La sobrecarga de trabajo puede ocasionar serios padecimientos fisiológicos, cognitivos, y psicológicos que incluyen desde ansiedad y pánico hasta la depresión en sus diversas facetas
El trabajo es fundamental para el ser humano, tanto para subsistir como para desarrollarse y crecer a nivel personal, social, profesional y como la pirámide para asegurar su futuro, sin embargo, muchos “viven para trabajar”, en vez de trabajar para vivir; en consecuencia se preocupan por mantener todo al cien, al grado de estresarse si cometen errores, por un ascenso fallido, e incluso por los comentarios del equipo que definitivamente influyen en el desempeño laboral.
Lo anterior se resumen en “estrés patológico”, es decir, la sobrecarga de tareas, una agenda tan intensa que no permite ni siquiera descansar o involucrarse e actividades familiares provocando una serie de signos fisiológicos que van desde una simple tensión muscular, dolores de cabeza, molestias digestivas, hasta el insomnio, taquicardia, agotamiento y contracturas en diversas partes del cuerpo.
En cuanto a lo cognitivo, el trabajador puede presentar problemas de memoria, dificultad para concentrarse y realizar varias tareas a la vez. Emocionalmente, pueden reflejarse ataques de pánico, ansiedad, síntomas depresivos tan graves que se debe recurrir al especialista.
Cabe mencionar que aunque exista un sinnúmero de consecuencias por el estrés laboral, es posible superar o por lo menos controlar la situación manteniendo un equilibrio para tener una mejor calidad de vida en todos los sentidos.