/ lunes 23 de septiembre de 2019

Chato Nevárez

La leyenda de un bandolero llamado Jesús Nevàrez, se remonta a finales de la época colonial; nacido en Babonoyaba (Mpio. de Satevó. Chih. Méx.); mejor conocido como “El Chato Nevárez”, quién repartía sus robos, como “bandido generoso”, a la gente pobre. Su fuerte, era asaltar las “conductas” cargadas de oro y plata, provenientes de Batopilas ó Cusihuiriachi. Desde lo alto de los cerros que quedan al oriente del hoy pueblito de “EL Charco”, se avista la llanura de la Mesa de Salas, y en cuanto aparecían las caravanas de carretas de carga, con dirección a Chihuahua o Santa Eulalia, caían sobre ellas, para despojarlas de todo lo valioso que acarreaban.

La gavilla del Chato Nevárez, dejaba a sus damas en un escondite, en algún lugar del Cerro de las Mujeres, que por eso se llama así. Éste, se encuentra a escaso un Kilómetro, al oriente de la carretera corta Chihuahua- Parral; por la región, ya mencionada. Tal vez coludidos con autoridades de aquel tiempo, bajaban a pasearse con sus mujeres, a lo que es ahora la ciudad de Chihuahua; ellas: muy bien vestidas y enjoyadas, sin que nadie, les dijera nada.

La versión legendaria, aduce, que en algunos lugares poco accesibles de los cerros de La Silla y El Fraile, ocultaron el tesoro más grande en una cueva. Estos cerros, también se aprecian como los más notables y se divisan al oriente de la carretera, más al Norte de la cabecera de Satevó. Según contaban los” viejos”, Jesús” El Chato” Nevárez; muy joven se metió a una gavilla para asaltar en los caminos, siguiendo tácticas de los apaches. Actuaba con gran frecuencia y con gran eficacia; hasta que en 1794, poco antes de la fiesta del patrono de Babonoyaba, Señor Santiago; una mujer, al darse cuenta que Nevárez vivía con otra, lo denunció en Satevó ante las autoridades. Alguacil y policías de ese tiempo, cercaron el cuarto donde dormía el Chato; y le apuntaban con los arcabuces al pecho. Sonriendo les dijo: -- no tengo escapatoria; solo les pido que me dejen cumplir con un compromiso que tengo con el pueblo de Babonoyaba. Petición que le fue concedida. Tenía fama Nevárez de ser magnífico jinete y “toreador”; el compromiso, consistía en lidiar al toro más bravo que lanzaran al ruedo, en el coleadero, el día de la esperada fiesta.

Se cuenta, que fue una manera de suicidarse, y no de fracaso: saludó sonriente a la gente, y en lugar de usar el capote rojo, lo arrojó a las tribunas, y presentó el pecho a las astas del toro; levantándolo en vilo, brotó sangre por sus heridas de muerte, en medio del alarido, de los que presenciaban en la rústica plaza. Así se despidió “El Chato Nevárez “de su pueblo, una tarde de sol, un 25 de Julio de esa época.

raler_43@hotmail.com

La leyenda de un bandolero llamado Jesús Nevàrez, se remonta a finales de la época colonial; nacido en Babonoyaba (Mpio. de Satevó. Chih. Méx.); mejor conocido como “El Chato Nevárez”, quién repartía sus robos, como “bandido generoso”, a la gente pobre. Su fuerte, era asaltar las “conductas” cargadas de oro y plata, provenientes de Batopilas ó Cusihuiriachi. Desde lo alto de los cerros que quedan al oriente del hoy pueblito de “EL Charco”, se avista la llanura de la Mesa de Salas, y en cuanto aparecían las caravanas de carretas de carga, con dirección a Chihuahua o Santa Eulalia, caían sobre ellas, para despojarlas de todo lo valioso que acarreaban.

La gavilla del Chato Nevárez, dejaba a sus damas en un escondite, en algún lugar del Cerro de las Mujeres, que por eso se llama así. Éste, se encuentra a escaso un Kilómetro, al oriente de la carretera corta Chihuahua- Parral; por la región, ya mencionada. Tal vez coludidos con autoridades de aquel tiempo, bajaban a pasearse con sus mujeres, a lo que es ahora la ciudad de Chihuahua; ellas: muy bien vestidas y enjoyadas, sin que nadie, les dijera nada.

La versión legendaria, aduce, que en algunos lugares poco accesibles de los cerros de La Silla y El Fraile, ocultaron el tesoro más grande en una cueva. Estos cerros, también se aprecian como los más notables y se divisan al oriente de la carretera, más al Norte de la cabecera de Satevó. Según contaban los” viejos”, Jesús” El Chato” Nevárez; muy joven se metió a una gavilla para asaltar en los caminos, siguiendo tácticas de los apaches. Actuaba con gran frecuencia y con gran eficacia; hasta que en 1794, poco antes de la fiesta del patrono de Babonoyaba, Señor Santiago; una mujer, al darse cuenta que Nevárez vivía con otra, lo denunció en Satevó ante las autoridades. Alguacil y policías de ese tiempo, cercaron el cuarto donde dormía el Chato; y le apuntaban con los arcabuces al pecho. Sonriendo les dijo: -- no tengo escapatoria; solo les pido que me dejen cumplir con un compromiso que tengo con el pueblo de Babonoyaba. Petición que le fue concedida. Tenía fama Nevárez de ser magnífico jinete y “toreador”; el compromiso, consistía en lidiar al toro más bravo que lanzaran al ruedo, en el coleadero, el día de la esperada fiesta.

Se cuenta, que fue una manera de suicidarse, y no de fracaso: saludó sonriente a la gente, y en lugar de usar el capote rojo, lo arrojó a las tribunas, y presentó el pecho a las astas del toro; levantándolo en vilo, brotó sangre por sus heridas de muerte, en medio del alarido, de los que presenciaban en la rústica plaza. Así se despidió “El Chato Nevárez “de su pueblo, una tarde de sol, un 25 de Julio de esa época.

raler_43@hotmail.com