En algunas ocasiones me duele el alma, como si me sacarán la fuerza del cuerpo, las lágrimas brotan y no puedo parar de llorar, Cavilo entre mis dolores y mis penas, escucho una voz dentro de mí que me dice, que me serene, y aun así no me puedo controlar, pues escucho otras tantas miles de voces, que me agobian y de repente mi corazón se agita y me siento perseguida aun cuando estoy en reposo. Entonces después de esa persecución insensata, mis sentidos me dicen que recupere el aliento, que solo es otro día. Las voces solo se callan, cuando escribo poesía.
Esas voces son mis demonios, mie peores compañías… que perturban mi paz y mi mente
Y me dejan tan intranquila
Aunque puedo hablar con ellos,
Dominarlos se complica
Son rebeldes e irreverentes
Me hablan de mis temores,
De mis profundos miedos
De mi alma y mis dolores
de mis errores y mis omisiones
de mis culpas y mis dudas
de mis juicios y rencores
son como mi conciencia
implacable, dura y seca
me lastiman sus voces
estos demonios míos
me arrastran por esta vida
llevándome entre lagrimas
volviéndome cenizas.
De las cuales resurjo,
Por las cuales vivo…