color morado, una rosa y al centro una blanca que representan los domingos en que es esperado su nacimiento.
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El presbítero Leonel Larios Medina, responsable de la Comisión Diocesana de Comunicación Social que el día de hoy se continua esperando la venida del señor, mencionó que el pasado domingo se inició el tiempo del Adviento, que significa estar a, el día de hoy domingo es la espera de Jesús cada año, para que viva en nuestro corazón, donde estamos llamados a tener a Cristo en el corazón, esta es una oportunidad de volver a Cristo si nos hemos olvidado de él.
El Adviento se caracteriza por el color morado, símbolo de espera donde se vive un tiempo de preparación para la fiesta de Navidad, la cual no se termina en un día, sino que se prolonga desde la fiesta de la Natividad del Señor el 25 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor, después de la Epifanía.
Adviento significa “venir, llegar” pues este tiempo da inicio a un nuevo año litúrgico católico, el cual está dividido en dos partes, las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo, mientras que las dos siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad.
Menciono el presbítero que son cuatro semanas lo que nos prepara a la fiesta de la navidad, donde tendremos los domingos 3 de diciembre, 10 de diciembre, 17 de diciembre y el 24 para prepararnos para recibir al niño Dios el 25 de diciembre, menciono el presbítero que es una fiesta gozosa, donde se usa el color morado que nos recuerda también la penitencia, siendo una esperanza gozosa de la venida de Jesús.
Así también indicó el responsable de la comisión diocesana de comunicación que a raíz de esta celebración hay una tradición en muchos países en donde en el tiempo de adviento se organiza una corona de pino en forma circular que significa el tiempo que es cíclico, dicha corona lleva cuatro velas en su alrededor, tres de color morado y una rosa, las cuatro velas significan las cuatro semana de preparación.
El Adviento como tal integra cuatro domingos en los que la Iglesia invita a prepararse y a disponerse para la venida del Señor, un símbolo que recuerda esta preparación es la corona de adviento que con sus cuatro luces va preparando a las personas gradualmente a la luz de la Palabra de Dios para la vivencia de la experiencia cristiana.
La vela de color rosa es la tercera semana y se prende, a esta vela rosa se le llama el domingo del gozo, la alegría de que ya mero llega el señor. Así también se le puede agregar una vela blanca que significa la llegada del señor Jesús, esta es encendida el 25 de diciembre día de la Navidad, es de recordar que la vela blanca se encuentra al centro de la corona, la cual nos representa el nacimiento de nuestro señor Jesucristo, es la última vela en encender ya que ha llegado la luz del mundo.
Mencionó además que esta tradición se invita llevarla en familia, de igual modo estas coronas de adviento se pueden colocar en las puertas de las entradas de las casas, esta corona es hecha tradicionalmente de pino debido a que no perece, no se seca, como Cristo que nunca muere, Él siempre está vivo.
La corona de Adviento es uno de los cinco signos populares navideños al igual que el árbol de pino que simboliza a Cristo, ya que esta especie se mantiene verde, las luces porque Cristo es la luz del mundo, los regalos que nos ha dado Dios padre, el pesebre que nos recuerda cómo fue el nacimiento de Jesús, una tradición de San Francisco de Asís la colocación del nacimiento y las nueve posadas que refieren a las nueve jornadas de María virgen y San José para llegar al pesebre.
