/ miércoles 23 de octubre de 2019

Breve paseo histórico por la filosofía

El hombre primitivo estaba demasiado ocupado y preocupado por su supervivencia; era nómada y se dedicaba la caza; en la medida que fue evolucionando su técnica, conocimiento de la agricultura y crianza de animales domésticos, se convierte al sedentarismo; estado que le permite más holgura y tiempo para observar y contemplar las cosas que le rodean; redescubre su capacidad de asombro, el ensimismamiento y la búsqueda interior. Las interrogantes surgen espontáneamente, hurgando por explicaciones que le brinden claridad ante el mundo que le rodea; redireccionando su mirada desde lo particular hasta lo general; de esta forma nace la madre de todas las ciencias: “la filosofía”. Se dice que tuvo su origen en la cuna de la civilización griega, entre los siglos IV y V a.C., su etimología significa: “amor por la sabiduría”; y es precisamente esta sed de conocimiento e indagación del ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cuál?, ¿quién?, que inducen a la observación de las cosas y de los fenómenos cotidianos, dando cimientos a la búsqueda de respuestas que satisfagan el señorío de la verdad, de la naturaleza, el sentido de la existencia, la moral, la ética, la virtud, la justicia, la belleza, la razón de estar en el mundo así como la trascendencia de nuestra vida.

Los eruditos de esta ciencia han separado su evolución en tres etapas: la filosofía griega, la medieval y la moderna. Cada etapa está caracterizada por grandes pensadores cuyas premisas de algunos de ellos siguen vigentes hoy en día. Me permito citar someramente algunas de sus grandes aportaciones para un mejor discernimiento:

Una de las frases célebres de Heráclito de Éfeso (540 a.C. -480 a.C.) en cuanto al don de la autorreflexión que todos poseemos y debemos de poner en práctica:

“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente”.

Pitágoras, (569 a.C-475 a.C.) considerado como el primer matemático puro de la historia, desarrolló el teorema que lleva su nombre; siendo además recordado por muchas de sus frases célebres: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

Platón fue de los primeros pensadores en estudiar el cuerpo como un ente separado del alma. Describe en el año 380 a.C. a principios del libro séptimo “La República”, “La alegoría de la caverna”, explicando metafóricamente la relación en que se encuentra el hombre con respecto al conocimiento, el miedo e incertidumbre de deslumbrarse ante la revelación y de dejar el estado del conocimiento que se posee, ya que brinda una zona de confort.

Después de Cristo, viene la etapa medieval, que fusiona lo ontológico con el pensamiento filosófico, buscando la validación de la religión y la ciencia.

Citando una de las frases de Santo Tomás de Aquino (1225-12274): “Teme al hombre de un solo libro”, haciendo alusión a la terquedad, el no abrir el pensamiento a otras ideas y conocimientos.

Es a René Descartes (1596-1650) a quien se le atribuye las bases de la filosofía moderna. Su frase más reconocida: “cogito ergo sum” (pienso, luego existo).

Con un gran salto en el tiempo y la evolución del pensamiento filosófico, me permito citar a Zygmunt Bauman (1925-2017), gran pensador e intelectual polaco, que habla de temas actuales y candentes, tales como la “memoria líquida” que poseemos actualmente, debido a la rapidez y vorágine de los cambios. En sus escritos denuncia la desigualdad económica creciente, descrédito de la política y sus politiqueros, la revolución digital, la falta de cohesión y sentido colectivo de la humanidad, la ceguera moral que nos aqueja, y un sinfín de temas sociológicos que permiten reflexionar sobre los eventos mundiales y el comportamiento derivado de éstos.

Incursionar en esta temática implica una gran responsabilidad, ya que las aportaciones y discernimiento de las obras y filósofos citados, conlleva análisis, reflexión e interpretación, que pasan por el filtro de la subjetividad de quien lo escribe. Sin embargo, no solamente los eruditos pueden filosofar, todos lo hacemos desde el momento que tenemos la capacidad de pensar, cuestionar y razonar.

El Papa Juan Pablo II afirmó: "Cada hombre es, en cierto modo, filósofo y posee concepciones filosóficas con las cuales orienta su vida".

Termino mi disertación con esta frase compuesta: “La filosofía es como la poesía, nace en la contemplación, y esta palabra significa “templar el alma”; y excusándome ante omisiones o errores cometidos, hago uso de la frase de Sócrates (470-399 a.C) “Yo sólo sé, que no sé nada”.

El hombre primitivo estaba demasiado ocupado y preocupado por su supervivencia; era nómada y se dedicaba la caza; en la medida que fue evolucionando su técnica, conocimiento de la agricultura y crianza de animales domésticos, se convierte al sedentarismo; estado que le permite más holgura y tiempo para observar y contemplar las cosas que le rodean; redescubre su capacidad de asombro, el ensimismamiento y la búsqueda interior. Las interrogantes surgen espontáneamente, hurgando por explicaciones que le brinden claridad ante el mundo que le rodea; redireccionando su mirada desde lo particular hasta lo general; de esta forma nace la madre de todas las ciencias: “la filosofía”. Se dice que tuvo su origen en la cuna de la civilización griega, entre los siglos IV y V a.C., su etimología significa: “amor por la sabiduría”; y es precisamente esta sed de conocimiento e indagación del ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cuál?, ¿quién?, que inducen a la observación de las cosas y de los fenómenos cotidianos, dando cimientos a la búsqueda de respuestas que satisfagan el señorío de la verdad, de la naturaleza, el sentido de la existencia, la moral, la ética, la virtud, la justicia, la belleza, la razón de estar en el mundo así como la trascendencia de nuestra vida.

Los eruditos de esta ciencia han separado su evolución en tres etapas: la filosofía griega, la medieval y la moderna. Cada etapa está caracterizada por grandes pensadores cuyas premisas de algunos de ellos siguen vigentes hoy en día. Me permito citar someramente algunas de sus grandes aportaciones para un mejor discernimiento:

Una de las frases célebres de Heráclito de Éfeso (540 a.C. -480 a.C.) en cuanto al don de la autorreflexión que todos poseemos y debemos de poner en práctica:

“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente”.

Pitágoras, (569 a.C-475 a.C.) considerado como el primer matemático puro de la historia, desarrolló el teorema que lleva su nombre; siendo además recordado por muchas de sus frases célebres: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

Platón fue de los primeros pensadores en estudiar el cuerpo como un ente separado del alma. Describe en el año 380 a.C. a principios del libro séptimo “La República”, “La alegoría de la caverna”, explicando metafóricamente la relación en que se encuentra el hombre con respecto al conocimiento, el miedo e incertidumbre de deslumbrarse ante la revelación y de dejar el estado del conocimiento que se posee, ya que brinda una zona de confort.

Después de Cristo, viene la etapa medieval, que fusiona lo ontológico con el pensamiento filosófico, buscando la validación de la religión y la ciencia.

Citando una de las frases de Santo Tomás de Aquino (1225-12274): “Teme al hombre de un solo libro”, haciendo alusión a la terquedad, el no abrir el pensamiento a otras ideas y conocimientos.

Es a René Descartes (1596-1650) a quien se le atribuye las bases de la filosofía moderna. Su frase más reconocida: “cogito ergo sum” (pienso, luego existo).

Con un gran salto en el tiempo y la evolución del pensamiento filosófico, me permito citar a Zygmunt Bauman (1925-2017), gran pensador e intelectual polaco, que habla de temas actuales y candentes, tales como la “memoria líquida” que poseemos actualmente, debido a la rapidez y vorágine de los cambios. En sus escritos denuncia la desigualdad económica creciente, descrédito de la política y sus politiqueros, la revolución digital, la falta de cohesión y sentido colectivo de la humanidad, la ceguera moral que nos aqueja, y un sinfín de temas sociológicos que permiten reflexionar sobre los eventos mundiales y el comportamiento derivado de éstos.

Incursionar en esta temática implica una gran responsabilidad, ya que las aportaciones y discernimiento de las obras y filósofos citados, conlleva análisis, reflexión e interpretación, que pasan por el filtro de la subjetividad de quien lo escribe. Sin embargo, no solamente los eruditos pueden filosofar, todos lo hacemos desde el momento que tenemos la capacidad de pensar, cuestionar y razonar.

El Papa Juan Pablo II afirmó: "Cada hombre es, en cierto modo, filósofo y posee concepciones filosóficas con las cuales orienta su vida".

Termino mi disertación con esta frase compuesta: “La filosofía es como la poesía, nace en la contemplación, y esta palabra significa “templar el alma”; y excusándome ante omisiones o errores cometidos, hago uso de la frase de Sócrates (470-399 a.C) “Yo sólo sé, que no sé nada”.

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