/ martes 14 de abril de 2020

Textos en Tiempos de Cólera

Las ideas que han aportado los grandes genios, fueron estando confinados en cuarentena o por las devastadoras grandes guerras; casos de los físicos Newton y Einstein en sus respectivas épocas. - " Los tiempos de espera decantan y purifican el alma". Nos dice en agradable charla, como siempre, el primo Raúl Lerma Alvídrez ( pianista, actor, y cantante, entre otras inumerables virtudes). Orgullosamente parralense, y radicado exitosamente en la Ciudad de México. Via telefònica, tuvimos la fortuna de saludar y abrazar en la distancia igualmente a sus queridos Padres ( mis queridos tíos: Raúl y Nena. Primos hermanos de mis padres). Luego de comentar la situación, ya tan trillada en estos momentos, agregó: - " Pues fijate, primo; el Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez - Gabo- nos visitaba 2 ó 3 veces por semana en el Gabanna (restaurant- piano- bar) donde yo me presentaba. Él, sentado al lado del piano de cola, me solicitaba su canción puertoriqueña favorita: "Preciosa", de Rafa Hernández. Lo acompañaban mis también amigos: Jaqueline Andere, Lucero (mamá), Miguel A. Porrúa - editorial-, Andrés Henestrosa, entre otras grandes personalidades. Al terminar su melodía, alisaba un puro habano, y rezaba: " El hombre que abandona y traiciona sus gustos está muerto ". Luego, nos invitaba a su mesa a degustar una copa de vino. Yo no tomo, prefería aromático café". Y agrega el primazo: - Salúdame a nuestra familia, amigos, y al terruño entero. Luego nos veremos con el favor del Creador. Bye.

En estos tiempos de incertidumbre nuestras charlas convertidas a textos, aligeran la carga de las manecillas al encierro reloj de cuarentena. Les dejamos los mejores deseos, y este fragmento de otra gran obra de Gabo " Amor en Tiempos de Cólera" :

Los primeros días fueron duros.

Me sentí como tú. Pronto comencé a enfrentar esas imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos, comencé a comportarme de manera diferente a los demás. (...)

Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía.

Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco.

Un viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza.

La tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida. (...)

En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivia intensamente y disfrutaba de la espera.

Todo lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso.

Me privé de comidas ricas, botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban privando. (...)

- Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado.

Las ideas que han aportado los grandes genios, fueron estando confinados en cuarentena o por las devastadoras grandes guerras; casos de los físicos Newton y Einstein en sus respectivas épocas. - " Los tiempos de espera decantan y purifican el alma". Nos dice en agradable charla, como siempre, el primo Raúl Lerma Alvídrez ( pianista, actor, y cantante, entre otras inumerables virtudes). Orgullosamente parralense, y radicado exitosamente en la Ciudad de México. Via telefònica, tuvimos la fortuna de saludar y abrazar en la distancia igualmente a sus queridos Padres ( mis queridos tíos: Raúl y Nena. Primos hermanos de mis padres). Luego de comentar la situación, ya tan trillada en estos momentos, agregó: - " Pues fijate, primo; el Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez - Gabo- nos visitaba 2 ó 3 veces por semana en el Gabanna (restaurant- piano- bar) donde yo me presentaba. Él, sentado al lado del piano de cola, me solicitaba su canción puertoriqueña favorita: "Preciosa", de Rafa Hernández. Lo acompañaban mis también amigos: Jaqueline Andere, Lucero (mamá), Miguel A. Porrúa - editorial-, Andrés Henestrosa, entre otras grandes personalidades. Al terminar su melodía, alisaba un puro habano, y rezaba: " El hombre que abandona y traiciona sus gustos está muerto ". Luego, nos invitaba a su mesa a degustar una copa de vino. Yo no tomo, prefería aromático café". Y agrega el primazo: - Salúdame a nuestra familia, amigos, y al terruño entero. Luego nos veremos con el favor del Creador. Bye.

En estos tiempos de incertidumbre nuestras charlas convertidas a textos, aligeran la carga de las manecillas al encierro reloj de cuarentena. Les dejamos los mejores deseos, y este fragmento de otra gran obra de Gabo " Amor en Tiempos de Cólera" :

Los primeros días fueron duros.

Me sentí como tú. Pronto comencé a enfrentar esas imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos, comencé a comportarme de manera diferente a los demás. (...)

Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía.

Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco.

Un viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza.

La tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida. (...)

En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivia intensamente y disfrutaba de la espera.

Todo lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso.

Me privé de comidas ricas, botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban privando. (...)

- Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado.