/ lunes 29 de mayo de 2023

Urique, de un flagelo a otro: La tala se agravó con la caída de "El Chueco"

Tras el repliegue de su grupo que tenía el control absoluto de este ilícito, "talamontes" aprovechan para devastar los bosques

La tala clandestina en el estado de Chihuahua se ha convertido en una problemática que afecta, no sólo la flora y la fauna de las regiones rurales, sino que esa actividad ha escalado a un problema social y de inseguridad, pues es un negocio muy lucrativo para los grupos de la delincuencia organizada.

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Municipios como Guadalupe y Calvo, Balleza y Guachochi son los que registran mayor actividad, pero al problema se han sumado otros municipios como Bocoyna, Moris, Madera, Batopilas, Témoris, Temósachic y Urique, éste último con una escalada significativa en ese delito, desde el pasado mes de marzo.

Según los propios habitantes de las comunidades de Bahuichivo, Cerocahui y Urique, todos pertenecientes al municipio de Urique, desde que se dio a conocer el asesinato del líder criminal de la región, José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, encontrado muerto en una brecha en Choix, Sinaloa, la tala clandestina se disparó inmediatamente.

Varios ciudadanos habitantes de esas comunidades serranas, quienes pidieron omitir sus nombres por temor a represalias, denunciaron ante El Heraldo de Chihuahua que tras la muerte de “El Chueco”, grupos de personas comenzaron a devastar los cerros de la región, como lo es el Cerro del Gallego, famoso por sus espectaculares paisajes tupidos de enormes pinos, así como sus impresionantes miradores, justo desde donde hoy en día se pueden ver las zonas taladas ilegalmente y que crean un paisaje devastador en la zona.

El equipo informativo de esta casa editora, acudió a la región de Cerocahui, en donde se pudo constatar que, a plena luz del día, hombres talan indiscriminadamente los cerros, sin portar algún tipo de permiso, incluso en zonas en donde evidentemente no son aptas para la actividad de la tala.

Asimismo, los camiones que cargan el producto de la tala clandestina, se ven en todo momento a la orilla de los caminos, mientras los llamados “talamontes” los llenan de los troncos y rollos de madera sustraída de las zonas protegidas por las autoridades.

Personas de la comunidad de Cerocahui, aseguran que el líder criminal José Noriel Portillo Gil, mantenía una estricta prohibición de la tala clandestina en la zona, incluso su grupo delictivo, era el que controlaba y se encargaba de la tala clandestina, la cual realizaban en lugares específicos, pero se mantenía la prohibición de devastar los cerros, pues él líder criminal, mantenía un fuerte sentido de pertenencia en esas comunidades.

“Este muchacho tenía muchas cosas malas, en el pueblo se hacía lo que él decía, pero que sí le podemos reconocer es que siempre se preocupó por la región, nadie podía talar un árbol porque inmediatamente se enteraba y mandaba poner orden, hacía años que aquí, estos cerros, nadie los tocaba, porque eran órdenes de él (El Chueco)”, aseguró una de las habitantes y comerciantes de Cerocahui.

“Ahí lo llegué a ver en la plaza, nunca lo saludé, porque no me nace saludar a delincuentes, cuando él llegaba al pueblo, yo mejor me metía a la casa, por eso nunca tuve algún tipo de encuentro con ese muchacho, pero sí supe que gracias a él, no había tala como en otros municipios de aquí de la sierra, por eso, en cuanto lo mataron, otros delincuentes han venido para devastar estos cerros como han desbastado otros, así como el Guachochi”, recordó uno de los ejidatarios de esa misma comunidad.

Durante el recorrido del equipo de El Heraldo de Chihuahua, no fue necesario avanzar por muchos kilómetros, tan sólo a la altura del kilómetro 8 del camino que conduce de Cerocahui a Urique, metros después de donde termina la cinta asfáltica y comienza la terracería, inicia también la devastación forestal.

El silencio del bosque se ve interrumpido por sierras a gasolina que se escuchan de fondo entre los kilómetros de pinos; tan sólo al paso por la brecha de terracería, se aprecia a los costados, enormes filas de troncos talados, cortados a la medida y a la espera de que pasen los viejos y destartalados camiones utilizados para ese fin.


A cualquier hora se ven hombres mestizos e indígenas, que son contratados como “talamontes”, mismos que van organizando las hileras de troncos para facilitar el trabajo de los transportadores que se encargan de cargar los camiones, la mayoría sin placas matrícula, los cuales llevan el producto a aserraderos clandestinos.

En las orillas de los caminos, también son dejados los trozos de árboles y pinos que los delincuentes consideran que no les sirven, por ser las puntas sobrantes de los altos pinos, o por estar muy delgados o llenos de ramas que podría llevarles más tiempo limpiar, que cortar otros pinos.

No saben el daño que le están haciendo a nuestro ecosistema, por culpa de esas personas, pronto se van a intensificar los tiempos de sequía, porque sin árboles, no habrá forma de que llueva, y a final de cuentas, eso les afectará también a esos delincuentes y hasta a sus propios hijos; son ignorantes, cada pino que talan, tarda 40 años en volver a crecer de la manera en que los cortan, lo hacen sin medir las consecuencias”, sentenció uno de los habitantes de Cerocahui.

Cabe mencionar que la Profepa y la Semarnat, han detectado en Chihuahua cinco zonas catalogadas como Zonas Críticas Forestales, es decir, lugares de mayor riesgo, mismas que se ubican en los municipios más grandes de la Sierra Tarahumara; Guadalupe y Calvo, Balleza y Guachochi, región que cuenta con miles de hectáreas de recursos forestales.

De igual forma, las autoridades han informado que en esta entidad, la tala clandestina ha terminado con una superficie boscosa de al menos 17 mil hectáreas de recurso natural.

Por su parte, la Fiscalía General del Estado en los últimos meses, ha asegurado a más de 20 personas y por lo menos 70 camiones utilizados con la tala clandestina, asimismo, entre el 2018 y el 2021, se aseguraron 96 mil metros cúbicos de madera clandestina en diferentes comunidades de la sierra, principalmente en San Juanito, en donde existe una gran actividad para extraer los recursos de forma clandestina y donde a diario reportan cientos de camiones de carga con decenas de troncos producto de esa actividad ilegal.

También, lugares como Guachochi y Guadalupe y Calvo, han registrado varios enfrentamientos armados entre los grupos del narcotráfico, los cuales se han ido apoderando del negocio de la tala ilegal, y de esta manera, lo han convertido en un negocio que les deja varios millones de pesos al año.

Esto ha generado que incluso, mismos grupos criminales sostengan pugnas internas, disputándose el control de la tala, las zonas a devastar y los caminos por donde transportan esa materia prima, es decir, ahora los cárteles de la droga, pelean también por los recursos naturales de las regiones serrana del estado de Chihuahua.

Actualmente, las fuerzas de seguridad y de inteligencia tanto del Gobierno del Estado como de la Federación, han detectado a varios líderes criminales que buscan controlar las zonas de tala clandestina, tal es el caso de Melquiades D. M., “El Chapo Calín” o “El 13”, Servando M.O., “El Servandito” o “El 21”, quienes disputan esa actividad en la región de Guachochi.

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Otros líderes criminales que presuntamente buscan el control de esa actividad son, Rodolfo Eduardo L. Z., alias “El Eddy Zafiro”; César Daniel M.A., “El H2”, y sus hermanos “Los H’s”; “El 29", entre otros personajes que integran agrupaciones delictivas que operan en la sierra.

Nota original en El Heraldo de Chihuahua

La tala clandestina en el estado de Chihuahua se ha convertido en una problemática que afecta, no sólo la flora y la fauna de las regiones rurales, sino que esa actividad ha escalado a un problema social y de inseguridad, pues es un negocio muy lucrativo para los grupos de la delincuencia organizada.

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Municipios como Guadalupe y Calvo, Balleza y Guachochi son los que registran mayor actividad, pero al problema se han sumado otros municipios como Bocoyna, Moris, Madera, Batopilas, Témoris, Temósachic y Urique, éste último con una escalada significativa en ese delito, desde el pasado mes de marzo.

Según los propios habitantes de las comunidades de Bahuichivo, Cerocahui y Urique, todos pertenecientes al municipio de Urique, desde que se dio a conocer el asesinato del líder criminal de la región, José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, encontrado muerto en una brecha en Choix, Sinaloa, la tala clandestina se disparó inmediatamente.

Varios ciudadanos habitantes de esas comunidades serranas, quienes pidieron omitir sus nombres por temor a represalias, denunciaron ante El Heraldo de Chihuahua que tras la muerte de “El Chueco”, grupos de personas comenzaron a devastar los cerros de la región, como lo es el Cerro del Gallego, famoso por sus espectaculares paisajes tupidos de enormes pinos, así como sus impresionantes miradores, justo desde donde hoy en día se pueden ver las zonas taladas ilegalmente y que crean un paisaje devastador en la zona.

El equipo informativo de esta casa editora, acudió a la región de Cerocahui, en donde se pudo constatar que, a plena luz del día, hombres talan indiscriminadamente los cerros, sin portar algún tipo de permiso, incluso en zonas en donde evidentemente no son aptas para la actividad de la tala.

Asimismo, los camiones que cargan el producto de la tala clandestina, se ven en todo momento a la orilla de los caminos, mientras los llamados “talamontes” los llenan de los troncos y rollos de madera sustraída de las zonas protegidas por las autoridades.

Personas de la comunidad de Cerocahui, aseguran que el líder criminal José Noriel Portillo Gil, mantenía una estricta prohibición de la tala clandestina en la zona, incluso su grupo delictivo, era el que controlaba y se encargaba de la tala clandestina, la cual realizaban en lugares específicos, pero se mantenía la prohibición de devastar los cerros, pues él líder criminal, mantenía un fuerte sentido de pertenencia en esas comunidades.

“Este muchacho tenía muchas cosas malas, en el pueblo se hacía lo que él decía, pero que sí le podemos reconocer es que siempre se preocupó por la región, nadie podía talar un árbol porque inmediatamente se enteraba y mandaba poner orden, hacía años que aquí, estos cerros, nadie los tocaba, porque eran órdenes de él (El Chueco)”, aseguró una de las habitantes y comerciantes de Cerocahui.

“Ahí lo llegué a ver en la plaza, nunca lo saludé, porque no me nace saludar a delincuentes, cuando él llegaba al pueblo, yo mejor me metía a la casa, por eso nunca tuve algún tipo de encuentro con ese muchacho, pero sí supe que gracias a él, no había tala como en otros municipios de aquí de la sierra, por eso, en cuanto lo mataron, otros delincuentes han venido para devastar estos cerros como han desbastado otros, así como el Guachochi”, recordó uno de los ejidatarios de esa misma comunidad.

Durante el recorrido del equipo de El Heraldo de Chihuahua, no fue necesario avanzar por muchos kilómetros, tan sólo a la altura del kilómetro 8 del camino que conduce de Cerocahui a Urique, metros después de donde termina la cinta asfáltica y comienza la terracería, inicia también la devastación forestal.

El silencio del bosque se ve interrumpido por sierras a gasolina que se escuchan de fondo entre los kilómetros de pinos; tan sólo al paso por la brecha de terracería, se aprecia a los costados, enormes filas de troncos talados, cortados a la medida y a la espera de que pasen los viejos y destartalados camiones utilizados para ese fin.


A cualquier hora se ven hombres mestizos e indígenas, que son contratados como “talamontes”, mismos que van organizando las hileras de troncos para facilitar el trabajo de los transportadores que se encargan de cargar los camiones, la mayoría sin placas matrícula, los cuales llevan el producto a aserraderos clandestinos.

En las orillas de los caminos, también son dejados los trozos de árboles y pinos que los delincuentes consideran que no les sirven, por ser las puntas sobrantes de los altos pinos, o por estar muy delgados o llenos de ramas que podría llevarles más tiempo limpiar, que cortar otros pinos.

No saben el daño que le están haciendo a nuestro ecosistema, por culpa de esas personas, pronto se van a intensificar los tiempos de sequía, porque sin árboles, no habrá forma de que llueva, y a final de cuentas, eso les afectará también a esos delincuentes y hasta a sus propios hijos; son ignorantes, cada pino que talan, tarda 40 años en volver a crecer de la manera en que los cortan, lo hacen sin medir las consecuencias”, sentenció uno de los habitantes de Cerocahui.

Cabe mencionar que la Profepa y la Semarnat, han detectado en Chihuahua cinco zonas catalogadas como Zonas Críticas Forestales, es decir, lugares de mayor riesgo, mismas que se ubican en los municipios más grandes de la Sierra Tarahumara; Guadalupe y Calvo, Balleza y Guachochi, región que cuenta con miles de hectáreas de recursos forestales.

De igual forma, las autoridades han informado que en esta entidad, la tala clandestina ha terminado con una superficie boscosa de al menos 17 mil hectáreas de recurso natural.

Por su parte, la Fiscalía General del Estado en los últimos meses, ha asegurado a más de 20 personas y por lo menos 70 camiones utilizados con la tala clandestina, asimismo, entre el 2018 y el 2021, se aseguraron 96 mil metros cúbicos de madera clandestina en diferentes comunidades de la sierra, principalmente en San Juanito, en donde existe una gran actividad para extraer los recursos de forma clandestina y donde a diario reportan cientos de camiones de carga con decenas de troncos producto de esa actividad ilegal.

También, lugares como Guachochi y Guadalupe y Calvo, han registrado varios enfrentamientos armados entre los grupos del narcotráfico, los cuales se han ido apoderando del negocio de la tala ilegal, y de esta manera, lo han convertido en un negocio que les deja varios millones de pesos al año.

Esto ha generado que incluso, mismos grupos criminales sostengan pugnas internas, disputándose el control de la tala, las zonas a devastar y los caminos por donde transportan esa materia prima, es decir, ahora los cárteles de la droga, pelean también por los recursos naturales de las regiones serrana del estado de Chihuahua.

Actualmente, las fuerzas de seguridad y de inteligencia tanto del Gobierno del Estado como de la Federación, han detectado a varios líderes criminales que buscan controlar las zonas de tala clandestina, tal es el caso de Melquiades D. M., “El Chapo Calín” o “El 13”, Servando M.O., “El Servandito” o “El 21”, quienes disputan esa actividad en la región de Guachochi.

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Otros líderes criminales que presuntamente buscan el control de esa actividad son, Rodolfo Eduardo L. Z., alias “El Eddy Zafiro”; César Daniel M.A., “El H2”, y sus hermanos “Los H’s”; “El 29", entre otros personajes que integran agrupaciones delictivas que operan en la sierra.

Nota original en El Heraldo de Chihuahua

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